Con la aplicación de las medidas sanitarias a inicios de la pandemia debido al COVID-19, se ha ejemplificado más que nunca la diferencia en acceso a oportunidades según clases sociales.

Por un lado, las personas con trabajos modernos y espacios de oficina en sus casas no vieron mucha diferencia en sus ingresos y estilo de vida, del otro lado las personas con empleos u oficios no tan modernos y que experimentaron cierres o caída de ventas, tuvieron que hacer frente a la falta de ingresos y empleo.

En el ámbito de la educación, de un lado muchos niños, niñas y jóvenes no tenían acceso a internet o a los dispositivos necesarios para conectarse a los nuevos formatos de clases virtuales, mientras que otros tuvieron la oportunidad de hacer compras tecnológicas por comodidad para recibir las mismas clases.

Así podríamos mencionar otros casos en los que se aprecia claramente la inmensa brecha de oportunidades que existe en el país según la clase social y los ingresos que se tengan, llegando al extremo de personas acaparando la compra de productos básicos, sin pensar en que las demás también tienen necesidad, requiriendo la intervención de las autoridades para limitar las compras por persona en los comercios.

Según un artículo de Cepal-OPS “América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo y también la más urbanizada (…) lo que expone a una parte importante de la población al contagio en condiciones de desprotección”. Teniendo en cuenta lo anterior podemos entender que el virus al que tanto tememos puede afectar a todas las personas sin distinción alguna, sin embargo, no todas poseemos los medios para hacerle frente, ni todas las familias del país pueden escatimar en gastos extra en jabón, sprays desinfectantes, o atención médica para la prevención de enfermedades. Y aunque no afecte directamente a todos, a largo plazo no podremos regresar a la normalidad que antes conocíamos si no se toman medidas urgentes.

El mencionado artículo de la Cepal-OPS apunta que “los países del Caribe enfrentan retos adicionales (…) la importancia del sector turístico y de las remesas, así como la dependencia de las importaciones de alimentos”. Es importante entender que, en este contexto, se deben impulsar obras y proyectos que busquen el apoyo a industrias como la manufacturera (atrayendo empresas a fijar un ojo en nuestro país) que es una industria que no recibe la importancia que realmente merece en la economía nacional, al lado del comercio por vías marítimas y otras.

Y por supuesto la recuperación también ha sido desigual y golpea distinto a las personas trabajadoras, mientras varios sectores de la exportación ya muestran cifras de recuperación, otros como la exportación de alimentos siguen sin recuperarse, siendo uno de los sectores que se ha visto afectada globalmente y en Costa Rica, y es, justamente, un sector generador de empleos que requieren menor calificación para el campesinado, los trabajadores del campo, recolectores, transportistas y trabajadores portuarios.

La pandemia nos ha afectado a todos, pero a cada quien de distintas maneras, por lo que las necesidades de asistencia del Estado en búsqueda de la recuperación de la economía, deberán también ser diferenciadas para atender a cada sector.

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