La presentación del rapero Travis Scott en el Festival Astroworld de la ciudad de Houston, en noviembre de 2021, causó decenas de heridos y la muerte de diez personas con edades entre los 14 y 27 años. Según una nota publicada en The New York Times, los seguidores del rapero fueron tirados al suelo y pisoteados por otros fanáticos durante su actuación. Por otra parte, esto no es algo nuevo: Scott es conocido por alentar al descontrol en sus conciertos.

De acuerdo con el alcalde de Houston, Sylvester Turner, para ese concierto se había diseñado un complejo operativo de seguridad, aún mayor que habitual cuando se trata de los juegos de la serie mundial de béisbol. Se estima que ese operativo incluía a más de 500 personas y 20 ambulancias. Sin embargo, el amplio despliegue de recursos no evitó la tragedia.

Las avalanchas humanas no discriminan: se producen en situaciones de guerra, en eventos deportivos, religiosos o de entretenimiento. Entre las avalanchas humanas que aún se recuerdan pueden citarse las que ocurrieron en Francia durante los festejos por el matrimonio del rey Luis XVI y María Antonieta (1770), en los Estados Unidos, cuando se inauguró el puente de Brooklyn (1883), o en Rusia, durante los funerales de Josef Stalin (1953).

Barreras sólidas

En el marco de la Primera Conferencia Internacional sobre Ingeniería para la Seguridad en Multitudes, realizada en marzo de 1993, el Ph.D. Johan J. Fruin presentó un modelo para entender y controlar la seguridad en eventos multitudinarios. El modelo tiene el acrónimo de FIST, por sus siglas en inglés, y propone la gestión de desastres multitudinarios a partir de cuatro elementos: Fuerza, Información, Espacio y Tiempo.

La fuerza que producen las multitudes puede ser imposible de soportar. Diversos estudios demuestran que cuando una persona empuja y se inclina sobre otra, produce un efecto dominó que puede ejercer fuerzas de más de 1000 libras. Es importante entender esto desde el enfoque de la prevención, de manera que sea posible determinar las características estructurales y de diseño de las barandas y otros mecanismos de división en eventos masivos. De igual forma, es fundamental el cuidado en la selección y ubicación de esos elementos.

En materia de seguridad humana, el organismo a consultar es la National Fire Protection Association (NFPA, por sus siglas en inglés). Esta organización estadounidense se ha especializado en diseñar códigos y normas que establecen el diseño, la operación y el mantenimiento de edificios y estructuras, para asegurar la vida de sus ocupantes. En cuanto a la gestión de las multitudes, la NFPA propone establecer un plan sistemático de supervisión para ordenar el movimiento y la reunión de las personas y dejar esta gestión en manos de profesionales. Por ejemplo, se debe contar con un gestor de multitudes capacitado por cada 250 personas reunidas en lugares de concentración pública.

Otro elemento necesario en estos casos es el establecimiento de un centro de gestión de multitudes que permita evaluar, a través de sistemas de circuito cerrado, posibles puntos de inseguridad, el estado de las rutas de ingreso y egreso, la ubicación de cuerpos de atención como la policía, de unidades de atención de emergencias médicas y bomberos, entre otros.

Por otra parte, el personal de seguridad que interviene en eventos masivos debe estar en condiciones de anticipar una posible avalancha de multitudes, de evitarla o controlarla, considerando no solo al público sino también a quienes vigilan desde el centro de gestión de multitudes. En el Reino Unido, se solicita la presencia de supervisores de multitudes que observan los rostros de las personas y sus cambios de expresión a través de videos registrados con cámaras elevadas. Además, se cuenta con protocolos que permiten detener el evento, en caso de identificar situaciones de riesgo.

Asimismo, es importante considerar en qué momento del evento se presenta la situación de emergencia. No se debería actuar de igual manera si la situación de emergencia se produce antes de iniciar el evento, como sucedió en 1979, cuando los asistentes intentaban ingresar a un concierto que ofrecería The Who, o si ocurre durante la actividad, como en el Festival Astroworld. En ese caso, una llamada al control de parte del rapero Travis Scott podría haber cambiado la situación.

Aprendizajes

Mientras el COVID-19 lo permita, los eventos masivos seguirán llevándose a cabo.

El estímulo que produce ver en vivo a nuestro cantante o equipo deportivo favorito puede provocar, ocasionalmente, el descontrol. Es justo que esto no afecte la salud de los espectadores.

La industria de grandes eventos debe incorporar en sus prácticas un enfoque preventivo liderado por expertos, que analicen las causas de los accidentes, evalúen la efectividad de los controles e implemente nuevos sistemas de seguridad. Existen al respecto casos de éxito y valiosos antecedentes. Por ejemplo, en varios países, el Circo del Sol ha implementado estándares de seguridad humana en eventos masivos. Felizmente, ya lo sabemos: es posible controlar el descontrol.

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