No puedes permitir que los que te rodean sean tratados de manera inhumana… de lo contrario, empiezas a volverte inhumano”. Hetty Voute
Conocí a Mark Klempner cuando llegó a Monteverde junto con su entonces esposa Sophia allá por el 2002. Mark era una persona callada y serena pero después de un tiempo de ajuste cultural se animó a sacar su guitarra para compartir sus canciones preferidas en algunos eventos locales. Él había sido un músico y cantante folclorista en Los Ángeles, California, en los años 80. Mas adelante también nos dimos cuenta de sus talentos en el campo de la medicina alternativa, basada en sus conocimientos de la cultura ancestral china sobre el uso de plantas medicinales y la acupuntura, los cuales puso al servicio de quienes lo necesitáramos en Monteverde.
Mark estaba trabajando en una larga investigación para escribir un libro de testimonios de personas de Países Bajos que salvaron a miles de niños judíos de morir en el holocausto durante la persecución desatada por el nazismo. Había dedicado varios años para buscar a estos salvadores aun sobrevivientes y ya estaba en la fase de editar una versión para presentarla a una casa editorial.
El Instituto Monteverde le facilitó un espacio de trabajo y acceso al correo electrónico, muy limitado en ese tiempo, y la impresión de borradores de revisión de las entrevistas transcritas y otros materiales relacionados. Mark imprimió cientos de páginas que después descartó como papel de reciclaje. Por mi curiosidad de buen lector recogí las hojas descartadas (en ese tiempo formé parte del personal del instituto) y así me di cuenta del gran valor de los testimonios de las personas ya mayores que Mark había entrevistado en Holanda como parte de este proyecto.
Su libro titulado “The Heart Has Reasons”, Salvadores de niños judíos en Holanda, fue publicado por Pilgrim Press 2006 (idioma inglés) y en segunda edición en 2012 por Night Stand Books.
Mark era descendiente de una familia judía de Polonia. Su padre y sus abuelos escaparon en 1939 en un barco hacia Estados Unidos, apenas una semana antes de la invasión nazi en Polonia. El resto de la familia murió tras la invasión y destierro a los campos de concentración. En sus primeros años de vida Mark creció en el distrito Bronx, Nueva York. En los años 90, siendo estudiante de la universidad de Cornell en Nueva York, obtuvo una beca de investigación que le dio apoyo necesario para enfocarse en ese proyecto.
Durante nueve años Mark encontró y estableció contacto personal con hombres y mujeres que en forma silenciosa se unieron para proteger la vida de niños judíos acogiéndoles y escondiéndoles en sus casas. Los padres de estos niños habían sido deportados a campos de concentración o ejecutados. Estos rescatadores, ya en su edad mayor, abrieron su corazón para compartir sus historias y su motivación para proteger a esos niños en medio del temor y dolor que estaban sufriendo.
¿Por qué lo hicieron? Simplemente porque creían en su corazón que eso era lo correcto que debían hacer para proteger a los más vulnerables, sin mirar las diferencias étnicas o de credo religioso, y a pesar de los riesgos para ellos mismos. Algunos fueron descubiertos por las fuerzas militares alemanas y llevados a los campos de concentración. Su libro es el testimonio de diez de esas personas narrado en las conversaciones con Mark más de 50 años después del holocausto. Mi esperanza es que los niños y niñas judíos sobrevivientes y sus descendientes hoy día conserven en la memoria de su corazón la compasión con que fueron tratados por sus rescatadores holandeses.
Las historias de coraje y convicción personal vividas y compartidas por esas abuelas y abuelos son un legado para la humanidad, sobre todo en tiempos que muchas autoridades y gobernantes con poder político y militar parecen ignorar los horrores del pasado y la historia se repite ante los ojos del mundo.
Quiero creer que estos testimonios se convertirán en un faro de luz mucho más poderosa que las bombas para revivir la compasión entre personas de todas las naciones en un mundo que parece rebalsar por la guerra y crueldad sin límites. Para creer que aún es posible transformar tanta crueldad y miedo recíproco en esperanzas de vida para unos y otros.
Una esperanza necesaria para toda la humanidad, pero sobre todo para aquellos que hoy gritan al cielo con el corazón destrozado: ¿Por qué nos han abandonado?
* Mark Klempner murió inesperadamente en 2019 mientras caminaba los senderos de una reserva natural en Massachusets, Estados Unidos.
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