Hay que empezar diciendo con claridad que estos resultados corresponden a estadísticas pre-pandemia, no vaya a ser que piensen que estoy totalmente desactualizado con la realidad del país. Pero igual, creo que hay mensajes esenciales en la evolución de una década de medición del progreso social a nivel mundial y su correlación con la pandemia.
El Índice de Progreso Social (IPS) es una medida compuesta del bienestar colectivo de la población de un país, que se determina por tres dimensiones: la satisfacción de las necesidades humanas básicas; el estado de la infraestructura e instrumentación del bienestar; y por el estado de un ambiente de oportunidades que permita a cada persona alcanzar su más pleno potencial. El modelo matemático que lo respalda se fundamenta en 12 componentes y un total de 50 indicadores que miden las más variadas dimensiones del bienestar de una sociedad.
En la presentación de los resultados 2020, hecha esta mañana (10-09) a nivel mundial desde Londres, New York, Reykjavik y San José, con la participación del presidente Alvarado, se puso mucha atención a tres temas:
- Costa Rica ha sido un campeón histórico del progreso social. El país siempre ha estado entre los tres del mundo más eficaces en convertir su crecimiento económico en progreso social. En otras palabras, cada dólar de PIB per cápita “ha comprado” más progreso social en Costa Rica que en 160 de las 162 naciones que se midieron este año.
- De todos los países que se han medido con datos iguales desde el año 2011, sólo tres tienen menor progreso social que en 2011: Estados Unidos, Brasil y Hungría. El que tiene el peor resultado absoluto es Estados Unidos, que ha pasado a ocupar el lugar número 28 entre las 162 naciones ‒era número 19 en 2011‒, apenas 9 lugares por encima de Costa Rica, a pesar de tener un ingreso aproximadamente tres veces mayor. Y sí, mucha responsabilidad tiene Trump, sin duda, pero este declive inició antes de su ascenso a la presidencia.
- Sin duda la pandemia va a tener un efecto regresivo en muchas áreas del progreso social y estar consciente de ellas y trabajar para mitigarlas desde ahora será esencial. A esto hay que ponerle mucha atención, si se considera lo que está ocurriendo en el país y el mundo en este momento.
Costa Rica (IPS 83.01) es segundo en América Latina, unas centésimas atrás de Chile (IPS 83.34) y apenas por encima de Uruguay (IPS 82.99), país éste último que en 2021 seguramente superará a ambos, pues su manejo de la pandemia ha sido muy superior.
La importancia del progreso social es enorme, y cada vez más, pues le permite a una nación enfocarse de manera clara respecto a en cuáles leyes, políticas e instituciones sociales debe invertir y trabajar para seguir transformando el crecimiento económico en progreso social de la manera más eficiente posible. En términos prácticos, utilizado en esta forma, el IPS es una medida progresista y mucho más completa del desarrollo de una nación, al permitir analizar simultáneamente el crecimiento económico y su impacto en el bienestar.
También hay que considerar que la caída del ingreso nacional y de la capacidad fiscal del país significarán un retroceso en la disponibilidad de recursos y en progreso social, en todas las naciones en que ocurran.
Si el crecimiento económico redunda en crecimiento del progreso social, es fácil entender cómo la caída del ingreso real resulte en menor progreso social. Una de las mejores medidas del desempeño de una nación durante la pandemia, será la caída en su progreso social. Una nación con una robusta institucionalidad en salud, combate a la pobreza, con fuertes leyes de cesantía y apoyo específico a los desempleados, debiera sufrir menos que otros que no tengan tanta instrumentación social.
Si se llegara a dar que el progreso social cayera más en Costa Rica que naciones con menos programas sociales, será otra muestra de que las instituciones que en algún momento la hicieron avanzar con fuerza, han perdido su eficacia y productividad y ahora son más lastre que impulso para el desarrollo sostenible del país.
La hipótesis planteada hasta este momento dice que los factores que tienen una correlación positiva con una tasa baja de contagios y baja mortalidad por COVID, son los programas de vivienda social, la buena calidad educativa, el empleo formal, la confianza en el gobierno, los sistemas de salud incluyentes y la sostenibilidad ambiental.
Analizando estos factores y los titulares de medios de las últimas semanas, no se augura un buen resultado para Costa Rica. Ya veremos.
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