El mundo entero está atravesando una de las épocas más difíciles de todos los tiempos; nos hemos visto muy golpeados por diferentes situaciones a nivel global y lamentablemente nos acercamos cada vez más hacia un hoyo muy profundo, del que nos va a costar mucho trabajo salir.

Con la llegada de la pandemia de COVID-19 muchos temas importantes de carácter social han ido quedando atrás y gracias a ello se han desviado por un camino distinto que no siempre es el ideal. Los derechos humanos, por ejemplo, las mujeres a través del tiempo han luchado fervientemente por la igualdad y equidad de derechos para romper la barrera de género tan marcada en algunos ámbitos y es por eso que el movimiento feminista nace, para buscar igualdad de derechos y hacer saber que las féminas pueden desempeñar los mismos roles y cargos que los hombres, sin embargo, algunas ocasiones se le saca “provecho” de más al auge que ha tenido este movimiento y a la importancia que tienen las palabras de las mujeres en ciertos ámbitos de sociedad, en los cuales la palabra de la mujer tiene más valor.

El poder de la palabra es inmenso, con ellas podemos herir o curar, todo depende de cómo las usemos, es por eso que es muy importante pensar antes de hablar, pues con una palabra una guerra podemos desatar.

Lastimosamente, en los últimos años los derechos humanos se han fragmentado en diferentes campos y características, por ejemplo, “Derechos humanos de las mujeres” y no nos referimos a que está mal estudiar o prepararse en un campo específico, en este caso, prepararse y adquirir más conocimiento del movimiento feminista y los derechos que como mujeres y seres humanos que somos, tenemos; sin embargo, ¿Por qué hay necesidad de plantear diferentes derechos para grupos específicos de la sociedad? La declaración de Seneca Falls dice que “la igualdad de los derechos humanos es consecuencia del hecho de que toda la raza humana es idéntica en cuanto a capacidad y responsabilidad”. Es por esto que debemos comenzar a hablar acerca de derechos humanos y no de derechos de los hombres o las mujeres.

Hay que tener bien claro que el movimiento feminista busca igualdad y equidad en cuanto a derechos nos referimos, no busca la superioridad, además de que no se tiene que ser feminista para luchar en contra del arrebato de los derechos humanos. Es por esto que todo acto que minimice al género opuesto no es algo más que irrespeto hacia la persona y hacia los derechos humanos como tales. En actos de defensas no es justo “victimizar” a la mujer por el hecho de ser mujer, lo correcto es defender a la persona que está siendo violentada, ya sea hombre o mujer y sancionar a la persona que esté cometiendo el arrebato a los derechos humanos, ya sea hombre o mujer, puesto que el género no determina cuáles son tus actos y consecuencias como persona.

La justicia está del lado de quién la necesite en verdad, no del lado de un género en específico.

Yo soy feminista, y es por esa razón que estoy en contra de cualquier acto que minimice a un género u otro por alguna razón sin sentido de la verdad. Recordemos una vez más que buscamos igualdad y equidad, no superioridad y además de que las palabras son un arma de doble filo y tenemos que aprender a usarlas y no abusar de ellas por nuestro puesto en la sociedad. No es justo tampoco que se señale a un hombre como “verdugo” cuando no es así, y menos aceptable que como sociedad lo aceptemos por el hecho de ser un hombre, porque estaríamos cayendo en las “etiquetas” que el mundo moderno de antaño estableció y que, en el presente, las seguimos refrescando. El ser hombre no te define como abusador y el ser mujer no te define como víctima, ambos pueden ocupar cualquier espacio.

Los derechos humanos son de todos y todas; así como los queremos, tenemos que respetarlos desde cada bando, y no abusar de ciertos “privilegios” ganados a lo largo de los años.

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