Los grandes escándalos de corrupción en contratos gubernamentales son un problema recurrente de todos los gobiernos y todas las democracias. Supongo, al escribir estas notas, que no hace falta resaltar que en nuestro país experimentamos casos de estos recurrentemente mientras la sociedad, nuestros gobernantes y nuestro sistema judicial parecen siempre atados de manos en sus esfuerzos para prevenirlos.
Como un virus que encuentra las debilidades del sistema, la corrupción encuentra en las instituciones muchas paredes permeables por las cuales penetrar sus células e infectarse de procedimientos espurios donde el virus se multiplica con facilidad. La burocracia se convierte entonces en huésped fértil para que, por medio de una constante interacción con seres humanos corruptibles, las empresas privadas y los intermediarios institucionales se pongan de acuerdo y faciliten carteles oligopólicos, sobreprecios, sobornos, adulteraciones de contratos a escondidas, retrasos artificiales como chantaje y muchas otras “variantes del virus de la corrupción.
Sin embargo, las respuestas tímidas de muchos de los candidatos a la presidencia que he escuchado recientemente sugieren que no sabemos en realidad cómo solucionar el problema. Alguien por ahí mencionó crear un “portal con toda la información de compras”, como si no existiera el SICOP. Otro por ahí dijo que había que endurecer penas, como quien olvida todas las leyes anticorrupción que hay. Y no faltó quien dijera que la corrupción es responsabilidad de todos, como una forma de simplemente dejar pasar todo lo malo y culpar a “toda la sociedad”.
Pero ¿qué tal si en vez de probar las mismas recetas, buscamos con energía y coraje eficientar y transparentar el aparato de compras estatales por medio de la tecnología? Así como apelar al cambio de comportamiento de nuestra sociedad no resulta efectivo para controlar el virus SARS-CoV-2, esperar que los funcionarios y empresarios no se infecten de corrupción no basta; y existe una vacuna efectiva que podría frenar el avance de la corrupción y darnos un aire de esperanza: la tecnología blockchain.
Cinco características de la vacuna anticorrupción
Sin importar si nuestro sistema judicial ha dado casos ejemplificantes (tres expresidentes no es poca cosa), la realidad es que, por más penas altas, leyes anticorrupción y hasta buena voluntad de algunos jerarcas, los procesos licitatorios mantienen características que son intrínsecamente propensas a ser corrompidas. Estos procesos de compra y la estructura organizacional por la que pasan las licitaciones tienen en su diseño mismo ciertos “pecados originales” que generan incentivos para que aquellos en los que la sociedad depositó su confianza encuentren formas de retrasar, manipular y esconder acciones maliciosas por medio de estructuras centralizadas sin supervisión transparente
Es ahí donde blockchain puede ser la vacuna anticorrupción. Sin pretender entrar en detalles técnicos, la tecnología blockchain se puede describir de manera sencilla: como un sistema de base de datos distribuido (no centralizado) donde todas las partes de la “cadena de bloques” son verificables, inmutables y cifradas por medio de algoritmos. Es algo así como un gigantesco libro contable donde el registro de todas las acciones o transacciones queda apuntado y es visible a todas las partes.
Para ilustrar con un ejemplo, sigamos el viaje imaginario de una licitación estatal por 5 fases del proceso de compra y como cinco características principales de esta tecnología blockchain podrían prevenir los riesgos de corrupción en un proceso licitatorio. Cualquier parecido con algunas realidades recientes es pura coincidencia:
Paso 1: Asignación de Presupuestos a Proyectos
Característica del blockchain: inmutable e incorruptible. Imaginemos que nuestra proveeduría recibe la asignación de un presupuesto para un proyecto específico. En una organización cerrada es fácil para los corruptos y los corruptores mover presupuestos, reasignar partidas y disimular cambios. El blockchain en cambio es inmutable, lo que quiere decir que cualquier cambio debe ser aprobado por todos los nodos de la red, y todos los cambios quedan registrados y visibles como un registro histórico en la cadena de bloques. El presupuesto podría entonces estar programáticamente vinculado a un proyecto, sin posibilidad de cambios a menos que estos cumplan con las condiciones correctas.
Paso 2: Publicación del Cartel de Licitación
Característica del blockchain: descentralización y transparencia. Una vez definidas las necesidades del proyecto, el cartel de licitación debe ser creado por proveeduría sin que intervengan manipulaciones externas. Nuestra proveeduría imaginaria tiene muchas maneras de invitar tentáculos externos a escribir y definir requerimientos tendenciosamente, para favorecer a alguna de las empresas del sector. Al ser el blockchain una tecnología descentralizada, no existe una sola persona a cargo de supervisar el proceso y todo el proceso (así como el documento mismo de licitación) puede ser publicado de forma transparente a todos los nodos de la red, previniendo que accesos externos cambien características, y reduciendo la probabilidad de esconder cambios a la sombra de la burocracia. Todo el cartel es visible y verificable a todas las partes; que en nuestro caso podría incluir Contralorias, Auditorias y otros.
Paso 3: Recepción de Ofertas
Característica del blockchain: seguro y cifrado. Otro riesgo existente de los procesos de licitación es que es posible exponer las debilidades de una oferta a otros oferentes, permitiendo ajustes desfavorables cuando hay poca competencia. Con un sistema de blockchain todos los participantes en el proceso de licitación pueden confiar que el sistema mismo puede verificar la validez de las ofertas, sin exponer los detalles de las ofertas a todos los miembros. De esta forma los oferentes están incentivados a detallar sus ofertas al máximo, sin arriesgarse a revelar a su competencia detalles propios de su servicio o producto. Nuestra proveeduría también reduce el riesgo de compra, pues podrá solicitar hasta el último detalle a los cotizantes, quienes no temen revelar esta data ya que será sólamente visible a quienes deban verla, gracias a las características de seguridad y encriptación inherentes a esta tecnología.
Paso 4: Evaluación y Adjudicación
Característica del blockchain: consenso y confianza. Si nuestra oficina de proveeduría quisiera interpretar maliciosamente los criterios de evaluación o retrasar la toma de decisiones en busca de componendas, hoy en día puede hacerlo por que la decisión depende usualmente de algún jerarca y sus subalternos; humanos corruptibles que pueden tomar su tiempo interpretando datos y traicionar la confianza depositada en ellos. Con un sistema de contratos inteligentes en blockchain, a la hora de evaluar las ofertas y elegir una de ellas es la red misma la que evalúa los criterios y por medio de un proceso de consenso toma la decisión de cuales pasos son los correctos a seguir. Las nuevas generaciones de blockchain logran crear este tipo de contratos inteligentes para validación de datos de forma autónoma, automática y sin intermediarios y en vez de depender en la confianza, dependen de la verificación de parámetros incorruptibles.
Paso 5: Ejecución y Pago
Característica del blockchain: Eficiencia y trazabilidad transaccional. Finalmente, una vez el contrato esta ejecución, las tentaciones para nuestra proveeduría se multiplican. La burocracia puede aprovecharse de la centralización de pagos para dejar migajas (o a veces baguettes) entre todos los participantes, retrasar pagos o modificar multas a cambio de favores. En contraste, un sistema de pagos digitales del Estado, interconectado a una moneda virtual (como un colón virtual) le daría absoluta trazabilidad y seguridad necesaria a un sistema de compras para cerrar el círculo que se abre con la asignación de presupuestos. Al eficientizar completamente el proceso de transacciones y registrar en un sistema transparente donde va cada colón se eliminarían portillos corruptibles a cada paso de la moneda, desde emisión hasta pago, pasando por todos los entes gubernamentales. Esta es una de las razones por las que los bancos centrales de China, Estados Unidos y muchos países europeos están considerando la emisión de sus propias criptomonedas; aunque nuestro Banco Central insiste en ignorar el avance tecnológico; no es a este quién beneficiaría un colon digital, sino a nuestro Ministerio de Hacienda, a nuestras proveedurías y a nuestros ciudadanos. Y no, no es equivalente a SINPE.
El ejemplo anterior busca dar una visualización sencilla de las características de la tecnología blockchain y sus posibles beneficios en casos de compras estatales. Para precisar en un caso complejo como este sería necesario mucho más análisis que el que cabe en estas líneas. Nuestro Estado necesitaría de liderazgos visionarios y valientes capaces de tomar pequeñas semillas de ideas como esta y darles las condiciones para que germinen y crezcan. Así como lograr la vacunación masiva de nuestra población no es esfuerzo de un día ni depende solamente de nuestros gobernantes, así deberíamos pensar en un esfuerzo nacional para reducir la infección de la corrupción aprovechando la vacuna del blockchain.
Esta innovadora tecnología ya ha empezado a utilizarse en muchos países para romper los patrones de corrupción dando descentralización, verificación y transparencia a los procesos. Estudios de entidades internacionales como la OCDE y Foro Económico Mundial ya sugieren su uso para sistemas de compras integrados, y algunas de las empresas más importantes de tecnología ya han empezado a desarrollar convenios con gobiernos para implementar soluciones de blockchain que transparentan y aseguran la validez de los datos en esta nueva era digital.
Y los ejemplos de innovación ya surgen alrededor del mundo en países pobres y no tan pobres. Menciono acá tres ejemplos ilustrativos de proyectos donde se aplicó el blockchain para “vacunar el proceso” contra la corrupción, para que veamos que sí se puede:
- Etiopía: se está desarrollando un proyecto innovador que dotará de identidad y verificación de validez a todos los títulos emitidos por el sistema educativo del país, rompiendo un patrón de corrupción muy común en el país pues no existe la posibilidad de validar los títulos obtenidos y asociarlos a un número de identidad personal. Para el 2023 todos los estudiantes del país tendrán una identidad en el blockchain y sus estudios serán transparentemente validables cuando busquen un empleo.
- Aragón: comunidad autónoma del norte de España, se ha empezado a construir un sistema de compras como el que describo en estas líneas, empezando por registrar en el blockchain la “huella digital” de cada contrato y en su segunda etapa se usarán contratos inteligentes para la evaluación automática de criterios de licitación. Hasta se ha discutido la posibilidad de un sistema de puntos asociados a cada empresa, que ganaría o perdería dichos puntos en forma de una “criptomoneda ética” cuyo valor cuantificara el de las empresas según su ejecución de proyectos limpios, prontos y en presupuesto.
- La Municipalidad de Grecia: para no dejar de valorar lo nuestro, vale resaltar el esfuerzo de uno de nuestros municipios que el año anterior logró desarrollar un sistema para la verificación de patentes comerciales y de licores totalmente transparente, seguro, ágil y descentralizado.
El impacto que esta tecnología tendrá en nuestra sociedad en los próximos 15 años es comparable al que tuvo la Internet en el periodo entre 1990 y 2005. La revolución del blockchain está acá, y así como el Internet se convirtió en herramienta esencial y transformadora de la sociedad, así puede ser esta la oportunidad de que Costa Rica este adelante en esta nueva revolución tecnológica. Sólo hace falta animarnos a armar proyectos visionarios y de gran envergadura, dejar de defender el pasado cómodo y tibio al que estamos acostumbrados y enfrentar los problemas con la confianza de que es posible resolverlos.
Animémonos a vacunar a Costa Rica contra la corrupción aplicando la tecnología.
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