Un átomo es la sustancia más básica que existe en nuestro planeta. Conocemos los elementos químicos que existen en la Tierra, la tabla periódica nos muestra 118 ordenados por su número atómico (cantidad de protones), donde la mayoría son producidos por la naturaleza y 26 de ellos fueron sintetizados en laboratorios. Sin embargo, muchos desconocen la importancia de los isótopos.
Los isótopos son dos o más átomos de un elemento con mismo número atómico pero distinto peso atómico (cantidad de neutrones). Esto significa que elementos como el oxígeno tienen tres isótopos estables, 16O, 17O y 18O; mientras elementos como el uranio posee tres isótopos estables formados de manera natural 235U, 238U y 234U. Hay elementos que poseen entre uno y diez isótopos estables de origen natural, mientras que los inestables decaen y/o se transforman en otros elementos más estables a partir de procesos naturales, emitiendo distintos niveles de radiación. Estos isótopos inestables tienen una semivida que va de nanosegundos a millones de años. Es aquí dónde empezamos a ver que un elemento como el uranio, que es fuente de energía para millones de personas en todo el mundo, seguirá afectando el área de Chernóbil en Ucrania por 20,000 años.
Los isótopos más conocidos son el Carbono-14, cuya semivida de alrededor de 5730 años es usado en arqueología para identificar la antigüedad de artefactos. El Arsénico-74 es usado en la medicina para localizar tumores cerebrales, mientras que el Nitrógeno-15 permite rastrear el fertilizante absorbido por las cosechas, optimizando el uso de agua y fertilizantes con mayores beneficios en la producción.
Otros isótopos importantes son los metales traza, cantidades microscópicas de metales pesados presentes en tejido y células. Asimismo, se encuentran en la naturaleza, rocas, ríos, océanos, atmósfera y los alimentos que consumimos. En alta cantidad, pueden ser tóxicos, como el cobre, selenio, hierro y zinc. Existen concentraciones de metales pesados producidos por erosión o procesos naturales, de la corteza a los ríos, y eventualmente al océano. Estas concentraciones son muy pequeñas, sin embargo, por contaminación humana a los ríos las cantidades han crecido mucho en los últimos años. Como parte del ciclo del agua, las moléculas de los metales pesados siguen cayendo en forma de lluvia, afectando nuestros cultivos, fuentes de agua, y aumentando cada vez más su cantidad en los océanos.
Recientemente, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y la Universidad de McGill informaron que los huevos de tortuga en la costa Pacífico de Panamá contienen niveles sumamente altos de metales pesados, como el cadmio. El cadmio es uno de los metales más tóxicos para los seres vivos, cuyas dosis menores puede causar fallo renal, osteoporosis, cáncer e incluso la muerte. En Costa Rica no se han realizado análisis similares, pero hay una alta posibilidad que nuestra fuente de alimentación costera indique resultados similares.
Sin un buen manejo de aguas residuales en todas zonas aledañas a ríos y mantos acuíferos, nos estamos envenenando. El análisis isotópico de metales traza en los ríos es sumamente necesaria para identificar las zonas de mayor impacto humano y el origen de esos metales. Las altas concentraciones de metales pesados se dan principalmente en la desembocadura de los ríos y estuarios, ya que traen toda la contaminación desde su nacimiento hasta su delta. En algunos casos, la mixtura de agua dulce y salada, en conjunto con la salinidad y oxigenación, reduce la concentración de ciertos metales. Sin embargo, no aplica a todos los metales traza o ciertos isótopos en particular.
El hecho de encontrar un nivel alto de cadmio en huevos de tortuga marina deja claro el nivel de contaminación que se extiende en la costa Pacífico. Y no termina allí. Si no cuidamos nuestros recursos hídricos nuestra salud irá empeorando. Asimismo, limitará cada vez más la alimentación que tenemos disponible para nuestro consumo. Un ceviche o un casado con pescado podría considerarse un peligro a la salud pública en un futuro no tan lejano. Y dada la bio-acumulación de estos metales pesados, nuestros niños y niñas tendrán una vida más corta.
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