Una valiosa lección
Una valiosa lección viene con el aprendizaje de las normas éticas, morales, sociales o legales: el castigo (por sí solo) no nos lleva a la reflexión. Sin la reflexión no surgen motivos para modificar nuestra conducta. Menos cuando pensamos que: “el castigo es injusto”, “no hemos causado un mal a nadie” o “lo hicimos como consecuencia de otro mal que recibimos”.
La importancia de la reflexión es que nos traslada a un escenario de responsabilización de nuestras acciones. A veces sencillamente las cosas se nos pasan por alto y no las notamos. Es entonces cuando: hacemos daño, no lo vemos, no nos responsabilizamos, no hay cambio… a partir de acá: el ciclo se repite. Está bien entender que las personas se equivocan, pasa, aunque no sea lo deseado; sin embargo, lo que nos vuelve indiferentes y reincidentes es no admitirlo ni querer compensarlo.
Por otro lado, la persona víctima de nuestro actuar se siente mal por el daño causado, pero lo procesa peor si además de eso, es deslegitimada ya que su sufrimiento resulta invisibilizado ante la ausencia de responsabilización.
Herramienta para la transformación
La Justicia Restaurativa aplicada en materia penal viene a transformar las relaciones desiguales de tres formas: 1. La persona infractora emprende el camino de reflexión y arrepentimiento reconociendo el daño causado a la persona ofendida. 2. La víctima, su dolor y necesidades de reparación se visibilizan en el procedimiento, dando como resultado un acuerdo restaurador. 3. La persona ofensora repara a satisfacción de la víctima el daño y puede seguir adelante con su vida. De forma conforme con su actuar, ya que no ha buscado la salida fácil, sino que ha optado por una valiosa lección, libre y responsablemente.
Papel central en la mesa
La importancia de este tipo de justicia alternativa ha sido reconocida por la nueva Ley de Justicia Restaurativa, la cual empezó a regir a inicios del presente año. Desde el año 2012 empezó un proyecto piloto en materia penal de adultos y en el año 2015 se implementó en materia penal juvenil. Por esta razón, siendo que la Justicia Restaurativa ocupa un lugar central en la mesa, debemos conocerla y dimensionar sus efectos.
Delitos en los que no procede la Justicia Restaurativa
Este tipo de justicia alternativa no resulta procedente en todos los delitos. Debe evitarse siempre que la integridad de la víctima pueda resultar amenazada física o emocionalmente o se vea envuelta en una relación de poder que limite el abordaje restaurativo. Al contrario, siempre que la voluntad de la persona ofendida sea libre, debe respetarse su decisión de participar en procesos restaurativos.
La ley prohíbe la aplicación de los procedimientos restaurativos en los delitos cometidos por adultos cuando se tratan de delitos sexuales, o delitos relacionados con la ley de penalización de violencia contra la mujer que no sean de tipo patrimonial, vinculados con violencia doméstica, crimen organizado, trata de personas y ventas de drogas (excepto por las mujeres que en condición de vulnerabilidad introducen drogas en centros penales). Tampoco, resulta posible que las personas adultas que comentan delitos en contra de personas menores de edad puedan acudir a los procesos restaurativos.
Sanación de las heridas y búsqueda de oportunidades
La reparación del daño es la respuesta que la Justicia Restaurativa ofrece, pero también la sanación de las heridas y la búsqueda de oportunidades.
En muchas ocasiones la persona infractora siente que necesita disculparse con la víctima y sus familiares. Cuando son personas que compartieron un vínculo y se tuvieron algún afecto o consideración es comprensible que surja el deseo de dejar atrás el pasado a través del perdón, claro… como un ejercicio libre de la esfera personal. El encuentro produce en este sentido la sanación de las heridas, no solo de la víctima sino también del infractor.
La búsqueda de oportunidades resulta muy importante para la prevención de nuevos delitos. Es en este aspecto donde instituciones gubernamentales, asociaciones civiles y ONGs y personas particulares pueden proponerse como agentes de cambio y fortalecer las redes de apoyo. Las oportunidades aparecen por medio de tratamientos psicológicos, de desintoxicación, programas de trabajo comunitario y bolsas de empleo u ocupaciones para las personas infractoras, especialmente para los jóvenes que se comprometen a trabajar o compensar montos de dinero. De esta forma es la sociedad quien puede potenciar y aprovechar para su beneficio los resultados desplegados por los programas restaurativos.
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