Recientemente vi la película de Netflix “Pieces of a Woman” o “Fragmentos de una mujer” en español. Si bien no trata sobre violencia sexual o de violencia de pareja, sí aborda el tema de si quienes hemos sufrido violencia tenemos algún deber de denunciar y las presiones externas que la protagonista padece para que lo haga.

Por más que algunos sectores lo quieran negar, lamentable y básicamente todas las mujeres hemos sido víctimas de violencia sexual o de pareja en algún o algunos momentos de nuestra vida, mientras la desigualdad exista, incluso estaremos expuestas a vivirla de nuevo el resto de nuestros días.

Más allá de la revictimización a través de que no nos crean, que se ignore nuestro dicho, se minimice o que en ocasiones no existan consecuencias para el ofensor aunque hablemos, existe otra: el que se espere que denunciemos y llevemos procesos administrativos o judiciales hasta “las últimas consecuencias”, aunque esto se lleve al traste nuestra salud mental.

Como abogada penalistas dos aristas me pasan por el cuerpo, el haber sido víctima y el ser representante legal en estas situaciones de las mujeres, sin embargo, ¿realmente se puede obligar a alguien a denunciar? Y no lo digo desde el punto de vista legal, más bien precisamente como esas presiones familiares, laborales e incluso de extrañas para que se haga, “eso no puede quedar así”, “él tiene que pagar”, “debe haber justicia”, “vea que si no caerá sobre usted si él le hace esto a otra muchacha, ¿cómo va a vivir con eso usted?”

Desde mi perspectiva, se debe tener en cuenta que lo usted haría, no necesariamente es lo que otra persona haría. Alguna podrá leer esto y pensar que claramente ella denunciaría si la abusan sexualmente o una pareja la golpea, pero hablar desde lo hipotético es mucho más simple que estar en esa posición.

Si se desea consultar o no a una experta, es una decisión personal, si se desea contar lo que le pasó o no y a quién, es decisión enteramente de la persona agredida. Quienes tenemos conocimientos técnicos en el tema, somos solo una herramienta, si la víctima así lo desea, podemos asesorar, dar información clara, de calidad, en lenguaje entendible, dejando el paternalismo y el ego, para poder dar paso a que la persona que vivió esa violencia en su contra, pueda decidir desde su autonomía, pero hasta ahí.

Las acciones que se tomen o no las dicta la protagonista de la historia, quien vive con las repercusiones positivas o negativas de entablar un proceso. Qué es la justicia, qué significa reparación para una víctima de violencia de género solo lo sabe ella, en cada momento en particular, cómo engrana eso en su historia de vida y no porque a la vecina o a la amiga le parece que tiene un deber moral de denunciar.

Recordemos que la responsabilidad de lo que sucedió es solo del agresor, nunca de la víctima y ponerla en el lugar de tener que transitar sus emociones desde un lugar único y ineludible es una forma más de violentarle. Y es en esta línea el poderoso discurso de la protagonista de “Pieces of a Woman” cerca del final de la película.

Para algunas el denunciar penalmente, por ejemplo, es la vía adecuada en su vida, para otras pedir un monto económico les hace sentir culpa, que no les van a creer o se sienten incómodas. Para otras, el no poder borrar lo sucedido implica que la justicia no será alcanzada nunca. Para otras cuantas, lo simbólico es mucho más importante y reparador o un proceso psicológico es lo que les hace sentir mejor o la combinación de todo lo anterior.

Incluso, el que finalmente alguien escuche y propicie que desde su autonomía tome las decisiones que considera mejor para sí misma, es un paso fundamental para sanar.

No pongamos más peso sobre los hombros de las víctimas de violencia sexual o de pareja, escuchemos, brindemos herramientas si la persona así lo desea, pero reforcemos la autonomía para tomar decisiones, respetemos esa autonomía que es uno de los aspectos que más duele que nos quiten al violentarnos.

El dolor, la perdida, la culpa, o cualquier otra emoción, cada quien la tramita cómo puede y cuándo puede. A ninguna, nunca nos debería pasar un evento de violencia de género, pero si sucede, solo cada una de nosotras sabrá cómo llevar su proceso interno, nada más queda respetar y apoyar, se hiciera lo mismo o no desde otra perspectiva.

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