Estamos a cuatro meses del primer reporte de un caso de COVID-19 en el país. A lo largo de estas semanas, se han promovido diversas medidas por medio de leyes, decretos y directrices para mermar el impacto del virus en la población y el efecto de las medidas sanitarias sobre la economía. En este momento de la coyuntura, las proyecciones económicas y sociales expresan una situación crítica para la población en general, pero en particular para los sectores humildes. En este punto, algunas de las prioridades nacionales tienen que ver con la manera de llevar dinero al bolsillo y comida a la mesa de la población más vulnerable, el financiamiento del Estado y el futuro del país después de la pandemia por COVID-19.

En este contexto, los medios de comunicación colectiva, dominantes o no, han reportado más informaciones sobre sucesos y entretenimiento en torno a la pandemia por COVID-19 que a sus implicaciones políticas y económicas para el presente y futuro del país. Así, por ejemplo, los noticieros combinan el reporte institucional sobre la evolución de la pandemia, y sus maneras de prevenirlo, con el quehacer de la “farándula” nacional e internacional durante la cuarentena y las muertes en el mundo por causa del virus. Durante estas semanas las principales cadenas de televisión, Repretel canal 6 y Teletica canal 7, mantienen su programación dominante de novelas, series, películas, entre otros formatos de entretenimiento, sin dejar espacio al diálogo y el debate necesarios para pensar la situación del país.

Al anunciarse las primeras medidas económicas sobre moratoria de impuestos, reducción de jornadas o suspensión de contratos laborales, así como la reducción de la base mínima contributiva en el seguro de salud y de pensiones, la mayoría de medios coincidió en representarlas como una manera de “ayudar” a los trabajadores a conservar su empleo o en omitir los beneficios en la reducción de costos de producción que estas medidas significan para las empresas, pero sobre todo para las que más riqueza acumulan. La Nación frecuenta omitir el beneficio empresarial que envuelve dicha moratoria e interpreta la reducción de jornadas como una manera de evitar despidos, por citar un caso. La afectación de las condiciones e ingresos laborales, así como el deterioro de los ingresos de la C.C.S.S., que estas medidas implican, tienen un peso mínimo en el discurso mediático.

La “cobertura” de los medios de comunicación alrededor del conflicto suscitado por las medidas sanitarias para la exportación e importación de mercancías vía terrestre, enfatizó las protestas de transportistas, empresarios exportadores y gobiernos centroamericanos según las cuales el Gobierno de Costa Rica promovía la ruptura del comercio regional. El medio Crhoy.com facilitó la exposición del punto de vista de transportistas y empresarios, el cual afirmó que las medidas sanitarias posibilitan el “desabastecimiento” de mercancías. El Observador.cr hizo eco de la posibilidad de una eventual escasez de productos, a la vez que exaltó el papel de los empresarios en la procura de una solución al conflicto. En este caso, primó el aspecto económico sobre el cuido de la salud.

El discurso mediático en torno al brote de COVID-19 en los cantones de la zona norte del país, se articuló con las declaraciones del Ministro de Salud y personeros del Gobierno según las cuales Nicaragua representa un “peligro” para la seguridad sanitaria. La Nación, Crhoy.com y el Observador.cr titularon noticias que vinculan a los nicaragüenses con el “peligro” de contraer el COVID-19. Teletica canal 7 y Repretel canal 6 realizaron reportajes en los cuales se interpretó la migración nicaragüense como una amenaza. Estas informaciones omitieron identificar como posibles causas del brote a la responsabilidad de las empresas agrícolas exportadoras, el tráfico de migrantes y las condiciones laborales en la zona. Después de una marca tendencia antinmigrante, las últimas noticias sobre COVID-19 en la frontera norte empiezan a desplazarse hacia la responsabilidad de las empresas agrícolas.

De manera principal, pero no exclusiva, el discurso de las “redes sociales” funciona como caja de resonancia de lo expuesto por los medios. Los memes que circulan en las redes exaltan el “atractivo” físico del Ministro de Salud, exponen las muertes por COVID-19 en el mundo y adjudican a los nicaragüenses la responsabilidad por la situación actual de la pandemia. Las informaciones falsas expuestas por las redes procuran generar incertidumbre sobre el estado de la pandemia y la laborar de la institucionalidad pública para enfrentarla. Así, por ejemplo, las imágenes y audios que circulan en redes sugieren que, sin presentar fuente o referencia técnica, el Ministerio de Salud brinda datos falsos sobre la cantidad de personas contagiadas y la existencia de “contagio comunitario” en la población.

La reducción de costos proporcionada por Internet a la industria mediática ha facilitado la proliferación de varios medios de comunicación. Pero esto no parece traducirse en una diversificación de puntos de vista. Desde una perspectiva general, como se ha visto, los medios se acercan a perspectivas conservadoras y empresariales (se inclinan al lado derecho del espectro político). Es decir, tenemos más medios, pero los mismos contenidos.

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