Doce años fueron suficientes para que la empresa Multinacional Glatfelter de CR SRL, decidiera cerrar su operación y abandonar a cientos de productores nacionales sin que el Estado costarricense, después de reclutarlos utilizando fondos públicos a través de sus instituciones, moviera un dedo en su defensa. La Multinacional se fue así, sin ton ni son, y los productores aún esperan que el Estado Costarricense cumpla con sus deberes y que ahora en la desgracia, les brinde los insumos y el apoyo técnico y económico necesarios para la reconversión de sus plantaciones. ¡No es caridad lo requerido sino consecuencia!
Antecedentes
El abacá es un musáceo originario de Filipinas y pariente muy cercano del plátano y el banano. A simple vista se confunde con uno de ellos pero a diferencia de sus primos, no da frutos. De sus tallos se obtienen las fibras que se utilizan en la fabricación de cuerdas marinas, hilo industrial, bolsas de te, entre otros.
Costa Rica ha tenido períodos de buena cosecha de abacá. El primero, del que se tiene registro histórico, fue en los años de 1943 a 1953. En esos años Costa Rica se vuelca hacia el cultivo de abacá aprovechando la escasez mundial, producto de las secuelas de la segunda guerra mundial y de la incapacidad de Filipinas de abastecer el mercado global. Ya para el año 53 en Costa Rica habían cultivadas alrededor de 5000 hectáreas de la planta, y es justamente a mediados de los años 50 que Filipinas levanta nuevamente la producción, baja los precios y Costa Rica se queda sin la posibilidad de exportar la fibra. A partir de ese momento se decide abandonar radicalmente las siembras de Abacá, lo cual fue un golpe muy duro para el campesinado de la época, particularmente los asentados en los cantones de Matina, Siquirres y Batán, que eran los puntos de cultivo del producto.
Hechos recientes
Casi 70 años después de tan lamentable episodio y por interpósito de la empresa Glatfelter de Costa Rica S.R.L., las instituciones costarricenses como el MAG, Procomer, Comex, Inder y hasta colegios agropecuarios y centros académicos públicos y privados, se avocaron a la tarea de convencer a una parte importante del campesinado costarricense a explotar nuevamente el cultivo del Abacá. Esta vez amparados en la promesa de compra de esta empresa de capital extranjero, con sede en Charlotte, Carolina del Norte, USA.
Su discurso de convencimiento para que los campesinos abandonaran sus cultivos tradicionales y se trasladaran al Abacá, radicaba en la firma de contratos de compra de la fibra, capacitación técnica y soporte para el cultivo, financiamiento (en algunos casos) de la semilla para iniciar el proceso pero lo más importante y posiblemente fue eso lo que hizo que la gente se decantara por el cultivo, fue el acompañamiento del aparato institucional del país. Donde programas como DESCUBRE, auspiciado por Procomer, que inclusive financiaban el capital semilla con dineros no reembolsables (entiéndase dineros públicos) a los productores para que iniciaran la producción, así como los talleres por parte del MAG, asesorías del Inder, capacitaciones del TEC, investigaciones de la UCR y del CATIE para lograr mejores cepas de la planta, perfeccionamiento de las máquinas cosechadoras, etc.
Por su lado la empresa Glatfelter ofrecía pagos en dólares, cosecha y recolecta de la fibra en las fincas, transporte y apoyo técnico con sus propios profesionales. ¿Qué podía ser mejor que esto? ¿Cómo resistirse a incursionar en un negocio con tanto patrocinio institucional y con el Mercado asegurado? De ahí entonces que desde el 2012 hasta el 2024 aproximadamente, la empresa llegó a captar alrededor de 500 productores del Cultivo, que en su gran mayoría son familias productoras que hoy día dependen exclusivamente de ese cultivo para su subsistencia.
Durante esos casi 12 años de trabajo con la empresa Glatfelter, los productores fueron ampliando sus operaciones y consolidando, no solo su conocimiento en el manejo de las plantaciones, sino también el know-how del negocio en su totalidad. Eso hizo que muchos de ellos asumieran préstamos bancarios, alquileres de terrenos aledaños y compra de equipo para aumentar su producción y con ello mejorar sus condiciones de vida. Todo marchaba sobre ruedas y las exportaciones de fibra de Abacá aumentaban año a año.
La alianza comercial entre Estado-Empresa Privada-Productores estaba en jauja. Parecía que había un perfecto ganar-ganar. El Estado ganó, llevó bienestar y prosperidad a las familias productoras de Abacá (se supone que esa es la misión de cualquier Gobierno), la empresa privada, Glatfelter potenció sus utilidades importantemente y los productores tenían asegurada la venta de sus cultivos.
Las caras visibles del Estado
Los malos días regresaron y la sombra de la ruina y la desolación volvió a posarse encima de los hombros de los productores de abacá al igual que en los 50. ¿Dónde quedaron todas esas instituciones estatales que otrora participaban activamente en el proceso de convencimiento para la explotación del Abacá? ¡Ninguna responde!
Los designados por la Presidencia de la República como Ariel Mora Fallas (coordinador de la Comisión), conocido youtuber con el pseudónimo del Profe Ariel y Aleiko Tattoli, asesores presidenciales; Víctor Carvajal, Fernando Vargas, ministro y viceministro del MAG; Ricardo Quesada, Inder; así como una larga lista de funcionarios públicos, en 10 meses no han sido capaces de proveer alternativas de solución a la problemática existente y en su defecto, se han dedicado a dar sus “pésames” por lo acontecido, cuando no a desaparecerse y dejar de responder llamadas y mensajes a los productores.
A la ciudadanía
Los productores aquí representados estamos acostumbrados al trabajo duro y digno. Podemos sortear tormentas, malas cosechas, plagas, incluso a los vándalos que destruyen nuestras plantaciones por maldad o vileza, pero no podemos cosechar sin mercado. No podemos avanzar, no podemos pagar préstamos ni servicios públicos ni mucho menos pensar en el entretenimiento si no colocamos nuestros productos.
No pedimos limosnas del Estado, solo pedimos que se nos atienda y apoye, que a través de esa batería de instituciones gubernamentales que ayer nos empujaron a dejar nuestros cultivos tradicionales por la “embriaguez” del futuro del abacá, hoy nos brinden su apoyo incondicional para salir de este amargo y desafortunado trance económico.
Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.