Como en Costa Rica muchos se autodenominan seguidores de Jesús, podemos valorar las creencias religiosas (pentecostales y otras) en relación con lo que dicen o dejan de decir sobre el personaje Jesús. Veamos.

El pentecostalismo es una de las sectas religiosas más exitosas actualmente, con un crecimiento importante de seguidores. Su propuesta religiosa enfatiza la libertad de estar a solas con Dios o con Jesús. El creyente vive su fe solitariamente porque su Dios es libre y solitario. El yo (lo que ellos dicen que es lo esencial en cada uno de nosotros) del pentescostal está en íntima comunión con su Dios y, en consecuencia, ya no forma parte ni de la Creación ni de la evolución, pues Dios está más allá del tiempo y de la muerte. La caída por el pecado y la redención suceden en el yo del creyente.

Los libros de las Sagradas Escrituras que les interesan a los pentecostales son el de Daniel (AT) y el Apocalipsis (NT), y, desde luego, las cartas de Pablo de Tarso, sobre todo aquellas con carácter moralizante. Esta curiosa selección da como resultado un credo amorfo y ligth: una fe como modo de ser costarricense (según el país, por supuesto) en íntima convivencia con su Dios y que se resume esencialmente en “Dios me ama”, a cada quien de manera diferente y como quiere ser amado.

Ciertamente, lo que importa es que el yo en la secta pentecostal no tiene que ver ni con reflexión teológica ni filosófica, sino con el temperamento de cada yo, en un acto de confrontación directa con Dios, sin intermediarios de ningún tipo (esto es un ataque directo y gnóstico a la eclesiología católica, pues posiciona al pentecostal dándole identidad). Se trata de un intimismo espiritualista (mi yo como medida de todo) lleno de emociones, el cual desencadena sentirse en comunicación directa con Dios. Esta es una forma elegante de autoidolatría y de postcristianismo gnóstico que genera caprichos políticos muy idiosincrásicos, por ejemplo, la defensa puritana provida para negar el derecho al aborto: el feto es inocente, pero el recién nacido —que puede morirse en cualquier momento sin que nadie se inmute— está ya caído por el pecado y privado de libertad. Feto y bandera van de la mano; hacen y harán política con esto. Y es que el Cristo de los pentecostales ticos es más tico que Cristo de la fe.

Para quienes deseen ejemplificar el liderazgo religioso que se desprende de lo anterior, basta recordar al ardiente predicador pentecostal Jimmy Swaggart (1935-) en la década del 80 (Club 700), el cual afirmaba incesantemente que el creyente pentecostal iba con Jesús de nuevo caminando y viviendo con los discípulos cuarenta días y cuarenta noches en esta purga temporal (satánica) y hasta el infinito. El televangelismo de Swaggart lo convirtió en un showman, y fue el arquetipo de predicador pentecostal, aparentemente poseído, convencido de su relación directa con el Espíritu Santo. En sus actuaciones en público, frenéticas y obsesivas, clamaba contra el aborto, el ateísmo, la evolución, la eutanasia, las leyes de igualdad de sexos, la homosexualidad, etc. (No hay duda de que algún líder tico por ahí trata de imitarlo.) Swaggart se reunió en Chile con el dictador Augusto Pinochet, a quien felicitó por el golpe de Estado, lo cual muestra la afinidad políticamente conservadora (extrema derecha) de Swaggart. En septiembre de 2004, ofreció disculpas públicamente por decir que mataría a gais. Detrás de las creencias pentecostales, está el mito nacional de que ellos son el Nuevo Pueblo Elegido para una futura felicidad en el Paraíso, una mezcla de egoísmo emancipado y de soledad interior que llaman libertad verdadera.

Dios Padre ha sido abandonado por la Religión Tica que ellos profesan. Y Jesús tiene un rival cada vez más pujante en el Espíritu Santo con exorcismos de legiones de ángeles caídos en las asambleas y monólogos en lenguas ininteligibles, entre otros. El Espíritu Santo de los pentecostales dejó desempleado y olvidado al Jesús histórico y también al Cristo de la fe.

Por su carácter apocalíptico, el pentecostalismo tico gusta también de las cruzadas de fe (patriotismo guerrero) contra los representantes de Satanás, cuyas sutiles consecuencias se muestran en creer que Costa Rica forma parte de un Nuevo Orden Mundial (¡!) para llegar a la tierra prometida, pero solamente si se da un nuevo orden político por medio de sus líderes religiosos en el escenario político tico (léase PRN y PNR, y a veces se les suma el agonizante PUSC), y, desde luego, aspirando a la presidencia de la República y a las diputaciones con el fin de suprimir la ley humana (Estado de derecho y derechos humanos=reino de Satanás) e imponer la ley divina (sus leyes) en el fervoroso contexto del patriotismo guerrero contra el poder diabólico de Satanás, a saber, de todos los no-pentecostales.

Como se puede observar, las creencias religiosas pentecostales no forman parte del cristianismo histórico, puesto que sus verdades de fe son amorfas, tales como creer en un Jesús disminuido (de menor rango) por el Espíritu Santo, la libertad de la mera conciencia (intimismo espiritualista), fe en la percepción de su experiencia y medida por ellos mismos (rechazo a buscar la justicia social y económica debido a la teología de la prosperidad que defienden), una sensación de poder que los hace estar por encima de las demás personas no-pentecostales, la presencia de un Dios interior (esto es muy gnóstico, lo mismo que creer en la inocencia de la carne y la sangre ya redimidas). Este restauracionismo cree ingenuamente que todos los seres humanos volverán pronto a un estado de felicidad completa en la vida futura, aunque no dan ninguna evidencia de cómo ni dónde ni qué es ese estado.

Eso sí, los pentecostales ticos tienen muy claro qué buscan: hacerse del poder político para someter a los no-pentecostales a la letra, la suya (con la débil pero peligrosa idea de una teocracia en contra de la democracia).

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.