Si tuviésemos que visualizar hoy como el último día de gobierno del presidente Rodrigo Chaves Robles, podríamos decir que sería el más sangriento y violento de la historia. Una situación muy lejana a lo que disfraza en su informe presentado en la Asamblea Legislativa, donde refiere a sus supuestas impecables y exitosas labores.

La realidad estadística revela otra cosa: un aumento de más del 60% en crímenes relacionados con el narcotráfico, más del 80% en casos con armas de fuego, y un alarmante incremento de femicidios, cerrando el 2024 con 880 homicidios. Este 2025 parece seguir por la misma línea, sin medidas eficaces por parte del Ejecutivo.

La seguridad, además, ha sido desatendida por la Ministra de la Condición de la Mujer, Cindy Quesada Hernández, cuya gestión ha sido ineficiente ante la violencia creciente contra las mujeres. Muchas voces siguen exigiendo su renuncia, mientras los casos de mujeres agredidas, desaparecidas o asesinadas aumentan.

En educación, vemos otra forma de deterioro: de 849 centros educativos con órdenes sanitarias en 2024, solo se presume la inauguración de siete nuevos edificios. Ni siquiera uno por provincia. Mientras tanto, se han aplicado recortes a cultura, cuido, salud, vivienda y agricultura. El presidente celebra indicadores, pero omite lo que vive la mayoría.

La institucionalidad costarricense parece sostenerse con alfileres. Las decisiones presidenciales se articulan más desde la confrontación que desde el fortalecimiento democrático. Las agresiones a las ciencias sociales, a la filosofía o a la lectura crítica revelan un desprecio por el pensamiento, más que una estrategia. Su narrativa se acerca más a una distopía que a una política pública.

Preocupa que alguien le haya hecho creer al presidente que la solución está en regañar, vigilar y castigar desde un atril. Como si el país necesitara una figura paternal autoritaria y no un liderazgo empático, constructivo y democrático.

Si hoy fuera su último día en el poder, no lo recordaría con un broche de oro, sino con un broche de sangre. Cargará en su conciencia las vidas perdidas sin protección, sin justicia y sin consuelo. La historia, tarde o temprano, pone las cosas en su lugar.

La realidad puede distorsionarse temporalmente, pero no eternamente. Y menos en las mentes que aprenden a cuestionar.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.