La contribución más importante que la Asamblea Legislativa puede hacer para que el Poder Judicial empiece a superar su crisis interna es transparentar la forma en que elegimos a las personas magistradas.
El miércoles 4 de diciembre la Asamblea Legislativa inició el proceso para llenar cinco vacantes de magistraturas, en medio de reclamos ciudadanos y exigencias de nuestra fracción para que las votaciones fueran públicas y transparentes, a fin de evitar eventuales conflictos de interés y que, finalmente, se dé un cambio del mecanismo que probablemente funcionó durante la época del bipartidismo.
Para hacer el voto público y eliminar el secretismo la Asamblea Legislativa tiene dos vías, sencillas y rápidas ambas, que la próxima semana podríamos votar.
Modificar un acuerdo legislativo
El Art. 227 del Reglamento de la Asamblea Legislativa, que dice que las votaciones se harán por papeleta (comúnmente secretas), aplica para elecciones de mayoría absoluta. Sin embargo, la elección de magistraturas requiere mayoría calificada. Es decir, el 227 no aplica. Entonces, ¿por qué se usa?
Porque en el 2004, el Directorio Legislativo, y con votación del Plenario, tomó un acuerdo que es el que se usa hoy, a modo de analogía, para aplicarle la votación secreta a la elección de magistraturas. No existe norma explícita que diga que estas votaciones deban ser secretas.
Este acuerdo se puede modificar. La forma de hacerlo sería redactar uno nuevo, someterlo a votación del Pleno y que reciba 38 votos favorables. A partir de ese momento comenzaría a regir y podríamos hacer las votaciones de magistraturas de forma pública. Para recorrer esta ruta se necesita voluntad política.
Cambiar el Reglamento
Si quisiéramos ir un poco más allá, y transparentar no solo las votaciones para magistraturas, sino que todas las que tomemos en la Asamblea, podríamos modificar el Reglamento de la Institución para adecuarlo al más reciente voto de la Sala Constitucional al respecto.
Para esto, la fracción del PAC presentó, desde octubre de este año, un proyecto que viene a hacer justamente eso. El expediente es el 21.628, y modifica los artículos necesarios para que deje de existir el secretismo como norma dentro de las decisiones que tomamos en la Asamblea Legislativa.
Al ser una modificación del Reglamento, el proyecto no debe pasar por todo el trámite legislativo que normalmente debería un expediente (comisión, audiencias, consultas, dictamen, mociones de fondo, primer y segundo debate) sino que el Pleno podría conocerlo un día, aprobarlo y para el día siguiente estaría vigente.
Reflexión final
Como vemos, transparentar las votaciones que hacemos con el poder y autoridad que nos dan las personas votantes, es asunto de voluntad política. Sin embargo, que la sencillez del procedimiento no nos distraiga del gran impacto que tendría una decisión como estas en nuestro sistema democrático.
Sirva esta reflexión para darnos cuenta que tenemos una vez más, ante nuestras curules, la oportunidad de ser congruentes y transformar, de una manera significativa, el ejercicio del poder que nos fue dado por la ciudadanía. ¿Por qué no queremos cambiar? Esa pregunta no puede quedar sin una respuesta transparente, clara, pública y democrática.
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