El caso del femicidio ocurrido el pasado viernes dos de noviembre, en donde lastimosamente falleció Eva Morera, una joven vecina de Barva de Heredia, ha conmocionado a todo el país y ha causado diferentes reacciones, con ello se revive una vez más una discusión sobre género que muchas personas consideran ya superadas. Lastimosamente no es así, una vez más se ha logrado escuchar en la voz de todo tipo de personas y en diferentes estratos de la sociedad, comentarios que cuestionaron las actuaciones de Eva y que parecieran culparla por lo sucedido.
En los grupos familiares, en los espacios laborales, académicos o de esparcimiento se escuchan aún comentarios como “hay mujeres que les gusta que les peguen”, “ella se lo buscó, ¿para qué fue a la casa de él?”; “¿Por qué si sabía que él era así, no escapó antes?”. Esto es así porque la sociedad sigue siendo patriarcal, y en las personas siguen existiendo tintes machistas más o menos evidentes, dependiendo de cada persona.
Lo cierto es que el patriarcado mató a Eva porque si ella no hubiese sido mujer probablemente seguiría con vida, y ese patriarcado provoca el surgimiento de esas críticas y cuestionamientos hacia ella, en lugar de cuestionar y transgredir un sistema que avala que un hombre “me cela porque me ama”.
Muchas personas se preguntan el motivo por el cual existe un delito especial como el femicidio, argumentan que toda vida es valiosa, y por lo tanto un homicidio es homicidio independientemente del sexo de la víctima. Para responder esa duda, recurro a datos del Observatorio de Género del Poder Judicial, ya que solo en el año 2018 se registraron un total de 339 femicidios, es decir, 339 mujeres han muerto por violencia de género. Esta estadística no se podría ver reflejada si todos los delitos se tipificaran como homicidio.
Además, es necesario recordar que, tanto el femicidio como el homicidio calificado, tienen una pena de prisión de veinte a treinta y cinco años de prisión de acuerdo con los artículos 21 de la Ley de Penalización de la Violencia Contra la Mujer y 112 del Código Penal, de forma que la valoración es la misma en el sentido punitivo, por lo cual no se le está otorgando más valor a una vida respecto a otra.
Entonces, la finalidad de un delito especial como lo es el femicidio es dejar ver que aún en la actualidad existen grandes diferencias en razón del sexo en la sociedad, y comprender así la necesidad de seguir trabajando por cambios contundentes en materia de género y de derechos humanos de las mujeres.
No se niega la existencia de hombres que mueren en manos de sus parejas o exparejas sentimentales, sin embargo, ese no es un hecho recurrente como sí lo es el femicidio, y por lo tanto estos son valorados como homicidios. Es importante recordar que el derecho responde a una sociedad, y solamente según las necesidades que surjan en esta, se realizan cambios normativos para atenderlas.
Hay que dejar de pensar de que se trata de un aspecto de educación, Eva era estudiante universitaria de una carrera del área social, hay agresores con nivel académico de doctorado, y también las habrá en cuanto a víctimas. Esto no implica que el elemento educativo no sea importante, pero este se debe acompañar con un cambio cultural, y ese cambio cultural inicia por cada persona, que conlleva un análisis introspectivo respecto a nuestros comentarios, conductas y acciones que fomentan la violencia de género, como los comentarios que se dijeron anteriormente.
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