El mundo digital se rige por la velocidad del cambio. Las estadísticas y la información crecen de manera exponencial. Estos cambios vertiginosos dificultan nuestra capacidad de extrapolar conclusiones del futuro. Con certeza lo único que no cambia tan rápido es nuestra manera humana de percibir y entender nuestras realidades.

Contexto personal  

El pasado mes de septiembre me invitaron a asistir de manera virtual a uno de los eventos anuales del Institute for the Future con sede en Palo Alto, California. Palo Alto es la acrópolis de Silicon Valley. El evento virtual titulado 2020 Ten-Year Forecast integró profesionales expertos en distintos nichos alrededor del mundo, incluyendo de Latinoamérica, para compartir perspectivas y pronósticos sobre distintos futuros a partir de nuestra realidad de hoy. La intención de esta cumbre virtual fue pautar de manera colaborativa cómo vemos el futuro a largo plazo (10 años como mínimo) utilizando señales de cambio, data, tendencias, y convergencias en todos los ámbitos: tecnológicos, culturales, sociales, políticos, y económicos.

Recién había finalizado una serie de cursos del mismo instituto en la plataforma en línea de Coursera con la Dra. Jane McGonigal. La Dra. McGonigal es una de las Directoras de Investigación y Desarrollo de Juegos (Game Research and Development) del Instituto. Consciente de su metodología para estudiar señales de cambio y tendencias para formular e imaginar escenarios, me llamó la atención sus comentarios. La Dra. McGonigal explica en el cierre de uno de los cursos: “El futuro es como un juego porque hay más resultados posibles que hay átomos en el universo, y cada movimiento que hacemos hoy, cada decisión que tomamos hoy, afecta las posibilidades que quedan. Por eso formulamos consecuencias…[con] imaginación positiva y [negativa] para que podamos empezar a tomar y dar forma a las posibilidades infinitas, y traerlos a una visión más cercana. [Así] podemos ver el futuro que queremos hacer".

La tendencia a tener futuristas profesionales in-house, conocidos en algunos círculos como futuristas en residencia (futurists in residence), incrementa alrededor del mundo. Empresas billionarias como Google, Nike, Ford, Microsoft, Boeing, y Paramount Pictures, gobiernos y organizaciones civiles alrededor del mundo, contratan a autores de ciencia ficción y futuristas profesionales como parte de sus equipos multidisciplinarios. Existen centros de investigación y firmas asesoras dedicadas a esto mismo. El Institute for the Future es un ejemplo de ellos. Grandes firmas de consultoría tradicional como PricewaterhouseCoopers, se han dado la tarea de producir opiniones para el sector privado con respecto a la importancia de imaginar futuros, y precisamente emulando a los creadores de la ciencia ficción.

Existe debate sobre esta designación futurista. Proviene de un contexto socio-histórico particular de un grupo de artistas italianos a principios del siglo XX. Se utiliza actualmente en algunos círculos para denominar ideas sobre transformación digital, diseño, y tecnologías de punta. Para precisar, me refiero a futuristas en residencia a aquellos profesionales inmersos en la cultura organizacional en la que trabajan, y que se distinguen por su vocación específica en imaginar y crear escenarios de posibles futuros por períodos de tiempo mayores a 10 años. Estos futuristas en residencia comunican escenarios y puntos de vista para el beneficio de la empresa u organización, sin importar su preparación previa, por ejemplo, en diseño, programación, ingeniería, letras, comunicaciones, finanzas, etc. A partir de la aplicación de metodologías calificativas y cuantitativas, futuristas profesionales generan pronósticos y estrategias de anticipación (foresight strategies). Apasionada del género de la ciencia ficción, y parcial a todas sus expresiones en arte, cine, y literatura, incluyo a sus creadores como los futuristas posiblemente más subestimados en conversaciones sobre esta designación y tendencia.

¿Por qué importa? 

Regreso al punto. Nadie puede predecir el futuro. Sólo anticipamos bosquejos de posibilidades en base a precedentes históricos y a nuestro presente. La intención de comunicar los resultados de estos ejercicios sobre posibles futuros es forjar culturas organizacionales que se adapten a los cambios y a las sorpresas. Si nuestra percepción y entendimiento depende de emociones primero, y luego de lógica, una familiaridad con escenarios imaginados y desconocidos permite menos resistencia emocional actual al cambio, y mayor flexibilidad de adaptación para lo que viene.

Uno de los grandes diferenciadores entre futuristas profesionales vs. analistas que gestionan pronósticos a partir de estadísticas es la capacidad de crear escenarios profundamente personales. Estos escenarios se destacan por la especificidad de detalles. Los ambientes, olores, colores, sonidos, y personajes imaginarios se materializan en escenarios físicos o virtuales para transmitir ideas e inspirar emociones con mayor precisión.

Construimos nuestros futuros con decisiones y acciones del hoy. Interesa, por ende, también la capacidad de emplear este tipo de metodologías para descubrir las posibilidades de los futuros que no queremos. Utilizar nuestra imaginación sombra, como explica en sus textos el psicoanalista austríaco Carl Jung, para imaginar escenarios indeseables, y concluir las acciones que nos alejan de esos escenarios.

Diagnóstico en progreso 

Me pregunto hoy, ¿cuáles son las tendencias en Costa Rica sobre futuristas profesionales? ¿En Latinoamérica? De manera frecuente escuchamos sobre la importancia de prepararse para el futuro y el valor de formular propuestas de acción. Conduzco una búsqueda preliminar en la red profesional de LinkedIn con las palabras claves de “futurist”, “futurista”, y “foresight strategist” en los mercados económicos y poblaciones más grandes de Latinoamérica como México, Brasil, Argentina, Chile, Perú, y Colombia, y por supuesto, en Costa Rica. Esta búsqueda me brinda resultados de profesionales con estas mismas palabras en sus títulos o en sus biografías sumando un total de 3,000-4,000 personas. Un gran porcentaje de esta muestra reside en Brasil y México. Si segmento esta misma búsqueda a Costa Rica únicamente, obtengo resultados de 30-40 profesionales. Con este ejercicio sencillo, me surgen más dudas que respuestas. Les pregunto, ¿piensan que imaginar distintos futuros con disciplina y metodología nos permite un mejor desarrollo a nivel de empresa, organización, país, y región?

Mi postura es a favor de crear oportunidades. Imaginar escenarios con el aporte de futuristas profesionales en el entorno que trabajamos expande nuestra capacidad humana de percibir y entender lo lejano e inalcanzable. No podemos predecir el futuro. Pero sí podemos escoger con mayor lucidez cómo lo construimos.

Créditos de fotografía principal: El rover Curiosity de NASA, un vehículo de exploración en Marte, capturó este selfie el 11 de octubre de 2019.

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