El 6 de marzo del 2020 las autoridades confirmaron el primer caso positivo de COVID-19 en Costa Rica. Año y medio después, muchas cosas cambiaron en la vida de los costarricenses y en todo el mundo; para algunos su dormitorio pasó a ser su nueva oficina y para otros su nuevo salón de clases ahora es la cocina. Lo cierto es que, la pandemia nos afectó a todos de distintas maneras, y los estudiantes universitarios no fueron la excepción. En un inicio atacó la incertidumbre del regreso a clases, “¿cuándo retomaré las clases de nuevo?”, “¿volveré a la U este semestre?” Pero lo que no se sabía en ese momento era que todas esas preguntas no tendrían una respuesta tan clara ni tan inmediata como muchos la querrían.

Uno de los principales cambios que trajo consigo dicha pandemia a los estudiantes, fue la adaptación de clases y empleos a la virtualidad, así como los trabajos comunales universitarios (TCU). Debido a la naturaleza de muchos TCU y el contexto de la pandemia, sus actividades fueron suspendidas para cumplir con las medidas sanitarias. Sin embargo, el TCU es un requisito obligatorio para los estudiantes universitarios en su proceso de formación, por lo cual muchos de ellos debieron adecuar sus actividades a la virtualidad.

Mediante plataformas como Zoom, Microsoft Teams, y redes sociales, los estudiantes y profesores a cargo han logrado continuar apoyando a distintos grupos sociales y comunidades. Como ejemplo de ello, está el TCU-562, quienes realizan charlas virtuales a estudiantes de colegio sobre sexualidad, y también crearon una página en Instagram, donde publican infografías sobre enfermedades de transmisión sexual y métodos anticonceptivos.

También, el TCU-505, brinda charlas de una a dos veces por semana a adultos mayores de distintas partes del país, donde se tratan temas referentes a la salud mental y física, que bien pueden aplicar para todas las personas, están enfocadas para dicho grupo etario. Estas charlas tratan temas como “Demencias y Alzheimer”, “Importancia de la vacunación” y “Cáncer de mama y cáncer de próstata”.

Es importante que se continúe con la implementación de los Trabajos Comunales Universitarios, no solo por la formación de los estudiantes, si no también por las comunidades que se ven beneficiadas por ellos. Los adultos mayores que asisten a las charlas del TCU-505 refieren que han tenido síntomas de ansiedad y depresión, como consecuencia de la pandemia del COVID-19. Esto ha afectado tanto su salud física, como mental. Esta última es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.”

Ciertamente, hay mucho que avanzar en lo que a la virtualidad concierne. 18 meses después, la pandemia no ha finalizado, la vacunación va por buen camino, pero eso no significa que haya que desestimar medidas de protección y distanciamiento social, por lo que el regreso a las actividades presenciales a como era antes, no es posible todavía. La virtualidad ha ayudado mucho a estas actividades de distintas maneras, desde ahorrar tiempo en transporte hasta disminuir el contacto entre personas, por lo que elimina el riesgo de contagio de la enfermedad provocada por SARS-CoV-2. Sin embargo, no todos tienen el mismo acceso a la virtualidad ni sustituye las relaciones interpersonales e interacciones que pueden realizarse en actividades presenciales. Dicho esto, lo primordial sería la evaluación de cuáles actividades se adecuan mejor a la virtualidad, y cuáles se benefician más de la presencialidad.

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