Un acuerdo de cooperación suscrito entre Costa Rica y Cuba ha levantado malestar en algunas figuras políticas ticas, con reclamos y expresiones airadas a diestra y siniestra: "¿Qué tiene Costa Rica que aprender, con un sistema educativo casi universal y democrático, de una dictadura que utiliza su sistema de educación como aparato de adoctrinamiento comunista?", señaló la jefa de fracción del PUSC, María Inés Solís.
Si eliminamos de la pregunta el sesgo ideológico —si bien es cierto que el aparato estatal cubano usa el sistema educativo como una herramienta de adoctrinamiento— y revisamos un informe del Banco Mundial del año 2015 titulado "Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe" encontramos que Costa Rica —y el resto de países de la región— pueden aprender mucho de Cuba en el campo educativo.
Dicho estudio llegó a seis conclusiones y una de ellas es que ningún cuerpo docente de la región, con la excepción de Cuba, puede considerarse de alta calidad en comparación con los parámetros mundiales, pese a que durante la última década algunos países han logrado mejorar la calidad de los profesores y los resultados de aprendizaje de los estudiantes, especialmente Chile.
"En la actualidad, ningún sistema escolar latinoamericano, con la posible excepción del de Cuba, está cerca de mostrar los parámetros elevados, el fuerte talento académico, las remuneraciones altas o al menos adecuadas y la elevada autonomía profesional que caracterizan a los sistemas educativos más eficaces del mundo, como los de Finlandia, Singapur, Shanghái (China), República de Corea, Suiza, los Países Bajos y Canadá", dice el informe.
La investigación encontró que el nivel académico de los estudiantes de América que ingresan a los programas de formación docente es bajo y la calidad de dichos programas es también terriblemente baja. La excepción fue Cuba, ya que en ese país el 72% del programa educación docente se dedica a las prácticas en las escuelas, unas 5600 horas a lo largo de 5 años; hecho que contrasta con la mayor parte de los países de América Latina (incluido Costa Rica), donde no se establecen requisitos mínimos de enseñanza práctica.
El informe también concluyó que las estrategias productivas para mejorar el aprendizaje de los estudiantes en América Latina y el Caribe deben incluir inversiones eficaces en función de los costos en programas de desarrollo en la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables; sin embargo, para el año 2012 ningún país —a excepción de Cuba— tenía más del 30% de todos sus niños de entre 6 meses a 4 años de edad registrados en programas de guardería.
"Asimismo, los programas de educación para padres y de visitas a los hogares son relativamente limitados, pese a la evidencia de que pueden resultar una estrategia alternativa eficaz en función de los costos a los centros de atención. Por otra parte, ningún país, salvo Cuba, ha universalizado la cobertura preescolar para los niños de 4 y 5 años; sin embargo, varios países de la región han alcanzado la matriculación universal de los niños de 5 y 6 años en establecimientos preescolares de media jornada", agrega el documento.
De igual forma, el documento resalta que el modelo cubano "es ejemplar" en la calidad de las prácticas que hacen los aspirantes a profesores, resaltando que en la región los alumnos de magisterio rara vez tienen la oportunidad de enseñar frente a profesores expertos que los graban en vídeo, los observan y formulan críticas respecto de su labor.
"Si los profesores no pueden elaborar y dictar clases por sí solos ni recibir retroalimentación que los incite a reflexionar, las prácticas pedagógicas tendrán un impacto limitado en la calidad de su labor docente. En este respecto, el modelo cubano es ejemplar. En Cuba, los futuros profesores son asignados a una escuela a partir de su segundo año de estudios y complementan sus estudios teóricos con prácticas diarias en diversos entornos, con el respaldo de tutores con gran experiencia que les proporcionan retroalimentación de manera sistemática", agrega el informe.
Por otro lado, la investigación señaló que el sistema de educación cubano "es excepcional" por su profundo énfasis en el trabajo en equipo y el intercambio de experiencias entre profesores.
Según detalla el informe, cada escuela cuenta con un grupo de aprendizaje docente o “colectivo pedagógico” para cada disciplina, que se reúne cada dos semanas para discutir métodos de enseñanza, preparar materiales y formular tareas y evaluaciones comunes (“bancos de problemas”). "Los profesores más experimentados realizan una observación de los demás docentes en el aula una vez al mes, como mínimo, y la promoción profesional depende de las evaluaciones positivas de la práctica en el aula y los logros de los alumnos en términos de aprendizaje, que se mide frecuentemente y con gran transparencia", agrega
En Cuba, además, todos los profesores —de cada grado y cada materia— deben realizar investigaciones independientes sobre cómo mejorar el aprendizaje de los estudiantes, y las mejores propuestas de cada escuela compiten a nivel municipal por el derecho a ser presentadas en una conferencia nacional de investigaciones realizada anualmente.
De igual forma en la nación caribeña los educadores tienen un salario similar al de los médicos, altos niveles de exigencia para el ingreso al sistema de formación docente y una prominente prioridad nacional asignada a la educación.
El Banco Mundial resaltó que las escuelas de Cuba han producido resultados de aprendizaje impresionantes, ya que sus estudiantes obtuvieron las calificaciones más altas en América Latina y el Caribe por un amplio margen en las pruebas regionales.
Asimismo, en ese país los profesores son responsables por el avance educativo de sus estudiantes y son despedidos si obtienen bajos resultados.
Finalmente, se suma un alto grado de supervisión a los profesores cubanos, lo cual no se presenta en el resto de países de la región. En Cuba los directores tienen la labor fundamental de seguir el desempeño de los docentes y la mayor parte de su tiempo la pasan observando la labor de estos y trabajando con ellos.
Ahora bien, todavía queda otra pregunta importante sobre la mesa:
¿Qué implica el acuerdo firmado con Cuba?
Los ministerios de Educación y Relaciones Exteriores debieron salir a aclarar a la opinión pública los alcances del "Memorando de Entendimiento sobre Cooperación en el Ámbito de la Educación", firmado el 29 de abril con el Gobierno de Cuba.
El Gobierno enfatizó en que no se pretende ni se ha programado traer docentes de ese país para ejercer en las aulas costarricenses y que no busca causar ni ha generado ningún cambio en los contenidos curriculares de los programas de estudio, que son dictados de manera exclusiva y excluyente por el Consejo Superior de Educación (CSE), que es un órgano de carácter constitucional.
"Ninguno de los múltiples convenios, acuerdos y manifestaciones de mutuo interés que el gobierno de Costa Rica ha suscrito con países con los cuales mantiene relaciones diplomáticas compromete o afecta de modo alguno la soberanía en materia educativa. En particular, el Memorando de Entendimiento no es un instrumento de carácter vinculante. A la fecha no existe un contacto directo entre ministerios de Educación de Cuba y Costa Rica", dijeron ambas instituciones en un comunicado de prensa conjunto.
El Gobierno enfatizó que la firma de ese documento responde al Acuerdo Marco de Cooperación entre los Gobiernos de la República de Costa Rica y la República de Cuba, suscrito entre ambas naciones el 10 de enero de 2013 durante la Administración Chinchilla Miranda, y aprobado por unanimidad por la Asamblea Legislativa durante el periodo 2014-2018.
El MEP recordó que actualmente tiene memorandos de entendimientos con otras naciones como Alemania, Corea del Sur, Estados Unidos y China; así como declaraciones conjuntas de intenciones con Andorra y Francia.
"Este memorándum se inscribe en una relación bilateral que se ha ido desarrollando a partir de 1999, con el reinicio de las relaciones consulares hechas durante la Administración Rodríguez Echeverría, y que se consolidaron en 2009 con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas durante la Administración Arias Sánchez", recalcó el Ejecutivo.
Las relaciones diplomáticas entre Costa Rica y Cuba datan del año 1907 cuando Emilio Matheu Fernández fue designado como cónsul de nuestro país en La Habana, sin embargo, se formalizaron en 1911 cuando Francisco Porto y Castillo fue acreditado como encargado de negocios de Cuba en Costa Rica. En septiembre de 1961, el presidente Mario Echandi Jiménez rompió relaciones con Cuba y fueron restablecidas a nivel consular hasta 1977, pero rotas nuevamente en 1981 y restablecidas en 1999.
El acuerdo suscrito entre Costa Rica y Cuba puede leerse acá, y según comprobó Delfino.cr, es casi idéntico al firmado con China en el año 2018 y con Corea del Sur en ese mismo año.