El calendario marca 13 de Julio 2020. La bulla de San José y otras ciudades por la mañana ya no es la misma. Muchas empresas e instituciones han optado por el teletrabajo para muchos de sus trabajadores. Los comercios, oficinas, restaurantes y cafés están abiertos, pero con un control estricto para evitar aglomeraciones. Cada cuadra esta vigilada por un policía, similar a los operativos de diciembre. En esta ocasión no es para evitar el robo del aguinaldo, sino para controlar el aforo en las paradas de buses y los comercios de alto tránsito. Inspectores del Ministerio de Salud caminan con mascarillas de comercio en comercio, listos para clausurar cualquiera que incumpla las medidas, pero más importantemente reiterando a los comerciantes el mensaje sobre la importancia de la distancia entre sus clientes y sus colaboradores, así como las medidas de higiene estrictas. Sus palabras antes de salir de cada establecimiento son claras: “y, recuerde, para evitar otra vez que el país nos lo cierren, es responsabilidad de todos seguir estas recomendaciones”. El mensaje parece estar bien interiorizado por el sector empresarial. No ha habido cierres importantes desde después de semana santa.

Llega la conferencia del medio día. Ya estas no duran dos horas, y de hecho estas se dan solo tres veces a la semana. El ministro Salas reporta que dos personas en San Marcos de Tarrazú han dado positivos por el COVID-19. Ambos estaban asintomáticos en el momento de su diagnóstico, y 30 personas de su círculo cercano, cinco de ellos menores de edad, fueron puestas en cuarentena por 14 días como precaución. Los adultos recibirán un estipendio por parte del gobierno de ser necesario para cubrir sus necesidades durante esos días de aislamiento, y los menores continuarán sus estudios desde la casa. No se cerrarán comercios en la Zona de los Santos. El ministro anuncia, y como lo establece los nuevos protocolos, que funcionarios en salud ya empezaron a hacer los barridos correspondientes buscando nuevos casos, y de ser necesario aplicaran una cuarentena localizada al pueblo de San Marcos por 14 días. Como precaución, el Dr. Macaya instruyó al Hospital Max Peralta en Cartago cancelar los procedimientos electivos para liberar espacios en caso de una oleada de casos, y el Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (antiguo CENARE) eleva su estado de alerta.

Mientras tanto en el Valle Central, otras 15 personas que estuvieron de paseo en San Marcos el fin de semana fueron notificadas automáticamente por medio de la aplicación del Expediente Digital Único en Salud (EDUS) o un servicio de mensajería, que habían estado en contacto cercano con estos dos casos positivos en días anteriores. Como precaución ellas también deberán mantener una cuarentena. La notificación va inmediatamente seguida de una llamada de un funcionario del Ministerio de Salud aclarando la situación, y dando instrucciones claras.

A las 45 personas que tuvieron contacto con los dos casos positivos se les realizó la prueba diagnóstica por el virus en cuestión de horas y ninguna salió positiva. Los resultados todos fueron reportados y entregados casi de inmediato. Tres de estas personas ya contaban con su “pasaporte inmunológico” —un documento digital que determina que la persona ya estuvo expuesta al virus y desarrolló defensas adecuadas— y se determinó que estas no tenían que realizar la cuarentena. En todo caso a todos se les dará un seguimiento diario remoto a través de sus teléfonos.

Con orgullo el ministro recalca “El diagnóstico rápido, y la acelerada acción de las autoridades para localizar estas personas permitió contener un posible brote en San Marcos”. La conferencia continúa. El Dr. Salas, acompañado ahora de ayudas audiovisuales, mapas y gráficas, recibe preguntas de la prensa aún de manera virtual, y al finalizar la conferencia de prensa reitera que los eventos masivos no serán permitidos. Como ya es costumbre, al terminar la transmisión, una canción de un popurrí de artistas nacionales nos recuerda tres cosas fundamentales: seguir con las medidas de higiene estrictas; cuidar de nuestras poblaciones vulnerables; y ante cualquier síntoma parecido a una gripe, ponerse una mascarilla, aislarse y llamar al 1322.

Volviendo al presente

La escena descrita puede llegar a ser una realidad antes de lo que esperamos. El gobierno, a través de diferentes mesas de trabajo, se encuentra laborando para materializarla. Pero no será sencillo. Tomará de una coordinación sin precedentes en nuestro país. Como mencioné en la primera parte de esta serie, “soltar” las medidas, abrir los comercios, retomar el turismo, volver a los centros educativos, reactivar la producción, dependerá de acciones convergentes entre las autoridades, las instituciones, los empresarios y la población general.

Se necesitará tecnología nueva como las famosas pruebas de anticuerpos (serológicas) y las pruebas rápidas diagnósticas descentralizadas y disponibles en todo el territorio nacional. Además, deberá haber intercambio en tiempo real de esta información entre diferentes instituciones como Fuerza Pública, la Caja, el Ministerio de Salud y los gobiernos locales para tomar acciones rápidas y frenar la posibilidad que un brote localizado, se convierta en uno generalizado.

Habrá que sumarle al EDUS funciones que permitan a las personas registrar su ubicación en sus teléfonos, y en caso de ser diagnosticada con COVID-19, compartir voluntariamente una ruta precisa de dónde ha estado, complementando así el rastreo de contactos basados en la memoria de la persona. Además, la aplicación deberá proporcionar una notificación a los demás usuarios sobre su posible contacto con una persona infectada, siempre respetando la privacidad de la persona diagnosticada.

El rápido diagnóstico, y la rápida detección de posibles contactos a través de la tecnología será respaldada por un ejército de funcionarios en salud dedicados a reforzar la contención, búsqueda de casos y el rastreo de contactos (las claves para detener una pandemia). Este recurso humano se le ha llamado en otros países “Detectives Covid”. Con más de 1000 EBAIS en todo el territorio nacional, es fácil imaginar que esta nueva función podría ser liderada por estos equipos.

La CCSS también contará con protocolos para activar alarmas, liberar camas, y movilizar recursos en caso de una posible oleada de pacientes en alguna región del país. Modelos matemáticos predictivos, basados en el comportamiento del virus en nuestro territorio y población apoyarán las decisiones de un equipo especializado en la respuesta hospitalaria para pacientes COVID-19. Un stock de emergencia, con ventiladores, mascarillas, medicamentos y otros equipos de protección personal será procurado en meses por venir y estará disponible en caso de ser necesario.

Pero más allá de la tecnología, las innovaciones,  la coordinación interinstitucional, y el nuevo personal de la salud, se necesitará una población informada y educada sobre la convivencia adecuada con el coronavirus que ocasiona la enfermedad COVID-19. Se deberá interiorizar la idea de un “nuevo normal”, en el cual el ciudadano debe de entender que todas las medidas tomadas hasta ahora, en relación con la higiene personal, interpersonal y de espacios públicos, deben de mantenerse de manera indefinida. El “nuevo normal” consta de muchas acciones. Deberemos continuar con el lavado de manos estricto, haciendo las filas a 2 metros de distancia de cada uno, saludándose sin tocar al otro, realizando teletrabajo cuando sea posible, limpiando constantemente las superficies compartidas, dotando al personal que tiene interacción con el público como cajeros de barreras protectoras,  adoptando un sistema de citas y horarios especiales en comercios para poblaciones en riesgo, entre otras medidas. Se podría pensar inclusive que en zonas de riesgo personas usen mascarillas protectoras (hechas en Costa Rica).

La llegada de la vacuna, a unos 12-24 meses, seguro marcará el regreso de conciertos, teatros llenos, los bares con aforos como los solemos conocer, y las iglesias rebasadas de fieles. Por el momento, esa parte de nuestras vidas tendrá que esperar. Hasta entonces debemos interiorizar que la prioridad será cuidar de uno al otro, colaborar con información veraz y rápida, y resguardar la salud de las poblaciones mas vulnerables. Gradualmente iremos retomando todas las cosas que apreciamos, y lo iremos haciendo a como se vayan cumpliendo las acciones detalladas anteriormente. Eso sí, aún necesitamos un poco de tiempo para prepararnos mejor y evitar una catástrofe social, económica, y en términos de vidas humanas. “Despacio, que hay prisa” dice el viejo adagio.

Para cerrar quiero recalcar que en la primera entrega de esta serie hacía la advertencia que “esto va para largo”. No se trataba de un presagio alarmista ni catastrófico. Quise expresar con esas cuatro palabras la realidad que la comunidad científica ha concluido en todos los rincones del mundo: la enfermedad COVID-19 llegó para quedarse. No nos quedará de otra que aprender a convivir con el virus que la ocasiona. Al fin y a cabo somos un país brillante, y ya lo dijo Stephen Hawking: “La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio”.

Si desean leer con detalle cada una de las acciones aquí detalladas, desde una perspectiva mas técnica, los invito a leer la propuesta de este servidor a considerar las condiciones mínimas para la reactivación de la sociedad costarricense desde la perspectiva del sistema de salud pública.

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