Los informes bienales sobre el Estado de la Educación son estudios reconocidos por su rigor científico, elaborados por equipos de investigadores con prestigio y credibilidad nacional e internacional. Su mayor virtud es poner en evidencia la realidad de nuestro sistema educativo, la cual lamentablemente, viene desde hace años sumando falencias, sin soluciones que lleguen por parte del Estado costarricense.
El Décimo Informe, presentado el 28 de agosto recién pasado, no solo confirma el deterioro sostenido de la educación costarricense, denunciado en muchas ocasiones por el Movimiento Mauro Fernández Acuña, sino que retrata un panorama devastador con un rezago sin precedentes tras las huelgas prolongadas del 2018 y el impacto devastador de la pandemia. La estrepitosa caída ha sido tan profunda que ya compromete la movilidad social, la equidad y el futuro de toda una generación.
Es tan grave la situación, que este Décimo Informe no solamente presenta el lamentable escenario educativo en el que nos encontramos, sino que, a partir de las falencias que se constatan, recomienda siete estrategias puntuales para su mejoramiento:
- Renovar e implementar el acuerdo nacional por la educación
- Fortalecer la gestión financiera y administrativa del MEP
- Priorizar la inversión en equidad y cobertura universal
- Mejorar ambientes educativos con infraestructura adecuada y conectividad digital
- Profesionalizar y desarrollar continuamente al cuerpo docente
- Gestión local para la construcción de redes comunales
- Institucionalizar un sistema integral de evaluación educativa
La lectoescritura: un atractor hacia la calidad
En síntesis, este informe señala una pobreza generalizada de aprendizajes, esto implica la urgencia de mejorar las débiles capacidades en lectura y escritura con que cuenta el estudiantado. Porque estas capacidades son esenciales para la estructura y gestión de pensamiento y otros aprendizajes.
Las propuestas que presenta dicho informe tienen la dimensión común del aprendizaje de la lectoescritura. Es un atractor hacia la calidad, que puede servir como el punto medular e inicial hacia el acuerdo nacional por la educación.
Si bien el aprendizaje en sí mismo es una condición natural de los seres vivos, incluyendo animales y plantas, en nuestra civilización el aprendizaje está mediado por las capacidades de leer y escribir, que no son procesos naturales. En nuestra cultura, hay que aprender a leer y escribir, para poder aprender casi todo lo demás.
¿Qué es saber leer y escribir?
Tal vez Catalina de 4 años, Julián de 9 y Esteban, también de 9, lo expliquen mejor. Catalina dice que leer es ver los dibujos y después leer. Julian dice que ver lo que está en los libros y decirlo. Entonces leer es interpretar dibujos, libros y el mundo en general.
Pero además Catalina piensa que “... escribir es pensar y pasar de la mente a la hoja”. Julián agrega que “..es poner lo que yo quiero”. Esteban además señala que, “ …si vas a ser presidente y no sabes leer ni escribir, entonces… no puedes”. Cata, Julian y Esteban no se equivocan, sus ideas hablan por sí solas. Significa que la lectura y escritura tienen un efecto en el pensamiento, la interpretación y también en la vida porque la lectura y escritura te impulsan a llegar a ser lo quieras ser. La lectura y la escritura es a la mente y la emoción, lo que el aire es a nuestro cuerpo, porque ayudan a crear ideas con significado. Una vez que aprendemos las habilidades para hablar, leer y escribir, nuestro pensamiento difícilmente puede vivir en ellas.
De la lecto-escritura depende toda la escolaridad
Ahora bien, las habilidades de lecto-escritura se promueven desde la infancia temprana (preescolar), pero es alrededor de los 7 años que la madurez neurológica permite la incorporación mental de códigos tan abstractos como lo son las palabras y las letras, utilizados socialmente.
Hablando desde la educación, entonces, la lectura y escritura, deben convertirse en una cultura arraigada institucionalmente en los centros educativos de todos los niveles educativos, incluyendo a estudiantes desde preescolar hasta secundaria, y las personas adultas con las que conviven.
Invertir en desarrollar habilidades lecto-escritas es urgente para garantizar, además del éxito escolar, fortalecer las habilidades blandas para enfrentar la vida. Esto requiere de acciones a corto, mediano y largo plazo.
¡Iniciar YA!
Para el cortísimo plazo:
- Definir una estrategia pedagógica nacional para el aprendizaje de la lectoescritura:
Es urgente formar un grupo de profesionales especializados, para acordar, en un corto plazo, una Estrategia Pedagógica Nacional para el Aprendizaje de la Lectoescritura, que sea coherente con la Política Educativa y la Política de Transformación Curricular vigentes.
Debe ser una Estrategia Pedagógica que abarque todos los niveles del sistema educativo, incluyendo las instancias educativas informales, y a personas adultas que han sido excluidas del mismo.
Además, debe incluir formas didácticas que ayuden, en un principio, a comprender y adquirir el complejo código gráfico de la escritura social que se utiliza para crear ideas y sus palabras. Parte de esta adquisición es la toma de conciencia de las propia habilidad lectora, por ello la lectura oral (en voz alta) es imprescindible. Sabemos que ese código ya ha sido adquirido por niños y niñas, cuando sin trabarse en el código, logran llegar directamente a las ideas y pueden “jugar con ellas”. De a poco entonces vendrá el momento de la creación propia de ideas con la redacción.
Dicha Estrategia debe estar aprobada en los primeros seis meses de gobierno, pues de allí se debe diseñar y ejecutar:
- Un plan de nivelación para el desarrollo de la capacidad lectora en el segundo ciclo de la EGB y la educación secundaria.
Tal como establece el décimo informe sólo una tercera parte de jóvenes entre noveno y décimo logran analizar críticamente un texto para construir significado. Sus niveles de lectura son básicos. Si no se tienen habilidades completas de lecto-escritura el pensamiento y la estructura para pensar se limitan.
- Una robusta capacitación del personal docente en servicio:
En dos ámbitos: el mejoramiento de las propias habilidades lecto-escritas y las habilidades para su enseñanza, de manera clara y adecuada.
Acciones para el mediano y largo plazo, que también deben iniciar ya:
- Mejorar ambientes de lectura y escritura
Esto, mediante el rediseño espacial de aulas y escuelas, para fomentar la cultura lectora. También establecer convenios con el Sistema Nacional de Bibliotecas y otras instancias, para fortalecer hábitos y gusto lector en familias, escuelas y comunidades.
- Una campaña educativa nacional para la promoción de gusto y hábito por la lectura, desde el preescolar y durante toda la escolaridad.
Esto se logra principalmente con dos acciones pedagógicas: ambientes que inviten a leer, con acceso a muchos formatos de lectura (libros, carteles, rótulos, material digital) y modelaje por parte del personal docente. Niños y niñas necesitan ver que las personas adultas leen bien y escriben bien, para apreciar que estas capacidades son importantes para todas las personas. En preescolar fortalecer la llamada “conciencia fonológica”, porque el desarrollo de las capacidades para leer y escribir, dependen de un adecuado desarrollo del lenguaje verbal. Fomentar una adecuada expresión verbal en preescolar es fundamental.
En concreto, una política inicial de todo nuevo gobierno debe ser el impulso de las habilidades lecto-escritas deseables. Este impulso podrá ayudar sustancialmente a enfrentar la actual pobreza de aprendizajes. Pero este llamado no puede esperar, es urgente atender las alertas que tanto el décimo informe del Estado de la Educación como los resultados que las pruebas e investigaciones están arrojando, tomar acción inmediata evitará que posterguemos la educación de calidad de las próximas generaciones de estudiantes que entran al sistema educativo.
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