Con el propósito de abordar de manera temprana e integral a personas con riesgo de autolesión, trastornos de salud o crisis emocionales para disminuir muertes prevenibles o años de vida con discapacidad, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) desarrolló un lineamiento técnico que busca continuar respaldando los esfuerzos dirigidos a la detección temprana de intentos suicidas en la población.

Con ese objetivo, la Comisión Institucional de Salud Mental de la CCSS elaboró, recientemente, el “Lineamiento Técnico para el Abordaje de las personas con riesgo de suicidio en la Red de servicios de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social”, que constituye un marco de acción que procura facilitar el abordaje de esta problemática de forma prioritaria, integral y multidisciplinaria desde el nivel local donde la persona consulte.

De acuerdo con la doctora Daisy Corrales Díaz, directora de Desarrollo de Servicios de Salud de la CCSS, el suicidio se ha convertido en un serio problema de salud mental, que requiere la elaboración y la ejecución de acciones por parte del Sector Salud para su abordaje integral como una alta prioridad de salud pública.

Según la funcionaria, con la implementación de este lineamiento en toda la red de servicios de la institución, se podrá, además, fortalecer el abordaje a nivel local, toda vez que contempla el beneficio de no separar a la persona de su red de apoyo familiar y comunitario, lo cual es un factor protector muy importante en la solución de su problemática.

Asimismo, este marco normativo describe que la persona con riesgo suicida constituye una emergencia de salud como cualquier otra condición médica, para la cual se requiere un abordaje prioritario, inmediato e integral en el centro de salud donde se consulta, independientemente del nivel de complejidad.

Dentro de las principales acciones que establece el Lineamiento, destacan:

  • Que la persona con riesgo suicida debe ser valorada siempre personalmente, debe recibir una atención inicial que incluya: a) una historia clínica completa, b) tratamiento y c) medidas básicas de acompañamiento y supervisión que involucren a su red familiar o de apoyo.
  • Para el abordaje inicial de las personas en riesgo de suicidio, desde el primer nivel de atención, se instruye a seguir los pasos indicados por la Organización Mundial de la Salud en las Guías de Intervención para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias en el nivel no especializado (mhGAPS, OMS, 2016).
  • Que no deben hacerse referencias automáticas de la persona que expresa riesgo de autolesión, sin que de previo se realice una evaluación completa y se establezca un abordaje inicial a nivel local.
  • Que los establecimientos de salud del segundo y el tercer nivel conformarán equipos multidisciplinarios para la atención de personas en riesgo de suicidio y establecerán consultas de emergencias en las agendas de los profesionales de este equipo. Para lo cual se asignarán camas para atención en crisis y manejo integral de personas en riesgo de suicidio.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio constituye una de las 20 causas de defunción más importantes de todas las edades a nivel mundial. Se espera que para el año 2020, las víctimas podrían ascender a 1,5 millones, con mayor incidencia de casos en el grupo de personas jóvenes que están ingresando en el medio académico y laboral.

Para la doctora Corrales, el fenómeno de incremento en los casos de intentos y muertes por suicidio a nivel mundial, no es ajeno a nuestro país.

Costa Rica se encuentra entre los países con tasas de mortalidad por suicidio menor a 10 por cada 100 mil habitantes. Durante el 2017, se reportó una tasa de 6.4 por cada 100 mil, sin embargo, es el segundo país con más suicidios de Centroamérica, solo superado por El Salvador.

Los factores asociados a la conducta suicida corresponden a eventos multifactoriales o multidimensionales, aspectos que van desde la falta de esperanza, hasta la sensación de no pertenecer socialmente a un grupo, el aislamiento social, además de la presencia de algunas enfermedades o trastornos mentales, el consumo de alcohol y drogas, donde la gran mayoría de estos factores, pueden ser modificables de forma clínica, de ahí la importancia, que tan pronto como se detecte una conducta suicida se valore el riesgo y se logre intervenir de forma oportuna.