La emergencia sanitaria por COVID-19 ha generado cambios en el ámbito social y el económico tanto en el nivel local como mundial. Uno de esos cambios se dio en el sistema educativo, donde la educación debió ser modificada de manera tal que se adaptara al contexto actual y conllevó a la búsqueda de alternativas que permitieran el desarrollo del proceso de enseñanza de forma segura.

Ante esta situación, las universidades decidieron comenzar a impartir clases virtuales, donde la virtualidad representaba una solución para continuar con los planes de estudio de las carreras que se imparten en cada centro de educación superior y a la vez mantener el distanciamiento social; además, el fin primordial de la virtualización de cursos es prevenir una ola de contagios en la institución y, de esta manera, resguardar la salud física tanto del estudiantado como de los funcionarios.

Esta modalidad en la forma de impartir las clases se empezó a implementar el 16 de marzo de 2020 y se mantiene hasta la fecha. En un principio, la gran mayoría de los estudiantes comprendían el motivo de la decisión y agradecían poder cuidar de su salud física y recibir las clases desde sus hogares; sin embargo, conforme ha pasado el tiempo este sentimiento se ha apagado para muchos, puesto que se han visto afectados por el estrés, la depresión, la ansiedad, entre otros.

La salud está definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”; por tanto, se podría decir que muchos estudiantes universitarios han perdido salud en aras de resguardar la salud física.

Luego, al preguntarle a un grupo de 191 estudiantes ¿cuál es su percepción de su salud mental en relación con la virtualidad? Se evidenció que las respuestas recibidas en su mayoría fueron negativas. Por ejemplo, y cito textualmente algunas de los comentarios:

  • “Fatal, se ha tornado más complicado, de verdad es una pesadilla”.
  • “Yo si la he pasado mal, hasta pensé dejar la carrera botada cuando siempre me ha gustado mucho”.
  • “Las clases se convirtieron en un martirio, y estoy seguro que no soy el único que siente eso.”

Después hicieron mención que este no era un hecho aislado que dependa de la carrera que se lleve y que los dos años de clases virtuales los han afectado fuertemente:

“Independientemente de la carrera, creo que el desgaste mental de llevar casi 2 años en clases virtuales ha pasado la factura en muchos de nosotros y lo único que anhelamos es que termine el semestre”

Los comentarios anteriormente mencionados engloban un sentimiento común de una gran mayoría de estudiantes universitarios y expone que realmente la temática de la salud mental no ha sido una prioridad que se tomara en cuenta en el planeamiento de un grueso de los cursos impartidos en la universidad a la hora de virtualizarlos. Según Illinois State Board or Education, citado por el MEP, en el proceso de enseñanza-aprendizaje remoto o a distancia se dan interacciones y oportunidades auténticas y diferenciadas entre el alumnado y el personal docente, donde se toman en cuenta los niveles de preparación, los estilos de aprendizaje y un horario en tiempo real y flexible, entre otros. Sin embargo, la educación virtual universitaria no cumple con ninguna de estas consideraciones, lo cual es realmente preocupante y se ve reflejado en la salud de los estudiantes.

En resumen, la educación virtual dentro de los centros de educación superior ha producido un detrimento de la salud mental de los estudiantes debido a la forma en la que es ejecutada. Los y las estudiantes de la UCR merecemos una educación de calidad que nos permita un aprendizaje óptimo, en donde la motivación no se desmorone por una cantidad excesiva de trabajo y, sobre todo, una educación que nos permita mantener nuestra salud mental.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.