La clave del éxito es dejarle bien claro a los países pesqueros que el desvío de subsidios nocivos hacia usos más constructivos será por su propio bien.

-Ussif Rashid Sumalia, ICTSD

La sobrepesca es el principal problema al que se enfrentan nuestros océanos, y los subsidios perjudiciales al sector pesquero han sido una de las principales causas de esta sobreexplotación.

Cada año, los gobiernos gastan aproximadamente USD 22 mil millones en subsidios para compensar el costo de las pesquerías por combustible, artes de pesca y mejoras a embarcaciones. Sin embargo, estos apoyos financieros fortalecen la industria pesquera e impulsan la sobrepesca en todo el mundo, generando un impacto desmedido en las comunidades costeras más vulnerables. Datos recientes demuestran que el 63% de las poblaciones de peces en todo el mundo deben ser reconstituidas y que el 34% son pescadas a niveles “biológicamente insostenibles”.

La situación no es sólo alarmante desde un punto ecológico, sino que también es de gran preocupación para todas aquellas personas y comunidades que dependen de recursos marinos abundantes para su supervivencia.

En 2001, en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), iniciaron las negociaciones sobre los subsidios a la pesca con el mandato de “aclarar y mejorar” las medidas de ordenación que gobiernan el tema. En 2017, en la Conferencia Ministerial de Buenos Aires, se acordó un programa de trabajo para concluir las negociaciones y adoptar, en la próxima Conferencia, un acuerdo sobre las subvenciones a la pesca orientado a cumplir la meta 14.6 de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. Esa meta establece prohibir para 2020 determinadas formas de subsidio que contribuyen a la sobrecapacidad y a la sobrepesca, así como eliminar los subsidios negativos a la pesca, entre ellos, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR).

A medida que aumenta la presión de la OMC para cumplir con la fecha límite de 2020, también crece la tentación de cerrar un acuerdo poco significativo. Es imperativo adoptar reglas sólidas, minimizando las flexibilidades y eliminado la posibilidad de crear vacíos jurídicos y aprovechar la oportunidad para establecer políticas oceánicas orientadas a lograr una mayor sostenibilidad.

¿Cómo podría un acuerdo sobre los subsidios pesqueros beneficiar al océano, a las comunidades costeras y a la seguridad alimentaria?

En términos generales, estudios han evidenciado que una reforma de los subsidios pesqueros podría resultar en rendimientos superiores para las comunidades costeras, lo cual estimularía a su vez una mayor estabilidad laboral, un aumento en los ingresos de los pescadores, la reducción de la pobreza, la mejora de la seguridad alimentaria en las comunidades locales, así como beneficios económicos para el sector pesquero.

Lograr un acuerdo en este tema impulsaría además un manejo responsable de las pesquerías y los recursos pesqueros, evitando los riesgos de exceder puntos de referencia de los valores máximos de rendimiento sostenible de las poblaciones de peces. Reduciría también el esfuerzo pesquero y la sobrecapacidad, lo que ha resultado en capturas más pequeñas, peces de menor tamaño y a menudo especies de mucho menor valor comercial.

Asimismo, permitiría frenar el financiamiento para embarcaciones u operadores con infracciones por pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como prohibir los subsidios a la pesca de poblaciones sobreexplotadas o con una reducción continua.

La celebración de este acuerdo por parte de los líderes mundiales es considerada una de las acciones más importantes y urgentes de este año, para beneficiar a las poblaciones de peces y, en consecuencia, a las economías y comunidades que dependen de ellas.

Los grupos ambientales no se han mantenido en silencio durante este debate. Recientemente, 175 organización ecologistas firmaron un manifiesto para que los gobiernos de todo el mundo cumplan con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.6 y lleguen a un acuerdo para eliminar los subsidios que promueven la sobrepesca y degradación de nuestros océanos.

Esta es una oportunidad para reorientar los subsidios hacia mejoras tecnológicas que disminuyan los daños ecológicos y ambientales de las actividades pesqueras. Estos cambios deben ir de la mano de cambios en las políticas públicas basados en la ciencia, la buena gobernabilidad y que incluyan políticas sociales robustas. Este tipo de acciones a largo plazo también ayudarán a hacer al sector más resiliente contra crisis económicas causadas por factores externos y los efectos del cambio climático.

Si queremos tener recursos pesqueros abundantes y saludables, es momento de cambiar la forma en que hemos concebido la pesca hasta ahora. Debemos enfocar nuestros esfuerzos en la creación de modelos de aprovechamiento de las pesquerías que permita su conservación en el largo plazo, si lo que deseamos es tener recursos pesqueros abundantes y saludables.

A medida que se acerca el final del año 2020, los aquí firmantes hacemos un llamado a los líderes, ministros de comercio y tomadores de decisiones de la OMC a cumplir con la meta de eliminar los subsidios negativos a la pesca y adopten este acuerdo que traerá beneficios duraderos para nuestra generación y las futuras generaciones.

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