Nuestra relación fundamental con la creatividad y aquellos a los que consideramos “creadores” está cambiando drásticamente. Antes, la creatividad en el trabajo era una expectativa solo para los pocos escritores, artistas, diseñadores, directores de arte y empleados en puestos tradicionalmente creativos. Sin embargo, hoy en día las nuevas tecnologías y tendencias generacionales están reescribiendo las reglas de cómo cobra vida la creatividad en el trabajo.

Según un estudio de LinkedIn, la creatividad se está convirtiendo rápidamente en una de las cualidades más buscadas en los candidatos a empleos. Este cambio es posible gracias a los millennials y a la generación Z, quienes ahora dominan la fuerza laboral. Han crecido usando tecnología para generar e interactuar con contenido digital. Alrededor de la mitad se consideran creadores y quieren hacer uso de sus talentos en el trabajo.

La creatividad desempeña un papel importante en marketing, comunicación y en I&D, pero también en mantener productiva e involucrada a la fuerza laboral. Para competir para ser los creadores del futuro (y del presente), me gustaría compartir mi opinión sobre cómo se deben preparar los líderes empresariales.

Creatividad con efecto cascada

La concesión de creatividad, curiosidad y toma de riesgos calculados proviene de los más altos niveles de una organización, y no solo del director creativo. Todos los altos directivos, desde el CEO hasta el director de tecnología, tienen que hacer que la creatividad forme parte de la ética de la empresa y que dichos valores tengan un efecto cascada en toda la compañía. Incluso en mi puesto de Director General, constantemente busco nuevas perspectivas, formas de trabajar y soluciones creativas para atender los problemas de nuestros clientes, y animo a mi equipo para que haga lo mismo.

En cambio, una cultura en donde la creatividad está reprimida puede tener como resultado empleados insatisfechos e implicaciones para el desempeño empresarial. Según una encuesta global de Adobe, invertir en creatividad hace que los empleados sean 80% más productivos; el 78% genera mejores experiencias para el cliente y el 73% resulta en mejor éxito financiero. Se ha mostrado que la creatividad también tiene un impacto positivo en los resultados, según McKinsey. Entre las empresas con altos puntajes de creatividad (Award Creativity Scores) (ACS)—el índice de los prestigiosos premios Cannes Lions—el 67% reportó un crecimiento de ingresos orgánicos superior al promedio y el 70% reportó un retorno para accionistas superior al promedio en comparación con sus homólogos.

Todos pueden—y deberían—ser creadores

Desatar la creatividad entre la fuerza laboral es quizá más benéfico para los empleados que consideran que no ocupan un puesto creativo. ¿Por qué? El espacio para crecer es exponencial. El pensamiento creativo se puede aplicar a cualquier puesto: los profesionales de servicios financieros pueden mejorar sus presentaciones con herramientas de diseño gráfico, video y desarrollo web; los gerentes de productos pueden usar aplicaciones para mostrar su trabajo de forma dinámica y publicarlo en cualquier dispositivo; los expertos en marketing pueden capturar la atención de las audiencias de nuevas formas, como trabajar con influencers en redes sociales para generar contenido.

Los líderes tienen la obligación de impulsar a que sus empleados ejerciten sus músculos creativos. Según otro reporte de McKinsey, la demanda por más habilidades cognitivas, incluyendo la creatividad, se elevará casi 10% para el 2030. La creatividad es una forma de formación continua que puede integrarse de forma natural y transparente en la vida diaria de todos los empleados.

¿Por qué la tecnología permite o impide el impulso creativo?

La creatividad por sí sola no es suficiente. Todos tienen el potencial de ser una persona con “grandes ideas”, pero sin las herramientas y los sistemas adecuados para llevarlas a cabo, las ideas inspiradas seguirán siendo solo sueños.

Una reciente encuesta entre encargados de la toma de decisiones de TI reveló cómo las compañías seleccionan sus herramientas y aplicaciones tecnológicas. Casi el 40% de los encargados de la toma de decisiones siguen tomando decisiones de compra con base en criterios más tradicionales, como potencia de cómputo, desempeño, precio y capacidades de seguridad. Sin embargo, actualmente, las compañías también deberían determinar qué tecnologías serán más enriquecedoras para las capacidades creativas.

La flexibilidad es una de las principales consideraciones entre las nuevas generaciones que buscan tecnología que mejore los esfuerzos creativos en cualquier momento al tiempo que trabajan desde cualquier lugar. Las tecnologías emergentes, como inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático, también pueden influir en la creatividad. A medida que los trabajadores se inspiren para generar más contenido creativo (60% de los practicantes creativos dijo que ahora pasa más tiempo generando contenido en comparación con algunos años atrás), es posible que necesiten herramientas para mantener el ritmo de las partes no creativas de sus empleos que fácilmente podrían automatizarse.

La revolución creativa es aquí y ahora. Ya sea que las empresas celebren o rechacen estas olas de cambio, todo se trata de cómo piensan en lo relacionado a la cultura, las oportunidades creativas individuales y la tecnología. Con frecuencia hablamos sobre las grandes ideas creativas: las campañas de marketing, las iniciativas empresariales y las soluciones creativas que captan la atención del público. Sin embargo, yo creo que estos grandes momentos están realmente formados por pequeñas ideas creativas, donde cada empleado usa la creatividad como un diferenciador para mejorar su trabajo diario.

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