Al realizar un ejercicio de asociación, relacionamos, para bien o para mal, a la Alcaldía de San José con un nombre: Johnny Araya Monge. Cabe reseñar, como tanto se ha realizado estos meses en redes sociales y distintos medios de comunicación, que el alcalde Araya ha estado al frente del gobierno local por más de 15 años; primero como ejecutivo municipal, del año 1991 a 1998, y luego como alcalde electo por medio de elecciones, a partir del año 1998 hasta el presente (con un impás de los años 2013 al 2016 por motivos de campaña presidencial). Pero más que centrarnos en hablar sobre Johnny Araya, queremos utilizar este espacio para brindar algunos elementos a considerar dentro del proceso electoral que se avecina el próximo domingo 2 de febrero del 2020.

Navegar por las redes sociales de candidatas y candidatos a la alcaldía de San José, representa un recorrido por imágenes y deseos hacia la ciudad. En este navegar se comprueba que constantemente estas personas recurren a un imaginario devastador de la ciudad: una San José “hundida” en la miseria, la basura, la fealdad, el caos, la ineficiencia… A esto se agrega un sin número de adjetivos que pretenden sensibilizar la conciencia de las y los votantes, pero ¿Sensibilizar para qué? Pareciera que es para la no continuidad de Araya Monge en el gobierno local. También en sus discursos tienden a construir un idilio de ciudad moderna, tecnológica o sostenible, que sea deseable para la mayoría, o al menos eso es lo que expresan. Este punto es importante a considerar con precaución, ya que puede ser la perfecta justificante para la intervención de la ciudad, lo cual puede desencadenar en la construcción de una ciudad excluyente y exclusiva. Así, cabe preguntarnos ¿Para quiénes se quiere construir ciudad? o ¿Para quiénes se gobierna la ciudad?

Los programas de gobierno se constituyen en una hoja de ruta que presentan candidatos y candidatas previo al día de las elecciones. Analizar estos documentos ayuda a entender las intenciones superficiales y de fondo que se quieren ejecutar y materializar en su periodo de gobierno. Estos escritos muestran una variedad de temas y enfoques que persiguen concretar las ideas e intereses que mueven a cada partido y sus personas representantes. 

San José no se escapa de esta realidad, para las elecciones municipales del 2 de febrero del 2020 se encuentran inscritos 15 partidos políticos, la mayoría con un programa de gobierno con una larga lista de balances de la situación actual y propuestas para mejorar aquello que valoran de forma negativa. Para algunos temas estos partidos presentan propuestas similares, mientras que para otros, sus propuestas son contrarias. De ahí la relevancia de estudiar la composición de sus promesas para que cada quien decida cuál podría ser la mejor opción para el futuro del cantón en todos sus distritos.

Para aportar en este debate y dar insumos a los y las votantes, realicé como parte de un proyecto de investigación inscrito en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, un documento breve donde me enfoco en analizar las propuestas de 12 de los partidos políticos que se encuentran disputando la alcaldía de San José. Para esto me centro en cuatro grandes temas: 1. Repoblamiento del centro de la ciudad; 2. Vivienda; 3. Movilidad urbana; y 4. Espacio Público.

Por ejemplo, de estas cuatro áreas, el tema de movilidad urbana es el que genera una preocupación compartida entre los distintos partidos, ya que todos los programas de gobierno analizados proponen acciones para trabajar con esto. Dentro de ello existen consensos pero también disensos en los caminos a seguir. De manera contraria, el tema de repoblamiento del centro de San José genera menor preocupación entre los partidos, ya que de los 12 programas de gobierno analizados, sólo tres de ellos emiten propuestas para esta área. Aún así, están lejos de ofrecer un cambio en el modelo de vivienda implementado hasta el momento en el centro de San José, el cual ha estado dirigido a grupos de personas de ingresos medios y altos. Con esto se puede afianzar el patrón de que habitar en el centro es un privilegio para algunas cuantas personas que pueden acceder a opciones de vivienda con precios elevados, y no así una opción extendida para la mayoría de la población. 

Para mayores detalles, invitamos a leer el documento adjunto.

Frente a un proceso electoral, ya sea a nivel de gobierno central o local, nos surge la pregunta ¿Por quién votar? ¿Cuál será el partido “menos malos”? ¿En quién se puede confiar? ¿Cuál partido podrá transformar las realidades presentes? De una u otra forma, tratamos de ejercer un acto de confianza que en su esencia siempre quedará corto. La construcción de otra democracia se va a poder realizar cuando nos integremos en el trabajo local, en la organización de base, colectiva y participativa, dejando atrás niveles de gobierno simplemente representativos, para soñar otras formas de organizarnos en sociedad y, en este caso, producir ciudad. Una ciudad que incluya a las distintas personas y no que las excluya; una ciudad que promueva el bienestar humano y la justicia social; una ciudad para la vida con oportunidades para todos y todas.

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