La crisis en Nicaragua lejos de terminar, se complica cada día más. En la última semana los asedios a universidades e incluso iglesias católicas en todo el país, se han acentuado mientras el Gobierno de Daniel Ortega Saavedra y de su esposa y primera dama, Rosario Murillo Zambrana, amarran por más tiempo su estructura en el poder del país vecino.

El martes de esta semana, en medio de una agudización de la crisis en las calles, el líder del régimen orteguista anunció el aumento para cinco años más del nombramiento de Julio César Avilés en la cabeza del ejército nicaragüense. Según el medio La Prensa, con esta designación Avilés alcanzaría los 15 años en el poder del ejército nacional (está cerca de cumplir la década en el puesto) a pesar de las críticas que ha recibido en los últimos meses por su clara posición orteguista.

En setiembre pasado, Avilés aseguró en un discurso que lo que sucede en Nicaragua es un "intento de golpe de Estado" por parte de organizaciones no gubernamentales, lo que le generó las críticas de líderes nicaragüenses, como la exguerrillera Dora María Tellez:

 

Tensión en los templos

Mientras tanto, el conflicto sigue escalando en los templos y en las calles nicaragüenses. Esta semana el fuego se recrudeció particularmente en la iglesia de San Miguel de Masaya, desde donde la semana anterior un grupo de manifestantes, madres y familiares de las personas que murieron en el contexto de las protestas antigubernamentales iniciadas en abril del año pasado, sostienen una huelga de hambre con la que exigen al gobierno la inmediata liberación de 138 personas detenidas, en medio de una campaña llamada "Navidad sin presos políticos”.

El movimiento fue rápidamente rodeado por un contingente de fuerzas especiales de la Policía Nacional que despojaron las instalaciones de agua potable y de electricidad. El ambiente crítico se recrudeció pues ese día, además, los militares orteguistas arrestaron a varios manifestantes civiles que llevaban agua potable a las madres manifestantes, acusándoles de terroristas y de portar armamento.

La huelga ha recibido el apoyo del sacerdote de la parroquia de San Miguel, Edwin Román, quien es reconocido por asistir humanitariamente a los manifestantes opositores al gobierno. Este jueves, según reportaron medios locales, existía preocupación por la salud del párroco y de tres de las madres de los presos políticos, pues su salud está complicándose cada vez más debido a la falta de agua en el asedio.

Los hechos críticos, sin embargo, no se quedaron únicamente en la parroquia de San Miguel: la de San Juan Bautista también fue atacada por una turba de manifestantes orteguistas, mientras se iniciaba una eucaristía dedicada a las madres en huelga de hambre.

Que las imágenes hablen por sí solas:

Mientras tanto, manifestantes orteguistas tomaron otras iglesias del país como la Catedral de Managua en la capital para hacer, por su parte, manifestaciones a favor del régimen.

Dichos movimientos ya acabaron y de momento solo queda en pie el de la parroquia en Mayasa.

Asedio a la Memoria

En una conversación sostenida este jueves por Delfino.cr con la directora de AMA y No Olvida, el Museo de la Memoria contra la Impunidad de Nicaragua, Emilia Yang Rappaccioli, la activista aseguró que lo que Nicaragua está urgiendo es la visibilización de su problemática y el regreso de las organizaciones de derechos humanos del mundo al país.

Recordemos que en diciembre del año pasado, el régimen expulsó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del país, luego de que esta documentase los abusos en la materia que ha cometido el gobierno. Además, organizaciones nicaragüenses como la Asociación Pro Derechos Humanos, también han tenido que abandonar el país por las presiones del orteguismo.

Por ello, según explica Yang, lo que las organizaciones y activistas piden es el regreso de las organizaciones de derechos humanos para que se documenten los casos que denuncian y se defina la verdad real de lo que ha sucedido desde el 18 de abril del año pasado, hasta la fecha.

La Asociación habla del asesinato de más de 300 personas a manos del régimen pero como el gobierno continúa negando la mayoría de los decesos que denuncian, lo que se sabe realmente es poco.

Yang asegura que una de las cosas más difíciles de todo el proceso ha sido precisamente el averiguar qué fue lo que pasó con cada una de las 300 personas que murieron en abril y con todas las que siguen desapareciendo desde entonces (los activistas señalan un recrudecimiento en las áreas rurales del país).

Por ello, lo que se ha generado con iniciativas ciudadanas, principalmente la del Museo de la Memoria y contra la Impunidad, es la creación de un "banco de la memoria" que confeccione, a partir de relatos, de entrevistas y de mapas de hechos, la historia de lo que sucedió con cada uno de los muertos del conflicto. Esas historias son, justamente, la que se muestran en el Museo cuya modalidad es online, a fin de difundirlo por el mundo y de que el régimen no se lo traiga abajo como ha hecho con los homenajes físicos que se han implementado en el país.

Según Yang, sin embargo, desde que se inauguró el Museo (que tiene una muestra física y temporal en la Universidad Centroamericana de Managua) los manifestantes han experimentado una escalada de violencia por parte del gobierno orteguista.

Esta se ha agudizado principalmente, en contra de las madres de la Asociación Madres de Abril (las mismas que se mantienen en la Iglesia de Masaya) y contra las personas "más visibles" del movimiento. Estas, reportan, tienen asedio de la policía frente a sus casas casi todo el día.

Una de las denuncias más graves que han realizados las madres sucedió a finales de octubre pasado cuando alertaron sobre pintas con frases ofensivas y a favor del gobierno que aparecieron en las tumbas de algunos de sus hijos, así como la profanación de algunas de estas.

Para Yang:

A pesar de dolor que hemos sentido por perder a un familiar, es muy duro también que no te dejen tener duelo en paz porque no pudimos ni enterrar ni velar a las personas en paz pero también que manchen el nombre de tu familiar y que a pesar de estar muerto todavía lo estén degradando, es otro tipo de violencia, una simbólica. No dejan ni siquiera que descansen las víctimas".

Ante toda esta situación, uno de los objetivos de la Asociación y del Museo es la construcción activa de la memoria sobre lo que sigue pasando en Nicaragua. Su directora afirma que el "banco de la memoria como antídoto al olvido", busca dignificar la memoria de los familiares asesinados a partir de la memoria, a la vez que esperan que estos hechos queden de lección para que en un futuro no se repitan nuevamente.

Mientras tanto, los manifestantes continúan realizando plantones en todo Nicaragua, a pesar de la represión con la que viven diariamente y que se refleja en lo que está sucediendo en este momento en Masaya:

La solución no va a venir de afuera, tenemos que buscar una solución desde adentro pero es casi imposible cuando sabés que si salís a la calle te van a balear".

¿Qué puede hacer el mundo?

¿Puede hacer algo el mundo que no está en Nicaragua? Yang no duda en responder que sí. El primer paso sería no invisibilizar el tema ni normalizar la violencia que está registrándose en el vecino país:
Comunicar lo que está sucediendo en la coyuntura es super importante, ayudarnos a comunicar la represión y las injusticias que estamos viviendo ahorita y ayudarnos a visibilizar la lucha a largo plazo de las madres porque si no esas luchas también se olvidan. Nosotros estamos luchando contra el olvido y contra la normalización de la violencia".
Además, la activista señala la importancia de apoyar las iniciativas que surjan en cada nación, como el plantón en pro de las madres de Masaya que se realizó ayer en la Plaza de la Cultura, en San José, a fin de que el mensaje se siga corriendo por todo el mundo.
Por último, cada país puede implementar políticas favorables a los migrantes que huyen del régimen pues, a pesar de que a países como Estados Unidos no les tiemble la voz para calificar de "inaceptable" lo que está sucediendo en Masaya, lo cierto es que este año son muchos los nicaragüenses que han sido deportados de la nación gobernada por Trump, obligándolos a regresar a las fauces del régimen.
Es mucho lo que puede hacer cada uno desde afuera, mantenerse pendientes es un buen inicio. Les seguiremos informando.