La situación política de Costa Rica reciente y actual, ha desencantado la ilusión ciudadana de la mayoría de las nuevas generaciones. El vasto concepto de política es sinónimo de complejidad para muchas personas, y por eso ha generado un desinterés en la sociedad. Hablar de política, hoy, es menos común que hablar de asesinatos y hurtos, sin embargo, sigue siendo menos preocupante hablar de ella.

Si pensar la política es tedioso, aún más lo es reflexionar acerca de la democracia, sistema que Occidente adoptó muchos siglos después de su nacimiento en Atenas. Este sistema político, a pesar de haber sobrevivido a los dos siglos anteriores, es necesario traerlo a discusión para cuestionar su funcionalidad en los siglos venideros.

El debate es propio de la democracia, por lo tanto, debatir acerca de ella sería sano y urgente, sobre todo, cuando en la actualidad pareciera estar transformándose. El futuro de la democracia está en manos de quienes la defiende hoy, y aseguran que es el mejor régimen para gobernar las naciones. Sería muy mediocre creer que la sociedad democrática es incapaz de producir un nuevo modelo de gobernanza.

Los informes más recientes de opinión sociopolítica realizados por el CIEP demuestran una baja en el apoyo a la democracia. El informe de abril de 2020, muestra un índice puntuado muy alto en relación con la última década. En esa ocasión, los costarricenses puntuaron con un 76 el apoyo a los principios democráticos, no obstante, el 44,9% de los encuestados fueron adultos, mientras el 34% eran jóvenes con edad entre 18 y 34 años. La población del informe de agosto de 2020 estaba compuesta por 38% jóvenes y 36% adultos, en ese mes el puntaje fue de 65, una diferencia significativa en comparación con el anterior. El último informe realizado en noviembre de 2020 presentó un puntaje de 63, y los porcentajes de población se mantuvieron con un interés mayor por la opinión de la población joven. Las nuevas generaciones no creemos en la actual democracia, ni en la reciente, porque sus acciones han mantenido la paz y conformidad de nuestros antecesores, pero, no asegura ningún bienestar para nuestro mañana.

El libro Retrato de una democracia amenazada (2020) de Alfaro & Alpízar, se refiere al concepto de democracia disfuncional, este término define perfectamente la condición actual de la Costa Rica en la que vivimos. La democracia representativa está amenazada por grupos hegemónicos que pagan por su legitimidad, las personas desconfían de la institucionalidad democrática y la transparencia del gobierno parece una utopía a pesar de los intentos de digitalización.

Los autores identifican como una de las causas de esa disfuncionalidad el sistema partidista. Desde 2002 el bipartidismo desaparece y da paso a un proceso de fragmentación partidaria, que posteriormente, será el comienzo de la división del gobierno. Los partidos políticos acosan a la ciudadanía cada cuatro años, sus militantes juegan entre ellos; se venden acciones, negocian puestos, ministerios, propiedades e instituciones, y los ciudadanos se quedan con las sobras, mientras el sistema político se desmantela y las nuevas generaciones desconfían cada vez más de la “democracia”.

El partidismo quizá fue una tradición muy viva en los costarricenses, pero es evidente que ya no tienen el peso del pasado, así lo demuestran los estudios y estadísticas realizadas año con año. Querer restaurar la democracia por el método tradicional provocará hastío y repulsión en los nuevos ciudadanos. Por lo anterior, la acción y denuncia debe ser inmediata, contra aquellos que gobiernan hoy, contra quienes se limitan a los cuatro años de vigencia política, contra quienes no piensan en el mañana por pretender resucitar antiguos principios. El derecho del ciudadano democrático no yace solamente en el voto, ese es el lema de toda campaña política, el verdadero ciudadano está formado para defender su dignidad, sus derechos adquiridos.

Los líderes de la antigua democracia están en su mayoría muertos, su legado ha alcanzado hasta hoy. Los líderes necesarios en el país son quienes se preocupan por el legado, no por la fama que pueda disfrutar hoy, sino por el bienestar que puedan asegurar para mañana. Líderes, no “políticos” son necesarios en nuestra nación, porque “políticos” los hay en todos los poderes del país, pero los líderes parecen no haber despertado aún.

La agonía de la democracia comenzó con una dosis de partidismo, y este terminará con una dosis de esperanza. Cuando la razón se imponga sobre los deseos, se gobernará para todos y no para los privilegios. Es necesario pensar la política, y sobre todo, pensar en los políticos; ellos están muy ocupados decidiendo como para hacerlo.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.