Ante el inicio del periodo lectivo 2021 de manera presencial, las personas docentes se enfrentan a uno de los más inquietantes y desafiantes procesos formativos a causa de la enfermedad de la COVID-19.

La enfermedad COVID-19 en el año 2020 vino a evidenciar que los procesos de formación en los distintos espacios académicos se tornaban cada vez más difíciles, sin donde escoger y sin espacios de acción para afrontar un proceso desde la virtualidad, que implicaba la actualización en el uso de herramientas tecnológicas, el cambio de los materiales didácticos hacia la digitalización, la respuesta y seguimiento del estudiantado, así como la transformación del aprendizaje por medio de una pantalla a distancia.

Para el año 2021 en una incorporación paulatina del estudiantado, el cuerpo docente se encara a la gran ola de las mascarillas frente a la pandemia que vive actualmente el mundo. Como una de las acciones que realizan las personas mediadoras a inicios de un ciclo lectivo son el gestar un diagnóstico de las personas estudiantes, de la institución, del contexto, entre otras aristas necesarias por considerar durante el año y así entrar de lleno a confrontar las dificultades y carencias del sistema educativo.

El Ministerio de Educación Pública hace un llamado al sector docente, administrativo, a las familias y en su defecto y directamente al estudiantado para el retorno a las aulas de manera presencial, lo cual implica el seguimiento, respeto y cumplimiento de las normas, reglamentos y protocolos sanitarios por la COVID-19. En consecuencia, las personas docentes enfrentan la gran ola del estudiantado con el uso de mascarillas, mismas que hacen que el proceso de enseñanza-aprendizaje se torne convulso y frágil.

Por naturaleza humana, las personas utilizamos para el reconocimiento de las otras personas los rasgos faciales y otros como: el contacto visual, verbal y gesticular para así mantener conversaciones. Ante estos elementos, cabe señalar la gran dificultad de las personas docentes para el proceso de memorización de los nombres, reconocimiento de rasgos faciales, entre otros que ayudan a facilitar el proceso formativo. Cabe indicar que, por lo general, para iniciar una conversación con otra persona recurrimos a entrelazar inconscientemente el enfocar nuestra mirada en las áreas faciales de las demás personas, permitiendo interpretar las emociones, sentimientos y pensamientos, generando conexiones para una comunicación efectiva. El uso de las mascarillas de las personas docentes y estudiantes retrata que el proceso que está por iniciar aporta un elemento más a considerar, pero ¿estamos preparados para este contexto atípico, que desata la implementación de nuevas estrategias de relaciones humanas y de estrategias didácticas que coadyuven a fortalecer el proceso lectivo? Es algo que el tiempo nos demostrará en el corto plazo y al cual hay que prestar atención.

Además, es preciso señalar que, el área facial:

  • Es uno de los vehículos más poderosos en la transmisión de mensajes, por medio de ello, logramos amalgamar las situaciones diarias de comunicación, el cubrimiento de alguna zona del área facial dificulta esa transmisión o comprensión total del mensaje a emitir o recibir.
  • Es un elemento diferenciador porque constituye el establecimiento de una identidad de la persona con relación a las demás.
  • Por último, aunque existen distintos tipos de comunicación no verbal, la expresión facial demuestra el qué, cómo y quiénes somos; lo anterior, por cada uno de los rasgos presentes en nuestro común proceso de comunicación.

¿Cuál es el rol docente ante una inundación de mascarillas anti COVID-19?

Aunque las autoridades del Ministerio de Educación Pública flexibilizan el uso obligatorio del uniforme, la mascarilla se convierte en un elemento indispensable y obligatorio del uniforme para el regreso a clases. El rol docente en esta situación radica más en realizar esfuerzos holísticos que el simple hecho de facilitar el proceso educativo. Debemos ver más allá de eso, con una mirada desde la empatía, la pasión y comprensión del estudiantado, mirando intensamente con los ojos del corazón, la vocación y la profesión. El uso de las mascarillas imposibilita la comunicación habitual, y se puede mencionar que el rostro humano es dominante a la hora de establecer una comunicación y, por consiguiente, como personas docentes debemos aprender a desaprender en la interpretación de las emociones y pensamientos humanos, lo que conlleva una mayor astucia de entendimiento y empatía de las emociones y expresiones alrededor de las demás personas.

Además, somos responsables de reconocer las limitantes en las personas estudiantes en procesos de estimulación del lenguaje y enseñanza de otro idioma al momento de comunicarse, de no hacerlo contribuimos al detrimento de aquellas personas que lo necesitan y no son atendidas a tiempo. Además, es necesario considerar a la población sorda que requiere como apoyo en una comunicación la gesticulación, articulación y lectura labiofacial para una mayor comprensión de los mensajes, por lo que, se vuelve una necesidad el develamiento facial para la transmisión de un mensaje entre el emisor y el receptor o bien la utilización de mascarillas inclusivas (mascarillas transparentes). Como un docente más del sistema educativo costarricense, he percibido directamente la poca capacidad al momento de expresar un mensaje al estudiantado con el uso de las mascarillas por la dificultad de transmitir correctamente un mensaje, limitando directa e indirectamente las relaciones humanas desde un principio humanista y coartando de manera simple el desenvolvimiento de todas las personas en igualdad de condiciones.

De este particular momento en el que se encuentra el sistema educativo, deben emerger acciones encaminadas a la búsqueda para contrarrestar el clamor de los distintos actores del proceso educativo, fortalecer mecanismos para reducir los tasas de deserción estudiantil, apostar por contar con una educación centrada en el modelo humanista, racionalista y constructivista.

Aunado a lo anterior, merece de un proceso de reflexión y de ayuda profesional sobre el tratamiento de la educación y de las relaciones humanas en consonancia con el modelo educativo costarricense, que evidencie que, ante un ambiente poco común, se pueda realizar de manera exitosa e impacte de manera positiva a las miles de personas estudiantes.

No olvidemos que detrás de una mascarilla colocada existe una sonrisa y un gesto por reconocer, responder y recordar.

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