En el mundo de los negocios existe una muestra muy amplia de proyectos fallidos, los cuales son analizados por diferentes entidades, por ejemplo, el Standish Group, tiene 25 años de estudiar los proyectos públicos y privados, relacionados con la Tecnología Informática, para el informe Caos. Con el fin de determinar si un proyecto es exitoso o fallido, normalmente y de forma general se utilizan las siguientes definiciones, un proyecto es exitoso si se finaliza en el tiempo programado o menos, si se ajusta al presupuesto y se completó con todas las parte y funciones que se programó, los proyectos en discusión son proyectos que se finalizaron y funcionan, pero requirieron más tiempo que el estimado, sobrepasaron el presupuesto o funcionan con un poco menos de las partes y funciones que se programaron y un proyecto es fallido si es cancelado en algún punto de su ciclo de desarrollo. Basados es esas definiciones generales y el análisis de la información lograron concluir que únicamente el 29% de los proyectos son exitosos, el 52% de los proyectos se encuentran en discusión si son fallidos o son exitosos, y el 19% son proyectos fallidos, en el 2015 se analizaron 50.000 proyectos, esto no lleva a inferir que solo en ese año hubo 9.500 proyectos fallidos, desde pequeños hasta grandes, este es un estudio que involucra tanto a la empresa privada como en las instituciones públicas. Ahora recordemos algunos ejemplos de proyectos fallidos: el transbordador espacial Challenge de la NASA, la Nueva Coca Cola en 1985, la T2 de Metrovalencia, la Marina de la Copa del América, estos son solo unos ejemplos de una larga listas.
De la información recolectada y analizada, sobre los proyectos fallidos, se concluye que estos proyectos fallaron por diferentes causas, pero se puede identificar una común, y es que su planeación fue defectuosa o no se realizó, en algunos proyectos los políticos o los gerentes, insistieron en llevarlos a cabo, a pesar de la oposición de los técnicos especialistas y fracasaron.
Suele suceder, que, para cubrir el costo de los proyectos fallidos de gran tamaño, la empresa privada busca ayuda estatal, desde financiamiento en los bancos, a tasas preferenciales hasta condonación de deudas asociadas al proyecto, en el caso de las perdidas causadas por proyectos públicos es claro que las cubre el Estado, al final el grueso de esos costos se cubre con los impuestos que pagan los contribuyentes.
Veamos un poco hacia adentro, en Costa Rica, creo que por la coyuntura del Proyecto del Tren Rápido de Pasajero (TRP) y la discusión que hay acerca de este plan se da un momento oportuno para recordar algunos proyectos fallidos, recordemos a Limón Ciudad Puerto, donde se invirtieron 8 millones de dólares, las cuatro plantas de asfalto, ubicadas el Siquirres, Cañas, Santo Domingo y Buenos Aires 7 Millones de dólares, el Proyecto Parque Eólico del Valle Central de la CNFL 58 millones de dólares, el Proyecto Hidroeléctrico Diquís del ICE 174 millones de dólares, podría seguir enumerando proyectos fallidos como los de INFOCOOP, INA, MEP y UPAD entre otros. Si analizamos los montos invertidos en solo los cuatro proyectos nombrados vemos que se invirtieron 247 millones de dólares, en un país que tuvo un Producto Interno Bruto de poco más de 62 mil millones de dólares en el 2019, es decir, solo esos 4 proyectos fallidos representan el 0,4% del PIB, estos proyectos tienen varias causas en común, por las que no tuvieron éxito, en donde resalta, de nuevo, la mala o nula planificación.
Estas pérdidas las pagamos los contribuyentes o clientes, sea por medio de las tarifas o los impuestos, analicemos el ejemplo del ICE, el ICE genera sus ingresos por medio de las tarifas, que cobran por la venta de los bienes que comercializan como la electricidad, la telefonía y el internet, principalmente, de esas ventas debe salir el dinero para cubrir todos los gastos, incluyendo los proyectos fallidos es claro que las tarifas son pagadas por los usuarios de los bienes, consumidores que somos públicos o privados, los clientes privados pagamos de nuestro bolsillo las tarifas todos los meses y los clientes públicos los pagan con el dinero que recaudan de los impuesto, al final los privados pagamos todos los gastos incluyendo los proyectos fallidos.
En el Proyecto del Tren Rápido de Pasajero se haría una inversión de 1.500 millones de dólares, esto representa el 2,4% del PIB, sin incluir derechos de vía. La subvención a las tarifas, por parte del Gobierno (léase pueblo costarricense) será de 50 a 150 millones de dólares anuales, tomemos la media de esta subvención, para este análisis, es decir 100 millones, esto representa casi el 0,16% del PIB.
Escuché a la señora primera dama en una entrevista decir que en la etapa de pre-cartel se podría discutir el proyecto, posición que no comparto, el Estudio de Factibilidad del Proyecto debe ser muy bien elaborado y muy discutido por los expertos en el tema y es fundamental una revisión por “pares” pero que no sean “¡¡¡yes man!!!”, pares independientes y la sociedad costarricense, esto para evitar problemas a futuro.
Yo estoy de acuerdo en que el proyecto del TRP debe hacerse una realidad, pero debe ser la mejor alternativa de tren para las necesidades de Costa Rica, creo que los señores diputados deben devolver el Proyecto para que el Gobierno ajuste el Estudio de Factibilidad y así obtener el tren de Costa Rica.
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