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— La Iglesia Católica costarricense no ha parado de ser noticia en este último mes. Curas acusados de abusos sexuales, cúpula acusada de encubrimientos, allanamiento a la sede central, orden del Vaticano de expulsar a uno de sus sacerdotes —que tiene una orden de captura emitida por la Interpol— y otro de ellos se encuentra siendo investigado. Entendemos el por qué de la encerrona para tratar el tema...

— Principalmente porque el tema no para: esta semana el programa Interferencia del Sistema Radiofónico de la UCR nos contó que a la Iglesia Católica costarricense se le olvidó que la protección de testigos y la confidencialidad existe, cuando reveló nombres y apellidos de un denunciante y sus testigos en el proceso canónico que afronta en este momento un sacerdote y que esa sería la razón por la que una de las víctimas, que realizó su denuncia en el anonimato, ahora está retractándose de declarar y continuar con el proceso.

— Este caso particular (uno de los más de 20 que están en curso) es el que se lleva en contra del sacerdote de 84 años, Hernán Castillo Huertas, quien está acusado de violaciones sexuales cometidas contra menores de edad durante su sacerdocio, en un proceso que se lleva por la vía canónica pues, este caso también como muchos de los otros, ya prescribió por la vía penal (es decir que ya han pasado más de 10 años desde que la víctima alcanzó la mayoría de edad que es, hasta el momento, el plazo que da la ley).

— Los datos de las víctimas fueron revelados por el canciller de la Iglesia Católica costarricense, Rafael Sandí, en una atención a la prensa el 21 de febrero (el mismo día que arrancó la cumbre sobre el tema en El Vaticano, por cierto). Ese día, la víctima cuyo nombre sí se reveló, fue llamada a una audiencia de seguimiento en la Curia Metropolitana, convocada como parte del proceso de investigación del caso. Interferencia reporta que la víctima llegó acompañada de su asesor legal, el activista y abogado Marco Castillo, y de uno de los presuntos testigos.

— Posterior al encuentro, Villalta reveló su identidad a los medios de comunicación en una conferencia de prensa y luego, cuando la prensa fue a pedir la réplica de la Curia, Sandí soltó todo el resto de la información:

Por iniciativa de nosotros le solicitamos que trajera a sus tres testigos hoy, y trajo solamente uno. Trajo al señor Carlos Antonio XXXX XXXX, fue el que declaró y dice conocer al señor Villalta hace dos años. En realidad él es testigo de XXXX XXXX que es otra persona que se unió a la denuncia del señor Villalta contra el padre Castillo.

— El canciller de la Iglesia no solo reveló los nombres de otro de los denunciantes que, en su caso particular, no quería que su nombre trascendiera, sino que además también reveló los datos de los presuntos testigos, lo que está generando que esta segunda víctima valore no continuar con el proceso.

— Marco Castillo conversó con el medio universitario y dijo:

Uno de los denunciantes había mantenido su nombre confidencial y ahora la Iglesia lo ha dicho públicamente, lo cual le ha creado grandes problemas en su familia y trabajo y eso es algo que la Iglesia no debió haber hecho (...) Este tipo de casos en los tribunales son confidenciales, y no debió la Iglesia haber roto esto (...) ahora los testigos no quieren declarar porque les da miedo.

— No es difícil imaginarse la carga que debe significar para el segundo denunciante que ahora todo Costa Rica sepa su identidad, principalmente si su círculo cercano no estaba enterado, así como tampoco es difícil ponerse en los pies de los testigos, si estos habían claramente señalado su deseo de mantener su identidad en secreto.

— Por ello Marco Castillo envió un correo a la Arquidiócesis de San José —del que Interferencia tiene copia— asegurando que el hecho ocasionó que "los dos testigos que faltaban por declarar se hayan retirado, porque no creen que el proceso sea confidencial como debería ser", razón por la que no hay más testigos para presentar en este caso.

— La Iglesia, por su parte, aquí también dice que no se incurrió en ningún error. El vocero de la Iglesia y director de Radio Fides, Jeison Granados, le aseguró al medio universitario que Sandí actuó de manera “correcta” pues la identidad de los denunciantes ya habría sido presuntamente publicada en los medios.

— El tema, sin embargo, es que contra Hernán Castillo hay dos denuncias: una de ellas, la de  Villalta, que sí fue pública con nombre y apellidos y la otra, la de un hombre de más de 60 años que habría sufrido de los abusos del sacerdote a finales de la década de 1970 cuando tenía 14 años y cuya identidad no trascendió... hasta que lo hizo de parte de la boca de Sandí.

— Tan confidencial es este punto, que incluso, recuerda Interferencia, hay declaraciones dadas a AmeliaRueda.com en 2017 en las que la segunda víctima habría señalado que "esto es algo que ni mis hijos ni mi familia sabe, siempre lo he guardado ahí por vergüenza".

— Nosotros queremos creer que el Canciller publicó los nombres sin ningún tipo de dolo pero lo cierto es que sus declaraciones lograron poner cuesta arriba el proceso.

Esta nota es parte del Reporte: Diputados echan para atrás con “investigación” al TSE.