Los extranjeros no podrían robar el oro de los costarricenses sin la ayuda interna de facilitadores que se han opuesto al sano aprovechamiento de nuestros recursos.

El mundo esta repleto de ejemplos donde ambientalistas bien intencionados, empeoran con sus intervenciones lo que pretendían ayudar, un ejemplo notable es cuando la líder original del movimiento ambientalista de Estados Unidos logró en 1963 prohibir el DDT para “proteger el ambiente” y como resultado murieron unas 50 millones de personas, mayormente niños, por la malaria descontrolada. En el 2006 la OMS volvió a permitir el uso de DDT pero para muchos millones ya era tarde.

En julio del 2018, los ambientalistas del Ministerio de Turismo y el gobierno de Kenia reubicaron a 11 rinocerontes negros, especie en estado súper-critico de peligro de extinción, 10 murieron debido a falta de coordinación y evaluación oficial, el último fue atacado por un león. Hay muchos ejemplos similares, pero lo peor es cuando desde el principio, los actores no son realmente ambientalistas bien intencionados sino oportunistas y usurpadores del futuro de las comunidades.

Un verdadero ambientalista tiene la capacidad de evaluar objetivamente la situación y ser consecuente en vez de prejuzgar y aferrarse a una ideología radical que demuestra una profunda ignorancia histórica, indistinguible de la ceguera voluntaria. Por ejemplo el Sr. Freddy Pacheco siendo desde siempre un opositor a la minería metálica en Costa Rica, ha tenido la capacidad de ajustar sus creencias y hablar la verdad aún cuando sea contraria a sus preferencias personales, e impopular a raíz de las muchas décadas de manipulación de fundamentalistas anti-aprovechamiento de nuestros recursos. De forma similar la Sra. Pilar Cisneros aceptó haberse equivocado al enfocarse en el pasado contra el proyecto sin haber consultado a los conocedores del ramo: el Colegio de Geólogos de Costa Rica.

Tal como lo confirman no uno, sino dos exministros de ambiente, existe un grupo de oportunistas que se enfocan en el provecho propio a expensas de la sociedad general, no aportan soluciones realistas ni sostenibles. Podemos filosofar sobre el tema durante muchas décadas a futuro, pero si queremos aportar soluciones reales, tangibles y efectivas como las ofrecidas por este colegio profesional, es importante que los medios sepan distinguir entre quien solo llega a hacer bulla y buscar dinero como dijo el entonces ministro de Ambiente y Energía, Don Edgar Gutiérrez, y quienes llegan con soluciones factibles. Llegaron en aquel momento resguardados y envalentonados por policías al campo a hacer bulla contra el proyecto que iba a beneficiar a miles y ahora lo hacen desde los medios y no se acercan a aquella zona que empobrecieron si no van con policías (no se les puede culpar). Por su parte el también entonces ministro Rene Castro habló de los “consultores indispensables” que usurpan el progreso y el desarrollo de la sociedad Costarricense.

Los lectores interesados pueden fácilmente informarse de cuál es en realidad el resultado de la radical oposición al aprovechamiento del oro en toda América Latina, con solo buscar “minería ilegal en Madre de Dios”, simplemente no hay ejército capaz de detener esta actividad mientras se conozca del mineral valioso en el subsuelo.

Seudoambientalistas izquierdistas tales como Edgardo Araya estarían muy contentos de poner a Costa Rica en una posición de vulnerabilidad imposible para un país pobre, dado que la izquierda se beneficia y necesita aumentar y aprovechar las diferencias entre ricos y pobres, entre empresarios y empleados, entre géneros, entre religiones y todo lo que pueda servir para causar separación y caos.

La Oposición antiminera es la manifestación superficial de una serie de problemas mucho más profundos; para empezar tenemos la actitud inmadura, egocéntrica y cínica de querer y exigir todos los beneficios de la minería pero que se haga en el patio de otro. La falta de ética profesional nutre la corrupción y la impunidad, la ausencia de consecuencias para quienes llegan de afuera a matar proyectos en zonas rurales donde más urge la generación de empleo y desarrollo es inmoral. En el caso de Crucitas incluso abandonaron a las comunidades se desaparecen del mapa sin oponerse ahora ni denunciar el caos social, ambiental, y fiscal que generaron.