“La era de los combustibles fósiles debe llegar a su fin”, señala el documento.

De cara a la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), que se celebrará en junio de 2025 en Niza, Francia, más de 200 organizaciones ambientales de todo el mundo un llamado a que el encuentro sea un punto de inflexión real para la protección del océano y el abandono definitivo de los combustibles fósiles.

En un pronunciamiento los grupos firmantes recordaron que el océano, el mayor sumidero de carbono del planeta, ya absorbió el 90 % del exceso de calor derivado de las emisiones humanas. Esto intensifica el aumento del nivel del mar, la intensificación de olas de calor marinas y la acidificación de las aguas, con consecuencias graves para la biodiversidad.

“La era de los combustibles fósiles debe llegar a su fin”, señala el documento que fue redactado por Nicolas Entrup, director de OceanCare. En esa línea, instaron a los Estados a utilizar el actual borrador de la Declaración de UNOC3 para incluir una prohibición a nivel estatal de toda exploración de hidrocarburos en territorios nacionales, incluidos el mar territorial, la zona económica exclusiva (ZEE) y la plataforma continental, así como el inicio de un proceso de eliminación gradual de la extracción actual.

El llamado también subraya que, a pesar de los compromisos climáticos internacionales, continúan inyectándose miles de millones de dólares en exploraciones en el lecho marino, incluso dentro de áreas marinas protegidas.

En el texto se cita el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2023 del PNUMA, que advierte que, si las políticas actuales se mantienen, las emisiones globales alcanzarán 56 gigatoneladas de CO₂ equivalentes para 2035, un 55 % por encima del nivel compatible con el límite de 1,5 °C del Acuerdo de París.

Por ello, los firmantes llaman a que UNOC3 no sea una reunión más, sino que una oportunidad para que se tomen acciones. Además, sostienen que esta es la oportunidad para impulsar un cambio transformador frente a la triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

También piden que los compromisos que se adopten estén en consonancia con el primer Balance Global del Acuerdo de París acordado en la COP28, que incluye el objetivo de una transición energética justa, ordenada y equitativa para alcanzar el cero neto en 2050.

A nivel de la región, Carolina Sánchez Naranjo, miembro de la Red Gran Caribe Libre de Fósiles, advirtió que no se puede permitir que el mar Caribe se transforme en el nuevo epicentro mundial de explotación petrolera y gasífera.

Señaló que, mientras países como Colombia, Venezuela y Trinidad y Tobago han afectado durante décadas este ecosistema con actividades extractivas, la reciente producción en Guyana está incentivando intereses similares en naciones como Surinam, Honduras, Costa Rica, República Dominicana y Panamá. Además, destacó que la expansión del gas natural licuado (GNL) en Estados Unidos impulsa posibles exploraciones en las Bahamas.

La sociedad civil caribeña exige una acción global real para proteger los océanos de las amenazas de los combustibles fósiles”.

Sánchez subrayó que el Caribe depende profundamente de sus ecosistemas marinos y costeros para sostener el empleo, la seguridad alimentaria y la economía regional, y advirtió que todo esto se ve amenazado por una industria fósil que avanza sin transparencia ni consulta ciudadana.