Se encuentra en discusión, en el seno de la Asamblea Legislativa, el proyecto de ley 21.840, cuyo objetivo es incluir a profesionales de ciencias naturales e ingenierías, en el ámbito laboral y profesional pertinente a las ciencias de la salud. Pero hablemos claro, por más que se trate de generar una discusión en la que estos profesionales argumentan que algunos cuentan con títulos universitarios de maestrías, doctorados o especialidades, la realidad es que el proyecto no los menciona específicamente en ningún sitio en la reforma de la ley propuesta y por tanto este ni siquiera es tema que valga la pena discutir.
Lo que sí hace el proyecto es abrir la posibilidad de que cualquier profesional pueda ser considerado dentro del área de la salud de contar con la venia del Ministerio de Salud, el cual no es un colegio profesional. Se debe recordar que los colegios profesionales son las corporaciones a las cuales el estado costarricense ha delegado el control del ejercicio profesional de cada una de las profesiones del país. A manera de ejemplo, el 88% de los créditos universitarios de la Licenciatura en Biología con énfasis en genética humana no tienen ninguna relación con salud humana, para un bachiller en biotecnología, el 95% de sus créditos universitarios versan en procesos animales y vegetales, o de las ciencias básicas. De aprobarse tal proyecto de ley, estas personas podrían estar realizando exámenes de laboratorio clínico sólo por el hecho de conocer técnicas que son comunes a muchísimas áreas de la investigación pero que no, confieren el bagaje clínico necesario para realizar un abordaje integral de los procesos fisiológicos y patológicos humanos.
Aducen, los proponentes del proyecto de ley, que de no aprobarse se afectaría enormemente el avance científico y tecnológico de la salud en nuestro país, lo cual además de no ser correcto, muestra desconocimiento completo de la realidad actual del avance tecnológico que existe en nuestro sistema de salud y que lo ha colocado en los primeros lugares del mundo. La biotecnología y la biología molecular son dos herramientas de las muchas que se utilizan en el quehacer diario de los profesionales en Microbiología y Química Clínica para un correcto abordaje diagnóstico de los pacientes, así como también se utilizan la histología, la farmacología, la embriología, entre otras. Todas las mencionadas forman parte del perfil profesional del Microbiólogo y Químico Clínicos, pero ninguna de ellas de forma aislada puede equipararse al perfil integral de este profesional de nuestro país.
Históricamente el desconocimiento ha sido un mal consejero, los y las diputadas a cargo de la revisión de este proyecto de ley debieran basarse en las mallas curriculares de las carreras involucradas y se darán cuenta que, solo la carrera de Microbiología y Química Clínica cuenta con una robusta carga académica correspondientes a cursos etiológicos y patológicos, de la clínica humana los cuales se encuentran en menos de un 12% en carreras como Biología con énfasis en Genética Humana o incluso son inexistentes en las carreras de Biotecnología, siendo que los planes de estudio de estas última se concentran principalmente en el estudio de procesos animales y vegetales, no humanos. También debieran nuestros legisladores realizar una visita de campo en los laboratorios clínicos del país, institucionales y privados y así verificar por su propia experiencia que no existe un rezago tecnológico y científico que requiera solución, por el contrario, existe tecnología y avances diagnósticos de punta en los laboratorios clínicos actuales que han estado al servicio de la salud de todos los costarricenses.
Hay un gran riesgo asociado a la aprobación de este proyecto de ley pues se abre un peligroso portillo al brindarle al Ministerio de Salud la regulación del ejercicio profesional sobre los Colegios Profesionales, quitándole la potestad de ejercer controles científicos y académicos, potestad que le ha conferido el estado costarricense a éstos. Amén de que la argumentación de los proponentes en cuanto a su formación profesional en materia de salud humana, que en realidad es la cuestión importante aquí, no tiene la suficiente carga académica universitaria para sus pretensiones.
Este proyecto de ley, lejos de ser beneficioso para el país, deja vacíos y abre peligrosamente puertas donde el control académico y científico del ejercicio profesional le es arrebatado a los colegios profesionales, se pone en juego el bien más preciado de los costarricenses luego de la vida misma que es la salud, se obvia el pacto social del país, pues versa en un interés gremial de insertarse a un mercado laboral para el cual no están formados y representa un peligro para el sistema de salud de Costa Rica.
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