Thomas Hobbes, nacido en abril, fue un filósofo inglés que vivió en una época de luchas internas y de anarquía en su Inglaterra del siglo XVII. Es considerado uno de los fundadores de la filosofía política moderna y nos ofrece, en su obra maestra, el Leviatán, la primera gran teoría científica moderna del Estado y del derecho.

Su tesis central, es que el ser humano no es un ser social por naturaleza, pues antes de que estuviera vinculado por un pacto, a cada cual le era lícito hacer cualquier cosa y contra quien quisiera. La condición de humano es una condición de guerra de todos contra todos y, por tanto, en ese contexto se admite un derecho de hacer sin límite. El humano, pues, en el Estado de naturaleza se encuentra en guerra, es un Estado de guerra de todos contra todos, puesto que, al no haber un poder común, no hay ley ni hay justicia; pues lo justo es un concepto que se refiere al hombre en sociedad.

Para los seres humanos, es conveniente salir de este estado y ello se logra merced a un contrato, cuyo contenido es la renuncia de cada individuo a aquella libertad ilimitada propia del Estado de naturaleza, renuncia que debe ser entera e incondicionada, pues, de otra manera, se volvería al torbellino del egoísmo individual desenfrenado; los hombres se despojan de su derecho originario y lo traspasan al soberano. El Estado es una creación artificial, una máquina omnipotente que tiene un poder ilimitado sobre los individuos. Ningún ciudadano puede jactarse de poseer derecho frente al Estado el cual, provisto de una autoridad absoluta, es necesario para impedir la guerra entre los individuos.

En el capítulo XVII del Leviatán, Hobbes establece la causa, generación, definición de un Estado. El Estado se crea por pacto:

Es como si los hombres dijeran: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transfirieseis a él vuestro derecho y autorizo todos sus actos de la misma manera. Así se crea el Estado o Dios Mortal.

El fin de este Estado es particularmente la seguridad pues ha sido instituido:

(…) al objeto de que pueda utilizar la fortaleza y medios de todos, como lo juzgue oportuno, para asegurar la paz y defensa común.

Tal es la idea de Thomas Hobbes. Toda la justificación de este ilimitado poder es que el mismo es mucho mejor que los horrores del Estado de la naturaleza. Es decir, Hobbes por temor a la anarquía y para subrayar la tranquilidad suprime la libertad.

Las teorías de Hobbes, nos han ayudado a comprender los mecanismos de funcionamiento de los estados autoritarios y absolutistas. Pero son relevantes para comprender la lógica de las cosas bajo un estado de excepción.

El Leviatán, ese Dios estatal, sin embargo, no es cuento de filósofos. Existe, y se localiza en las normas que contemplan todos los ordenamientos constitucionales para atender todas aquellas situaciones de suma excepción y de guerra y en donde se impone que los poderes estatales actúen para garantizar la vida de las personas. Es un poder inmenso, juridificado es cierto, pero todopoderoso. Es capaz de suspender libertad y propiedad. No estamos acostumbrados a convivir con ese animal.

Costarricenses: debemos ser obedientes y atender el lavado de manos, la distancia social y el quedarnos en casa. Si no lo hacemos, el monstruo todopoderoso se puede despertar y les aseguro que no será nada bonito soportar los actos de esa bestia.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.