La creación de la Licenciatura en la Enseñanza Bilingüe de la Matemática por parte de la Universidad de Costa Rica, recientemente cuestionada, responde a una necesidad nacional y a un vacío existente en cuanto a oferta académica.
En el 2018 en nuestro país se firmó la Declaración de Apertura de la Alianza para el Bilingüismo (ABi), iniciativa que se propuso unir fuerzas público-privadas para fortalecer la cobertura nacional en la enseñanza de una segunda lengua, lo cual inicia una serie de reflexiones asociadas a la inserción de nuevas estrategias en el currículo educativo.
Para el 2021, se crea la Política Educativa de Promoción de Idiomas, de la mano un Plan de Acción 2021-2040 que guía su implementación poniendo como una ambiciosa meta que en el año 2040 todas las personas que se egresen de secundaria tengan un dominio de idioma en las bandas B1 o B2. El objetivo de la política se asocia a la adquisición de habilidades y aprendizajes para satisfacer la comunicación en el segundo idioma, lo cual implica potenciar la formación de todas las disciplinas en la segunda lengua.
Precisamente, el Manual Descriptivo de Especialidades Docentes del Servicio Civil indica para el código 020, Profesor de Enseñanza Media Bilingüe, como requisitos para el nombramiento poseer, además de la formación en una carrera atinente de trabajo de especialidad, el dominio comunicativo del idioma extranjero.
Sin duda, un aliado en este proceso de formación bilingüe son los Liceos Experimentales Bilingües, sin embargo, la formación en el segundo idioma para quienes asumen las plazas correspondientes no viene de la formación de la especialidad sino de otros esfuerzos académicos y personales. Esto se debe a que no existe en el país una carrera universitaria que se avoque a la implementación de metodologías que permitan una doble formación, la de la especialidad y la del idioma.
Si extrapolamos esto a lo establecido en el Plan de Acción 2021-2024, es claro que la meta del bilingüismo está lejos de materializarse si no se toman las medidas adecuadas que lleven a contar con las personas profesionales que pueden desempeñarse en esos espacios y propiciar que nuestros jóvenes puedan acceder a mejores oportunidades. En un mundo globalizado, la educación, y sobre todo la educación pública, no debe de esperar más.
En esa línea, la Universidad de Costa Rica ha venido desarrollando estrategias de acompañamiento al Ministerio de Educación Pública a través de la Escuela de Lenguas Modernas y el Programa de Evaluación de Lenguas Extranjeras (PELEx), mediante la evaluación de estudiantes y docentes en habilidades de lectura, escucha y expresión oral. No obstante, esto esfuerzos no son suficientes y es por ello que surge el interés por una formación bilingüe a nivel del profesorado de secundaria.
El germen de este proceso, que aún debe gestarse a nivel de todas las especialidades, se da en 2017 en la Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica, con motivo de la actualización de la carrera de Enseñanza de la Matemática y la incorporación de un elemento innovador: el inglés como segundo idioma. Esto con el propósito de diversificar la oferta y atender una necesidad país identificada desde esos momentos.
La Vicerrectoría de Docencia insta a que se cuente con esta posible nueva opción académica desde el 2019, y se conforma la comisión respectiva con la asesoría del Centro de Evaluación Académica (CEA) de la universidad. El camino fue largo y requirió la participación de personal docente y administrativo, recolectando información y preparando la documentación que, desde los Lineamientos y guía para los procesos curriculares de la Universidad de Costa Rica y los Lineamientos para la creación y rediseño de carreras universitarias estatales, se requieren. Finalmente, luego del Estudio de Pertinencia Académica y Factibilidad Presupuestaria y Administrativa (2023), la carrera estuvo diseñada para 2024.
En 2025 se lleva a cabo la tramitación de la creación de la carrera y se solicitan los criterios a las unidades asociadas al objeto de estudio: Escuela de Formación Docente, Escuela de Lenguas Modernas y Escuela de Matemática. Todas coinciden en la pertinencia de la carrera, los criterios fueron favorables, lo cual confirma por parte de criterio experto que la propuesta cumple con los elementos disciplinares que engloba el objeto de estudio de la nueva oferta académica.
Y es que sí, no se puede obviar, primero, la urgencia de aportar a la sociedad costarricense mediante la creación de carreras de enseñanza bilingüe, y segundo, que la experiencia institucional en diseño de nuevas ofertas nos ha permitido tener diseños curriculares acordes con la formación profesional de calidad, la cual es reconocida ampliamente.
Las universidades públicas, y en específico la Universidad de Costa Rica, tenemos claro que, nuestro quehacer se debe a la sociedad, y que el aporte que realizamos por medio de las actividades sustantivas, entre ellas la docencia, repercute de manera directa en el desarrollo del país. Por eso, la inversión de recursos y los estudios que conllevan la creación de nuevas carreras se revisan con rigurosidad, basados en criterios técnicos, los cuales no fueron la excepción en el caso de la Licenciatura en la Enseñanza Bilingüe de la Matemática.
Justamente, tal cual puede evidenciarse, las carreras bilingües poseen un objeto de estudio interdisciplinario y un perfil de salida distinto, como lo atestigua incluso la existencia de un código diferente en el Servicio Civil.
En ese sentido, y atendiendo mecanismos internos, con el fin de aportar a los vacíos existentes en el país, se consideró que la carrera propuesta por la Sede de Occidente pudiera sustituir la carrera de Enseñanza de la Matemática que estaba desactualizadas y se impartió hasta 2025 en la Escuela de Formación Docente, la Sede de Occidente y la sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica. Una apuesta, como muchas otras, que lleva a que una carrera UCR sea impartida en más de una sede, generando así posibilidades en diferentes regiones del país.
Resulta extraño entonces que, una vez seguidos los procedimientos internos y externos, teniendo la documentación que sustenta la carrera, inclusive un oficio de la misma Escuela de Matemática, se susciten denuncias que afrentan el orden institucional y que obvian la normativa, asi como cada uno de los pasos seguidos.
En épocas signadas por la posverdad y la desinformación, donde la búsqueda de la verdad, como lo dice el mismo Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, debe ser la guía de la academia, partir de premisas no certeras minimizan los esfuerzos que se realizan por parte de la administración para potenciar el valor de la regionalización y aportar a la sociedad costarricense desde la universidad pública.
En este contexto, la apertura y el diálogo se han establecido, fijando una ruta de trabajo, porque hemos asumido con responsabilidad la toma de decisiones. Tanto la Escuela de Matemática como la Escuela de Formación Docente, la Sede de Occidente y la Sede del Atlántico, han venido trabajando en conjunto con la Vicerrectoría de Docencia y el decanato de Ciencias en las respuestas y alternativas.
Hablar de Enseñanza Bilingüe de las Matemáticas no debe ser entonces polémico; es un proceso institucional que seguimos construyendo juntos. La apertura de esta carrera marca un inicio, una especie de plan piloto que representa tanto una apuesta como un acto de valentía académica. Tirarse al agua nunca es fácil: siempre hay dudas, resistencias naturales y ese miedo a veces silencioso, a veces discordante, que acompaña todo cambio profundo. Pero también hay visión, compromiso y el deseo de abrir caminos que antes no existían.
Mirando hacia adelante, es posible imaginar que somos un laboratorio humano y que otras carreras disciplinares‑pedagógicas nacerán siguiendo esta misma línea, como una evolución natural de la formación en Educación. Si hoy avanzamos es porque siempre lo hemos hecho así, visualizando las oportunidades que nos demanda el futuro. Creo que este es el verdadero mensaje: cuando trabajamos unidos por un objetivo común, la Universidad crece, se adapta y sigue respondiendo con responsabilidad y esperanza al país que la sostiene.
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