Es alarmante la cantidad de “pantallazos” de conversaciones privadas que circulan a diario en redes sociales como Twitter y Facebook como mecanismo de exposición y burla contra otras personas. Dichas conversaciones provienen especialmente de aplicaciones como WhatsApp, Grindr, Instagram y Messenger de Facebook.

Esta nociva práctica –cada vez más común– empuja a otros a hacerlo sin pensar en las consecuencias legales. La psicología de las masas lo llamaría un comportamiento contagioso. Podría ser que la inocencia pase una mala factura.

Quizá quienes comparten conversaciones privadas crean ingenuamente tener algún derecho para publicitarlas por el simple hecho de haber participado en ellas. Sin embargo, al hacerlo violan el derecho a la intimidad y el secreto de las comunicaciones de terceras personas.

El pasado 16 de agosto, la Sala Constitucional fue clara al indicar que las comunicaciones entre personas concretas dentro de la aplicación de WhatsApp son de carácter privado. De ahí que el uso de los mensajes que se transmitan por ese medio debe restringirse a ese ámbito y por ende, al conocimiento único y exclusivo de las personas que formen parte de la “conversación”.

La sentencia de la Sala se basó en el artículo 24 de la Constitución Política que garantiza el derecho a la intimidad y la inviolabilidad de las comunicaciones. Pese a que la resolución hizo referencia directa a WhatsApp, resulta aplicable para toda conversación o contenido que se transmita de manera privada en otras plataformas como Grindr, Instagram o Messenger de Facebook.

Las víctimas pueden establecer las denuncias penales por los delitos de violación de correspondencia o comunicaciones y de violación de datos personales y aquellas personas que resulten responsables pueden ser sancionadas con pena de prisión de uno a tres años.

Antes de compartir mensajes privados en Redes Sociales es mejor tener presentes las consecuencias legales de esta nociva práctica que atenta contra la intimidad de las personas.

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