Han transcurrido noventa días desde que se emitió el decreto de emergencia nacional, el 16 de marzo de este año. Hasta el 14 de junio, un total de 1715 personas han sido confirmadas como positivas. Se trata de 787 mujeres y 928 hombres. En su mayoría, las personas declaradas positivas son costarricenses (74,5%), mientras que, cerca del 25,4%, son extranjeras.

Geográficamente, solo San José y Alajuela reúnen más de la mitad de las personas declaradas oficialmente positivas (66,9%). El resto de los casos positivos se distribuyen entre las demás provincias, donde destacan Heredia y Guanacaste con cifras de casos positivos que superan al total de casos de Cartago, Limón y Puntarenas juntos.

El pasado 8 de junio, el ministro de Salud, Daniel Salas, afirmó que el país experimenta una “segunda ola pandémica”. Estas declaraciones despiertan interrogantes sobre las diferencias entre la primera ola y esta segunda expresión de casos positivos.

La Organización Mundial para la Salud (OMS) ha dicho que la evolución de casos se presenta en cuatro fases escalonadas. En la primera no hay presencia, ni registro de casos positivos. En la segunda, se observan casos aislados que, por lo general, son importados. En la tercera, aparecen conglomerados de casos positivos ("clusters") que se distribuyen en diferentes áreas geográficas y con nexos epidemiológicos claramente identificados. En la última, identificada como de "transmisión comunitaria", la cadena de transmisión rompe contacto con los grupos de personas declaradas positivas y los nexos epidemiológicos son inciertos o desconocidos.

Las autoridades nacionales, además, han hecho referencia a la existencia de “dos tiempos” de un “partido” que deberíamos “jugar” bien. De igual manera, hicieron referencia a la aparición de al menos dos olas pandémicas hasta el momento.

La identificación de la segunda ola es un indicador de atención importante. La epidemiología caracteriza a las segundas olas como períodos en donde la aparición de casos positivos muestra una alta tendencia a generar infecciones secundarias con una efectividad de transmisión mayor que en lapsos anteriores. La segunda ola posee una evolución mucho más acelerada y por supuesto demanda mayores niveles de atención en distintos puntos del país.

Una de las áreas geográficas más interesantes de analizar, debido a las características de su evolución es la Región Chorotega, que comprende los once cantones que integran la provincia de Guanacaste (Abangares, Tilarán, Cañas, Bagaces, Liberia, La Cruz, Carrillo, Santa Cruz, Nicoya, Hojancha y Nandayure). Es una región constituida por dos unidades geográficas diferenciadas claramente una de la otra. Los siete primeros cantones están localizados en la parte continental del territorio nacional; mientras que los restantes cuatro están ubicados en el área de la Península de Nicoya.

Esta región presenta, al 14 de junio del 2020, un total de 136 casos confirmados (acumulados). Cinco cantones (de un total de once) acumulan el 75,1% del total de los casos (Liberia, Abangares, Bagaces, Cañas y Nicoya). Nicoya es el único cantón de este grupo que se ubica en el área de la península. El resto de los municipios alcanza el 24,9% del total de casos.

El análisis de los datos, a lo largo del período de observación, muestra tres momentos muy distintos en la evolución de los casos. El primer período corresponde a la fase uno y dos. Se extendió desde el 15 de marzo al 03 de abril. En total, en este “primer tiempo”, se registraron 13 casos, principalmente en los cantones de Tilarán (2), Liberia (1), Carrillo (2), Santa Cruz (3), Nicoya (4) y Hojancha (1).

Hubo una segunda fase, que se extendió desde el día cuatro de abril hasta el 27 de abril. Es un lapso de veinticuatro días en donde no se reportaron casos positivos o nuevos. Coincidió con el receso de la Semana Santa y el establecimiento de todas las medidas sanitarias y de distanciamiento social que elevaron los niveles de restricción en diferentes ámbitos de la sociedad. La tercera etapa llevaba contabilizados, al 14 de junio, un total de cuarenta y ocho días. Comprende lo que en la taxonomía de la OMS se conoce como la tercera etapa o, bien, en el simbolismo de las autoridades nacionales, el segundo tiempo o la segunda ola pandémica.

Esta segunda ola es un período que acumula casos de manera acelerada. Contrariamente a lo que sucedió en la primera ola, lo cantones con mayor afectación son los que se ubican en la zona continental, Abangares (21), Tilarán (4), Cañas (27), Bagaces (16), Liberia (17), Carrillo (3), La Cruz (8). Mientras que los cantones ubicados en la península muestras bajos niveles de contagio, excepto Nicoya. Las cifras para estos municipios son las siguientes, Santa Cruz (4), Nicoya (16), Hojancha (7) y Nandayure (1). La aparición de casos positivos en este último cantón tomó un lapso de noventa días. No tuvo casos reportados oficialmente durante la primera ola.

Los meses de marzo y abril fueron los que menos casos reportaron. En total, entre los dos meses suman 22 casos (10 en marzo y 11 en abril). Como ya hemos indicado, estos dos meses corresponden a la dos primeras fases que ha establecido la OMS. Los meses de mayo y junio, por otra parte, son los meses donde la velocidad del contagio ha sido más acelerada. Entre estos dos meses contabilizan un total de ciento quince casos acumulados, positivos (62 en el mes de mayo y 53 al 14 de junio). En general podría decirse que en promedio a lo largo del mes de mayo y lo que va de junio, se han confirmado 2,5 casos por día. Mientras que, desde el 15 de marzo hasta el 30 de abril, durante la primera ola, se contabilizó un caso positivo cada tres días.

La segunda ola muestra cinco cantones que son los epicentros de los nuevos brotes en la Región Chorotega. Cuatro de ellos se ubican en la zona continental sobre la franja que colinda con la región Pacífico Central y uno de ellos, Nicoya, es un cantón peninsular. El resto de los cantones, aunque presentan brotes recientemente no muestran señales, hasta ahora, de un incremento en el ritmo del contagio.

Ninguno de los once cantones, de acuerdo con las categorías de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), alcanza la alerta naranja. Bagaces, Abangares, Liberia, Nicoya y Cañas tienen una categoría de alerta amarilla. Hojancha, Tilarán, Santa Cruz, La Cruz, Carrillo y Nandayure tienen la categoría de alerta verde. Ambas son alertas de tipo preventivo y de baja moderación en las medidas que se deben tomar.

Existen dos cantones que llaman la atención por la rápida evolución de sus casos en esta segunda ola, Cañas y Nicoya. Cañas hasta ahora tiene un total de 27 casos acumulados, dos recuperados y 25 casos activos. De su lado, Nicoya posee un total de 23 casos acumulados, 19 casos activos y cuatro recuperados, de los cuales todos son casos recuperados durante la primera ola.

La aplicación de medidas sanitarias con altos niveles de restricción ha demostrado ser eficiente, pero su prolongación en el tiempo posee un límite. Esta situación debe necesariamente llevar a una reflexión sobre el tránsito de medidas destinadas al encierro para el rompimiento de las cadenas de contagio, a escenarios donde se comprenda con mayor precisión el papel del territorio en el relacionamiento entre las personas.

Esto implica pasar de medidas de control aplicadas al “cuerpo” a la construcción de políticas públicas donde la unidad de acción no sea el cuerpo de las personas, sino sus contextos territoriales. Es indispensable pensar en una política pública en función del territorio que mantengan el contagio en niveles bajos y aseguren respuestas humanas, solidarias y democráticas.

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