En la actual carrera para encontrar la cura contra la enfermedad COVID-19, existen cerca de 200 vacunas experimentales, 34 de las cuales están en la Fase III de ensayos en humanos, según el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es justo en este momento que buscar atajos sería riesgoso pues se podrían afectar los datos sobre su verdadera eficacia.

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Debido a la urgencia de poner fin a la crisis global, existe el peligro de que las presiones políticas y económicas para introducir rápidamente una solución contra la COVID-19 provoquen el despliegue de una vacuna que en realidad sea muy poco efectiva, que por ejemplo, “solo reduzca la incidencia del virus entre un 10% y un 20%”, según criterio de científicos como la doctora Ana María Henao Restrepo, coordinadora del Plan de Investigación y Desarrollo de Diagnósticos y Vacunas de la OMS.

El riesgo para la población

De acuerdo con el doctor Christian Marín Müller, el principal peligro es que durante la fase III se descubran efectos adversos:

Una de las amenazas potenciales es la amplificación de la infección: si los anticuerpos que se generan no neutralizan el virus efectivamente, los anticuerpos pueden más bien funcionar como un andamio que permite que el virus infecte células inmunes.

Otro eventual riesgo es la generación del síndrome Guillain-Barré al momento que el sistema inmune ataque los nervios. Esto podría comprobarse en uno o dos meses después de la vacunación. Con dengue, por ejemplo, algunos efectos de amplificación de la enfermedad se vieron algunos años después, cuando el nivel de anticuerpos empieza a bajar y el riesgo de reinfección incrementa.

Plan de protección

Consciente de esta realidad, y en un escenario científico global sometido a prueba y error, el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, indicó a Delfino.CR que actualmente mantienen comunicación constante con las seis empresas que van más adelantadas en la producción de la vacuna.

“La idea es ver cómo van avanzando todas, y, finalmente, decidirnos por varias opciones; queremos tener la seguridad de que, si existiera algún inconveniente con una empresa, vamos a tener otras alternativas, y, de esta forma, garantizarnos las dosis que necesitemos y de la forma más segura posible”, señaló el ministro Salas.

Además, el país se unió recientemente al COVAX, una iniciativa mundial que tiene como propósito colaborar con los fabricantes de vacunas, e intervenir para que todos los países de todo el mundo tengan un acceso equitativo a vacunas seguras y eficaces, una vez que hayan obtenido la licencia y autorización.

Dato D+: COVAX promete garantizar dosis de vacuna para cubrir al menos el 20% de la población, diversidad en el portafolio de vacunas; entrega de las dosis tan pronto como estén disponibles, terminar la fase aguda de la pandemia y reconstruir economías.

Según el viceministro de Salud, Pedro González Morera, la participación de Costa Rica en el COVAX disminuye los riesgos que podrían existir en el proceso de producción, ya que este órgano vela porque el proceso se realice de forma segura. “Adicionalmente, nos reunimos varias veces por semana con los representantes de las farmacéuticas para ver los avances y verificar el correcto desarrollo de las vacunas”, explicó a Delfino.CR.

Sin embargo, mientras Costa Rica realiza esfuerzos por acercarse a las opciones (en apariencia) más seguras, aun cuando puede que sea el camino más largo, otros países corren por probar las vacunas que han ido surgiendo. Este es el caso de Rusia, que anunció que ya tiene lista una vacuna y que se prepara para vacunar a su población, levantando algunas dudas en el sector científico internacional.

Por otro lado, China tiene avanzadas las investigaciones de dos vacunas que no han terminado la Fase III de los ensayos clínicos, pero ya ha empezado a vacunar a trabajadores esenciales. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump afirmó que estima que alguna vacuna estará disponible en su país antes de las elecciones de noviembre. Panamá por su lado, está listo para empezar el ensayo clínico (Fase 2) con una vacuna alemana.

Sin embargo, ninguna de esas vacunas ha completado el período de ensayos clínicos, lo que ha llevado a algunos expertos a temer que la carrera por su desarrollo se esté politizando, y que la confianza de las personas en el tratamiento pueda verse afectada, tal y como lo indicó la científica en jefe de la OMS, Soumya Swaminathan.

¿Y los fabricantes?

En paralelo, como protagonistas de la carrera global por la solución a la pandemia, nueve grandes farmacéuticas se unieron recientemente en un compromiso para no acelerar las fases de prueba que puedan afectar el resultado de la inmunización contra la COVID-19.

Las farmacéuticas involucradas son: Pfizer, AstraZeneca, BioNTech, GlaxoSmithKline, Johnson & Johnson, Merck, Moderna, Novavax y Sanofi. Estas empresas firmaron una promesa de defender la integridad del proceso científico mientras trabajan hacia posibles aprobaciones regulatorias.

Sobre este compromiso de las farmacéuticas, el jefe de asuntos científicos y médicos de la división de vacunas de Pfizer, Alejandro Cané, indicó:

Pfizer entiende que, en este momento, el mundo está poniendo su fe en la ciencia, y específicamente en las vacunas, para llevarnos al otro lado de esta pandemia. Al firmar dicha promesa, Pfizer se compromete a desarrollar y probar su potencial vacuna contra la COVID-19 respetando los más altos estándares éticos y principios científicos sólidos”.

Ante esta realidad, el virólogo Christian Marín Müller apuntó que, de momento, se busca una vacuna que genere al menos un 50% de protección. Sin embargo, este es un promedio, lo importante sería llegar al punto seguro de un intervalo que no baje del 30%, pues si hay personas que tienen menos de ese nivel de protección se puede generar una falsa sensación de seguridad (“creo que estoy protegido, pero no lo estoy”).

Para el ministro Salas, la decisión final en cuanto a la elección de la (las) vacuna(s), que protegerán a quienes habitan Costa Rica, se tomará posiblemente el otro año, cuando exista más información en cuanto al desarrollo y efectividad de las mismas.