La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una advertencia este fin de semana a los países que pretenden salir a buscar entre su población anticuerpos de COVID-19 para determinar cuántas personas han estado expuestas al nuevo coronavirus, como elemento a tomar en cuenta para levantar alguna de las restricciones impuestas.

A través de una guía técnica, la organización advirtió especialmente a aquellas naciones que pretenden expender "pasaportes de inmunidad" o "certificaciones de libre de riesgo" de COVID-19, al indicar que no hay evidencia de que las personas que ya se infectaron y tengan anticuerpos, sean inmunes a una segunda infección.

El desarrollo de la inmunidad a un patógeno como el SARS-CoV-2 es un proceso natural que normalmente tiene lugar entre 1 o 2 semanas. Cuando el cuerpo detecta una infección viral, tres células (macrófagos, neutrófilos y células dendríticas) batallan por retardar el progreso del virus e incluso podrían evitar la formación de síntomas. Esa respuesta es seguida de una adaptación en el cuerpo que produce anticuerpos para ese virus específico.

La OMS explicó que el cuerpo también hace que las células T reconozcan y eliminen otras células infectadas con el virus. A ese proceso se le llama inmunidad celular: elimina el virus del cuerpo y si la respuesta es lo suficientemente fuerte, puede prevenir que la enfermedad progrese o una reinfección por el mismo virus, algo que puede ser determinado a partir de mediciones de anticuerpos en la sangre.

Si bien la evidencia analizada hasta la fecha por la OMS apunta a que las personas que infectaron por COVID-19 tienen anticuerpos contra el virus, hay casos en los que esos anticuerpos tienen un nivel muy bajo en sangre. Además, al 24 de abril del 2020, ningún estudio ha encontrado que la presencia de anticuerpos para el SARS-CoV-2 confiera inmunidad para una nueva infección.

La Organización también advirtió a los países sobre el peligro de que las pruebas para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 puedan dar resultados incorrectos, esto porque ese tipo de pruebas necesitan validaciones adicionales para determinar su precisión y fiabilidad.

Una prueba de mala calidad o mal aplicada podría etiquetar a una persona, falsamente, como negativa o positiva. Ambos errores tienen consecuencias graves y afectarían los esfuerzos de control de la pandemia. La OMS también alertó que esas pruebas deben ser capaces de distinguir entre infecciones pasadas por el SARS-CoV-2 y los otros seis coronavirus que circulan entre humanos, cuatro de los cuales causan el resfriado común y circulan ampliamente por el mundo.

Muchos países están probando el nivel de anticuerpos para el SARS-CoV-2 nivel de población o en grupos específicos, como trabajadores de la salud, contactos cercanos de casos confirmados, o dentro de los hogares. La OMS apoya estos estudios ya que son fundamentales para la comprensión de la enfermedad. Estos estudios proporcionarán datos sobre el porcentaje de personas con anticuerpos de COVID-19 detectable, pero la mayoría no están diseñados para determinar si las personas son inmunes a infecciones secundarias

Finalmente, la OMS reiteró que en este punto de la pandemia no hay suficiente evidencia sobre la eficacia de la inmunidad medida por anticuerpos y advirtió que las personas que asumen que son inmunes a una segunda infección, ya que han recibido un resultado positivo de la prueba con anterioridad, pueden ignorar los consejos de salud pública y aumentar los riesgos de transmisión continua.