- La naturaleza tiene su curso y su forma de ser; no creo que con dinero podamos cambiarla.
- Actualmente existe un equilibrio entre corrientes, oleaje y arrecife, gracias a la forma en que los arrecifes protegen la playa del oleaje del este, evitando la erosión.
- ¿Qué pasará con el oleaje del norte, donde no existe una plataforma de arrecife larga (long shoal) ni la protección de Salsa Brava? Allí no hay defensa natural y se necesitaría una inversión demasiado grande para contener esos oleajes del norte, lo que pone en duda si podrá ser rentable el proyecto.
- El oleaje en Puerto Viejo golpea desde tres direcciones, lo que dificulta cualquier rompeolas que se construya.
- Los grandes oleajes de luna llena, combinados con mareas altas cada cinco años aproximadamente, ya han dejado huellas: en uno de esos ciclos un velero encalló frente al famoso salón Stanford; en otro, un barco-bar encalló en Playa Negra; otro barco se hundió cerca del muelle y posiblemente una llena más destruyó el viejo muelle. También en esos momentos se han inundado calles en distintos puntos, dejando a Puerto Viejo aislado, como ocurría en el pasado cuando se inundaba la calle de ingreso a Playa Negra.
- Los vientos repentinos con ráfagas y las mini tormentas caribeñas serían fatales: romperían anclas y provocarían catástrofes entre los veleros y botes, esparciendo gasolina, aceite, excrementos y orina por todo el mar.
- El barco-bar flotante que naufragó en Playa Negra, el lanchón, el velero hundido frente a Nema y otro más cerca del Lanchón hace algunos años son señales claras de advertencia.
- A la izquierda tenemos el Parque Nacional Cahuita y a la derecha el Refugio de Vida Silvestre Manzanillo. ¿Y Puerto Viejo? ¿Vamos a destruirlo?
- Puerto Viejo carece de la protección natural de arrecifes frente al oleaje del norte, justamente en la zona donde pretenden construir el atracadero o muelle. Esto significa que, si ingresan oleajes fuertes desde ese sector, el riesgo de una catástrofe es inminente, como ya pasó con el antiguo muelle.
- La naturaleza es Dios; el mar, su mano derecha; y la tierra, su mano izquierda. Entonces, ¿Cómo vamos a estar lastimando a Dios?
- El fondo del mar es más hermoso que la superficie, y una de las razones es que la mano destructora del ser humano aún no lo ha tocado por completo. Mantengámoslo así, protegido.
- ¿Qué fue lo que te enamoró de Puerto Viejo? Seguramente su belleza natural.
- Esa misma belleza y riqueza es la que quiero que conozcan mis nietos y también los tuyos, amigo inversionista. Esa es la verdadera herencia que quiero: la belleza de nuestra tierra y la riqueza de su vida.
- ¿Estamos los locales capacitados para los empleos que supuestamente nos ofrecerán?
- Pintar, reparar y limpiar veleros no parece un trabajo digno para la gente local.
- El tiempo de la esclavitud ya pasó. Lo que queremos es una escuela digna, un buen colegio y hasta una universidad de calidad; eso sí es verdadero progreso.
- Estamos cansados de ser marineros: queremos ser capitanes.
- El turismo mundial ama nuestro puerto y nuestro mar.
- No dejemos que el lujo, la lujuria y la avaricia destruyan este paraíso.
- ¡Ups! Se nos olvidó lo que siempre repetimos a los turistas: “dejar solo nuestras huellas”. Pero, ¿y nosotros? Somos quienes dejamos el mayor impacto. Eso no es precisamente algo inteligente, ¿verdad?
- Según entiendo, somos un país ecológico, celebremos eso y sigamos siéndolo.
- En mi experiencia, no conozco un motor que no tenga fuga de aceite; de más de diez carros que he tenido, ninguno se ha salvado. Si no hay buenos mecánicos para carros, menos los habrá para botes. Imagina que nunca llegue el mecánico, y cuando al fin lo haga te aplique un “MacGyver” al retenedor de aceite de un velero o bote de más de $200.000.
- Lo que más me preocupa es una catástrofe natural: el olor a gasolina como en Bocas del Toro en Panamá, el aceite en el agua, el calentamiento del mar y la destrucción que implicará alterar el curso de la naturaleza con un rompeolas u otras obras que afectarán irreversiblemente al ecosistema. Detener la naturaleza, su curso, no es fácil. Debemos ser conscientes.
- Un atracadero podría desencadenar un colapso infraestructural con problemas de agua, calles, puentes, basura y delincuencia.
No estoy en contra de que Puerto Viejo busque superarse, pero si esa “superación” implica destruir nuestro ambiente y nuestro bello puerto, entonces sí me opongo.
Les pido conciencia, especialmente a quienes nunca han visto la vida bajo el mar y no conocen esa belleza natural que, créanme, es aún más impresionante que lo que apreciamos en la superficie. Los invito a hacer snorkeling, a sumergirse y descubrirlo.
Yo soy piscis, y necesito del mar: ahí practico mi deporte, es mi pasión y también mi sustento. Por eso me gustaría que Puerto Viejo se vincule más con el océano, porque gran parte de nuestra belleza y de nuestra economía provienen de él.
Hoy recordamos una historia muy conocida: la de un perro que iba feliz con su hueso, vio su reflejo en el río y pensó que el otro perro tenía un hueso más grande. Al soltar el suyo para quedarse con el del reflejo, terminó perdiéndolo todo.
Que eso no le pase a Puerto Viejo. Seamos conscientes y conformes con lo que tenemos. En temporada alta —Parade, fin de año, Semana Santa— el pueblo ya colapsa, no cabe más gente. Es suficiente. No seamos “buchones”, porque corremos el riesgo de perder el único “hueso” que tenemos: nuestro paraíso.
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