Jóvenes de sétimo, octavo y noveno del Liceo Rural La Perla compartieron el proceso con profesionales de la UCR.
Kihaveth Navarro Hernández es una médica limonense de 31 años que vivió una experiencia que cambió su vida. Lo que no imaginaba era que al hacerlo, también transformaría la de doce jóvenes del Liceo Rural La Perla, en Limón.
Gracias a ella, y otros aliados, se generó una iniciativa que le permitió a las y los jóvenes materializar algo que antes solo imaginaban: con sus propias manos, convertir el residuo de banano en cremas, champús y geles.
Tras casi dos horas de viaje desde Siquirres, a las 9:00 a. m. el grupo llegó al Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar), de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En ese lugar, guiados por los científicos del Inifar-UCR, los jóvenes descubrieron que aquel residuo de banano, que suele ser concebido como una basura, era una potencial ventana hacia un futuro capaz de abrir puertas.
“Me sentí muy emocionada y nerviosa, pero que encanto todo”, mencionó una de las jóvenes estudiantes. “La experiencia fue muy linda, me llevo todas las ganas de estudiar”, agregó otro joven. “Pude lograr ver esta carrera de forma distinta, en otras palabras, me empezó a llamar la atención”, expresó un estudiante, quienes solicitaron el anonimato.
La oportunidad de crecer
Desde el criterio de la doctora Navarro, en los últimos años la provincia de Limón se ha caracterizado por serios problemas sociales y de violencia, en los cuales las personas jóvenes suelen ser las más vulnerables.
El Informe Estado de la Nación 2024 destaca que la violencia homicida en Costa Rica se concentra en zonas con alto rezago social, como Limón. En cantones específicos como Matina, Siquirres y Limón es donde se presentan las mayores tasas de homicidios.
Esa problemática, afirma la doctora, está fuertemente vinculada a la falta de oportunidades y a un entorno social que empuja a que las nuevas generaciones repliquen ciclos de exclusión, desesperanza y violencia que parecen heredarse de una generación a otra, como si ese fuese el único camino de vida posible.
Navarro comentó:
El desarrollo siempre va a ir de la mano de las oportunidades. Entre menos oportunidades tenga una persona, más reducidas estarán sus opciones y más fácil va a ser que él o ella quiera utilizar otros caminos. Esto es doloroso”.
Daniela Matarrita Brenes, docente de la Facultad de Farmacia de la UCR e investigadora del Inifar, concuerda. Por eso, decidieron hacer que la experiencia fuera más integral.
Inicialmente, se iban a hacer las formulaciones y enviarlas para que ellos, con sus propios recursos, lo hicieran. Pero como eran chicos de colegio, quisimos enfocarnos en algo más motivador y no solo darles una formulación, sino que también vieran las posibilidades que hay para desarrollarse dentro de una carrera de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM)”.
El entusiasmo de los jóvenes de sétimo, octavo y noveno no se hizo esperar. En cada mezcla, medición de sustancias y observación rigurosa, cada uno depositó un pedacito de esperanza, futuro y creatividad.
Heidy Derlyn Wright Cruz, docente de Ciencias del Liceo La Perla, detalló que ahora la meta es conseguir instituciones que ayuden a montar un pequeño laboratorio en este liceo. Esto con el fin de continuar el proyecto aprendido y comercializar los productos en algún momento.