Creo que, mi primera borrachera fue a los a los 16 años. La recuerdo como una de las peores experiencias de mi vida. Mi primera experiencia con la marihuana fue, creo, a los 17. Esa vez no me fue tan terrible.
En cualquier caso, ahora no tengo el hábito de consumir ninguna de las dos sustancias, las cuales son las de mayor gusto entre los costarricenses, según datos del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD).
Mi consumo de cannabis durante la adolescencia es el mismo que tuvieron 192 millones de personas alrededor del mundo, que en 2016 formaron parte de las estadísticas de consumo de ONU.
Hace algunas semanas conversé con Guillermo Araya, director del ICD, sobre la génesis del negocio de drogas: el consumo y el tráfico. Durante el encuentro Araya dejó claro que el fenómeno de drogas debe ser, sobre todo, abordado como un problema de salud pública.
La afirmación del director empata con la Política Nacional de Salud, la cual establece que “la atención integral del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas es un área de intervención prioritaria”.
De hecho, el año pasado se declaró de interés público y nacional, para efectos de aplicación obligatoria la "Estrategia Nacional para el Abordaje Integral y la Reducción del Consumo de Sustancias Psicoactivas con Enfoque de Salud Pública 2016-2021".
Las instituciones encargadas de hacer cumplir la estrategia son el Ministerio de Salud y el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA).
Por tanto, busqué la posición del IAFA. El asunto con el IAFA es que actualmente se encuentra sin director, pues Javier Vindas fue cesado del cargo a mediados de mayo (justo el día que lo íbamos a entrevistar me llamó para decirme que lo acababan de cesar).
Entonces, procedí a solicitar una entrevista con alguna persona encargada de la vocería en este tema y, salomónicamente, la institución arregló dos entrevistas, una con cada uno de los dos médicos que están en la terna para ocupar el cargo de director.
Ellos son el doctor Franklin Jiménez y el doctor Oswaldo Aguirre Retana. Esta semana les presento la entrevista con Aguirre, pues, a la espera de la decisión de la junta directiva, es quien actualmente ocupa el cargo de director interino.
Me interesa hablar sobre el abordaje, desde la prevención en general, que se le da al tema de drogas en Costa Rica.
—Tal vez para explicar un poquito. Dentro del IAFA hay distintos procesos. Cada proceso trabaja de manera diferente.
Entonces, hay un proceso que se llama promoción y prevención, que se trabaja principalmente en programa de escuelas y la parte de colegios. Eso es más que todo a nivel de provincia, bueno acá tenemos tres compañeras, pero en todo el país se trabaja la parte de promoción y prevención.
Propiamente el Centro [Centro Nacional de Atención Integral en Drogas para personas menores de edad] trabaja lo que es atención directa. Es decir, con muchachos que consumen. Y la parte de adultos que es completamente diferente. Esto para que entendamos que la parte de prevención no es el fuerte del Centro. Nosotros no trabajamos la prevención sino la parte de atención.
Luego de la primera pregunta, me doy cuenta de que, por su tono de voz y por su respuesta algo no está calzando. Creo que la pregunta era general, pero el don Oswaldo en algo no debió no entenderme. Fue directamente a mencionar sobre la especificidad de su labor dentro del Instituto, que es director del centro de atención a menores.
Entonces, procedo a sentar bases, para entender por qué él no pudo contestarme la pregunta y también para saber qué me depara la entrevista que llevo por delante. Desde ya interpreto que algo no anda bien.
Gracias don Oswaldo. Para empezar, para ubicarme un poco, profesionalmente, ¿cuál es su formación?
—Yo soy médico.
¿Médico general?
—Yo soy médico general y tengo una maestría en administración de servicios de salud.
¿Y cómo vino a dar al IAFA?
—Pura... ¿que le diría?... Cuándo empezó el proyecto, hace 10 años que fue la parte del Centro, una colega me dijo (porque a mí siempre me ha gustado trabajar con la parte de menores), ella me dijo que había una oportunidad porque se iba a abrir un centro de rehabilitación para los menores de edad. Entonces casualidad.
Vine y presenté los atestados y tuve la oportunidad de ingresar a trabajar.
¿Pero, debe tener algún tipo de conocimiento en el abordaje sobre drogas?
—¿Conocimiento en qué?
Me pregunto si debería tener algún tipo de especialidad en farmacodependencia, etcétera, ¿o cualquier médico podría abordar este tipo de problemas?
—Cualquiera. Lo que pasa es que ahora sí se está fortaleciendo esto en las universidades.
Cuando yo me formé, hace algún tiempo, obviamente no teníamos esa facilidad [formación] con la parte de sustancias, tal vez no era el fuerte.
Ahora ya lo que estamos intentando es que los estudiantes de medicina tengan formación en la parte de adicciones.
Hablemos un poco sobre la institución, ¿cómo se aborda el tema de adicciones en Costa Rica?
—El tema de adicciones se aborda a nivel nacional, esa es la parte más importante.
A pesar de que nosotros tenemos el Centro aquí, y la carga grande del IAFA está aquí en San Pedro, hay [sedes] regionales en cada una de las provincias.
En las provincia tenemos los Centros de Atención Integral en Drogas, que son pequeños centros donde hay un psicólogo, un médico, un trabajador social y también hay personal administrativo.
Entonces, la atención que requiere la persona, en cualquier parte del país, se puede atender desde las diferentes provincias. Lo que únicamente está aquí en San Pedro es el centro para personas menores de edad.
Pero, ante la necesidad de atención para cualquier menor de edad se hace la coordinación para ingresarlo directamente aquí.
De manera más general, ¿cómo cree usted que es ese abordaje?, ¿cree que es excelente cree que es bueno?
—Lo más importante es que, cuando hablamos de la enfermedad de la adicción, es que la enfermedad afecta un montón de áreas en la vida de la persona. Entonces, realmente el abordaje tiene que ser integral, no podemos separar a la persona.
Entonces, por eso hay todo un equipo de trabajo enfocado en el muchacho, sobre todo cuando hablamos de adicción. Porque la adicción también daña a nivel familiar, hay muchísimo dolor a nivel personal, hay daño a nivel físico, también hay daño en la sociedad.
Por lo tanto, toda esa estructura es la que justamente necesitamos trabajar de una manera integral, para lograr obtener un resultado con la persona.
Esto es a nivel de todo el país. Trabajamos exactamente igual en todos los casos, hay manejo integral para todos los pacientes.
Desde el punto de vista de política pública, ¿cómo cree que se podría mejorar ese abordaje?
—Como política pública yo creo que se podría abordar, lo más importante es... ¿qué podría decir?... Que se entienda realmente cuál es el problema del fenómeno de drogas.
¿Y cuál diría usted que es ese problema?
—Que tiene su componente social pero que también tiene un componente personal, y su componente de enfermedad.
Hay un componente muy importante a nivel de cerebro, que a veces la gente no lo comprende. Entonces, lo que se cree es que la persona no quiere recuperarse por más que se le dice, o por más que se le brinde ayuda, y no es así de simple.
Sino que hay un componente específico que los afecta a nivel personal.
Ahora que usted menciona que hay un componente a nivel cerebral...
—Sí, hay un componente biológico y un componente social.
Justamente el ex director de la IAFA, Javier Vindas, uno de los cambios que propuso fue precisamente dejar de enfocar la enfermedad de la adicción desde la perspectiva biologista [cerebral].
—Creo que debe ser un abordaje integral. Yo en esa parte sí le digo que necesitamos una integración, porque hay un componente tanto social como biológico.
El componente es por un montón de cosas que afecta a la persona. No podemos decir que es solamente biologista, o sea, solamente cerebro, o que es solamente social. Eso sí sería un error. Creo que debemos integrar los dos [enfoques] porque en eso consiste esta enfermedad.
Desde su punto de vista, ¿cómo podría lograrse esta integración en la política pública?
—Eso es lo que le decía. Comprender realmente la naturaleza de cuándo estamos hablando de consumo de sustancias.
Le digo, digamos una persona en condición de calle, la gente en condición de calle no puede llegar a la Caja a pedir un medicamento si no tiene Seguro, ¿cómo va a tener los documentos, su cédula, esos papeles al día? Entonces yo creo que esa es la parte que está faltando.
A veces uno no comprende realmente. Han habido avances y yo creo que es importante. Tal como ahora, todas las municipalidades tienen la obligación para hacer centros para personas en condición de calle, pues yo creo que en esa parte vamos bien con la política pública, en relación a entender que esto es un fenómeno más allá.
Y que realmente estamos trabajando con personas. Creo que ese es el detalle más importante, que estamos trabajando con personas.
Cuando habla de la necesidad de comprender, yo interpreto que es que no se ha comprendido - que se está trabajando con personas - ¿por qué cree usted que esto no se ha comprendido?
—Dificultades. Como le decía, a nivel de sociedad es muy fácil nada más marcar a la persona, "bueno él es adicto, que está en la calle o que no se quiere recuperar".
Es importante hacer cambios a nivel de currícula de universidades, creo que es fundamental. Y también en que las personas se entiendan ante qué estamos.
Creo que una de las luchas que ha dado el IAFA en esto es que, en este momento nosotros trabajamos muy de la mano con la parte del OIJ, porque simple y sencillamente muchas veces se ve a la persona que realizó algún acto delictivo, pero no está comprendiendo a la persona, que podría haber dos puntos de vista: ¿por la droga incurrió en un acto ilegal o, incurrió primero en el acto ilegal antes de consumir la sustancia? Entonces así es esa parte.
Entonces, definitivamente es de cambio de paradigma a nivel de sociedad. Que la sociedad pueda comprender de qué estamos hablando.
Cuando estamos hablando de fenómeno de drogas estamos hablando de un montón de cosas.
A nivel de institución, ¿cómo se ha ido dando ese cambio de paradigma?
—Poco a poco. Cuando hablamos de enfoque hacia la persona, en realidad, el enfoque siempre ha estado en la institución, eso siempre ha sido fundamental.
Tanto así que, digamos, no es que hay una receta específica para cada persona, pero justamente hasta que uno atiende todas as necesidad de esa persona, uno no va a saber cuál es la necesidad real.
Entonces, muchas veces el componente más importante es la parte familiar, muchas veces es un componente personal, algún tipo de patología, entonces, ahí es entender a la persona en sí. Esa para mí es el enfoque primordial.
¿Es ese el enfoque que siempre ha tenido la institución?
—Ese mismo exactamente es lo que hemos trabajado toda la vida.
Entonces, si este es el enfoque que se ha tenido siempre, según los datos del ICD, por ejemplo, cada vez se consume más marihuana en Costa Rica, ¿hay algo que usted diría que el enfoque no está cumpliendo, cómo se podría abortar mejor?
—No. Pienso que no es el enfoque, sino un fenómeno a nivel mundial.
Estamos hablando de la liberación de las bebidas alcohólicas, y la parte de marihuana se ha trabajado muchísimo. Es decir, hay gente que dice que es buena y otra que no es buena; que si es de uso medicinal, que si no es de uso medicinal. Eso es la parte en la que yo creo que nos debemos poner de acuerdo, porque en el país todavía no hay una política clara en relación a consumir esta sustancia.
¿Cómo cataloga usted precisamente esta droga, la marihuana?
—Lo que pasa es que, cada sustancia es… como cada medicamento. Cuando entra al cuerpo tendrá efectos distintos. Es exactamente igual con la marihuana. Tendrá diferentes efectos y no sabemos realmente cuáles efectos son los que tendrá en la persona, porque como individuos vamos a tener cosas muy diferentes.
Y mi experiencia trabajando con las personas es que, podemos ver cosas diferentes en las personas.
¿Desde el punto de vista científico [cómo la cataloga]?
—Desde ese punto de vista sabemos que habrá una afectación en diferentes partes, a nivel del cerebro, hay cambios en la parte del humor, hay cambios la parte de alimentación, hay cambios físicos...
Entonces, realmente yo siento que no es tan sencillo nada más de hablar de uso o no uso medicinal.
Cuando hablamos de uso medicinal estamos hablando de que una industria farmacéutica va a tomar y a concentrar cierta cantidad para ponerlo en algún tipo de medicamento, que no es lo mismo cuando estamos hablando solamente de inhalar, porque no sabemos cuál es la cantidad real que le está entrando el cuerpo. Los estudios están realizando esa parte.
Usted personalmente, como médico, ¿cuál es su posición al respecto?
—Cómo le digo... medicamentos hay un montón y uno simple y sencillamente tiene que darse a lo que dice el medicamento.
Lo que yo sí creo es que debe haber evidencia científica. Sin evidencia científica no podemos realmente hablar de eso.
Usted como director interino del IAFA, ¿cuál es la posición de la institución en cuanto al uso de esta droga con fines medicinales, en los términos que argumenta, los de la evidencia científica? Es decir, porque evidencia científicas existe.
—Lo que pasa es que necesitamos en el país esa evidencia científica. Necesitamos hacer experiencias [¿experimentos?] porque yo creo que esa es la parte más importante, debemos tener el conocimiento para poder definir.
Hasta el momento, mi esfuerzo para que el doctor Aguilar conteste alguna pregunta de manera concreta ha sido inútil. Y no me explico por qué. Que cuál es el abordaje del fenómeno de drogas: integral. Que si es bueno o malo el abordaje: balanceado. Que cómo cataloga la marihuana: causa diversos efectos en las personas. Que si está de acuerdo con el uso de marihuana con fines medicinales: necesitamos evidencia. Que cuál es su posición como médico: ajustarse a lo que dice el medicamento.
Es decir, espero no aparecer en las bromas de El Chinamo a final de año. No me parece algo normal que una autoridad pública, aunque sea en función de un cargo interino, demuestre una de dos, o desidia al contestar, o desconocimiento del tema.
Pero bueno, intuyendo que el don Oswaldo se ha desempeñado únicamente en el centro de atención a menores, entonces pienso que tal vez, para no dar por perdida la entrevista, sería más conveniente preguntarle sobre el consumo de drogas en personas menores de edad.
La mayoría de personas jóvenes inicia a consumir marihuana como una actividad recreativa, ¿cuándo una persona menor de edad se podría dar cuenta de que ya su consumo no es recreativo, que ya está empezando a tener alguna adicción?
—Hay de todo. El primer problema es que para poder hablar de adicción se necesita un tiempo específico en la parte del consumo.
Con los menores de edad se da una particularidad, muchas veces se da simple y sencillamente por el hecho de estar probando, que eso es lo que intentamos de trabajar. Trabajamos lo que son habilidades para la vida: poder decir que no y la comunicación asertiva.
Un momento específico no le podría decir. Pero, en este momento lo que estamos viendo es que cada vez hay más pequeños consumiendo sustancias. Cuando se inició el Centro veíamos a chicos de 12 años para arriba y ahora vemos chiquitos de 8 o 10 años.
¿Cómo afecta al desarrollo cognitivo de una persona menor de edad el consumo sostenido de drogas?
—Lamentablemente el cerebro va pasando por diferentes etapas durante la vida, y tiene períodos como un árbol, que poda de un montón de cosas que no son importantes, y se van adquiriendo nuevos conocimientos. El cerebro hasta los 24 años continúa con esa plasticidad, de ir aprendiendo un montón de cosas.
Cuando estamos en el consumo de sustancias eso [la capacidad de ir aprendiendo] se va perdiendo. Muchas de esas funciones que se creían importantes para el desarrollo lamentablemente quedan atrás.
Mi última pregunta don Oswaldo, de manera puntual, si yo le pregunto a usted cuál es la política pública en cuanto al abordaje de drogas, cómo la describiría usted?
— (silencio). Es que la política pública en este momento lo único que está pensando es en el daño que está provocando a nivel social. No los está pensando [a los individuos] como personas. Y eso es lo que para mí es fundamental.
Porque normalmente los están atacando como que son la causa de un montón de situaciones a nivel judicial: robos, asaltos, muertes, y realmente no es sólo eso. Creo que esa es la parte en la que estamos fallando como política pública.
***
Ahí por la UCR, el año pasado conocí al flaco. Un muchacho que un día me pidió dinero y le dije que solamente andaba tarjeta, él me dijo que no importa, que por favor le comprara un desayuno. En ese específico momento no podía, entonces le dije que me esperara 20 minutos. Que ya volvía.
Me fui caminando, hice un mandado, y a cuando estaba de vuelta me lo encontré de frente. Nos sonreímos y entramos a comprar el desayuno. ¿Qué querés?, le pregunté. Él escogió pinto, huevo, carne en salsa y café.
Nos sentamos a comer juntos y me contó que dormía en un cuarto en San José centro. Desde ese día, cada vez que lo veo, en algo lo ayudo. Su mirada me recuerda a mi hermano menor. Tiene los ojos medio tristes todo el tiempo, pero es porque tiene el párpado como diferente.
Con mi amigo David, a veces hablamos del flaco. David también se sienta a comer con él cuando puede, me contó que al flaco se le murió la mamá y que vivir con su hermana no le hizo muy bien. Pero un día, hace meses dejamos de verlo. Al tiempo, David me contó que lo vio y que el flaco le contó que había estado en el hospital porque lo habían apuñalado. Uy, se me partió el alma.
Luego de eso, no lo vimos más. Hace una semana iba caminando por la calle de la amargura y vi a un muchacho mucho más flaco que el flaco. Caminaba despacio y con pantalones a media nalga.
Cuando pasé a su lado, para mi sorpresa era el flaco. No pude reaccionar. No lo podía creer. Está más deteriorado que antes. ¡David, vi al flaco! le conté feliz a David.
Lo vimos el jueves pasado y le dimos para que almorzara. Sus ojitos medios tristes no han cambiado, la ternura que me inspira tampoco.
El flaco es parte del 84% de personas en condiciones de dependencia y consumo que no recibe atención estatal por los trastornos asociados al consumo de sustancias psicoactivas, según las estimaciones del mismo IAFA y que están contenidas en la Estrategia del Ministerio de Salud, donde también se reconoce que el ICD ha identificado tres áreas problemáticas a nivel país en el abordaje de salud pública del problema de las drogas:
La dificultad de acceso a servicios de calidad, con una importante ausencia de servicios como el trabajo de calle, los albergues de noche, los centros de bajo umbral y media complejidad, entre otros; la escasa o nula articulación entre servicios, que ocasiona parcialización y fragmentación de las respuestas, así como duplicidad de ofertas; y por último la existencia invisibilizada de servicios que no cuentan con acreditación oficial, lo cual impide asegurar la calidad de la atención prestada
Entenderán mi frustración respecto de esta entrevista. La experiencia del flaco podría ser parecida a la de las 225 mil personas, que calcula el IAFA, tienen problemas de consumo de alcohol, tabaco y otras drogas. De este encuentro, hubiese esperado respuestas más alentadoras, concretas y que demostraran un serio abordaje de parte de la institución sobre este problema.
Digo, tampoco todo es culpa del doctor Aguirre, pero esto nos da una idea de cómo ha trabajado la institución, que dicho sea de paso, hasta el momento nunca ha hecho estudios de seguimiento a las personas a quienes ofrecen tratamiento. Es decir, no miden su efectividad, y por tanto, diría yo, esto se presta hasta para cuestionar la vigencia del modelo estatal que presta servicios de atención a la población en condiciones de dependencia y consumo.
Durante las siguientes dos semanas, les presentaré otros puntos de vista en cuanto al abordaje de este tema, para que entre todos y todas, nos formemos un criterio al respecto.
Gracias por hacerme llegar todas las semanas sus comentarios, les recuerdo que siempre podemos intercambiar ideas a través de [email protected]. Gracias por leer.