Costa Rica, a menudo reconocido como el país más feliz del mundo, destaca por su rica biodiversidad, políticas ambientales progresistas y un fuerte compromiso con el bienestar social. Sin embargo, debajo de esta visión optimista yace un desafío persistente: alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres. El mercado laboral costarricense ha realizado avances significativos para afrontar las asimetrías de género, pero las brechas salariales y la segregación ocupacional persisten.

Un vistazo a la desigualdad salarial en Costa Rica

Las mujeres en Costa Rica ganan en promedio un 40% menos que los hombres por un trabajo similar. Sin embargo, según la OCDE, la brecha salarial ha mostrado cierta reducción en los últimos años. En 2024, el ingreso promedio de una mujer con educación universitaria sigue siendo un 18.5% menor que el de un hombre con la misma formación. Además, las mujeres representan solo el 35% de los empleados en sectores de alta remuneración, como tecnología y manufactura avanzada.

En términos educativos y de acceso al trabajo se encuentra una gran contradicción. Por ejemplo, en el año 2022, el 35% de los hombres y el 37% de las mujeres de 55 a 64 años de Costa Rica tenían un título de educación secundaria o más alto. Entre los adultos jóvenes de 25 a 34 años, este porcentaje es mucho mayor: 54% para los hombres y 63% para las mujeres. En el mismo grupo de edad, el 34% de las mujeres han completado estudios superiores, unos 6 puntos porcentuales más que los hombres, señala el reporte "Igualdad de género en Costa Rica: Hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado".

A pesar de que las mujeres costarricenses superan a los hombres en logros educativos, solo el 47% de ellas están empleadas, frente al 73% de los hombres. Esto evidencia una brecha persistente entre educación y acceso al mercado laboral formal.

La influencia positiva de las empresas transnacionales en las zonas francas

Las empresas transnacionales han sido un factor clave en la generación de empleo para mujeres. En sectores como manufactura avanzada y servicios compartidos, la presencia femenina ha crecido en un 10% en los últimos cinco años. Sin embargo, las mujeres en estas empresas aún ganan en promedio un 15% menos que sus colegas masculinos en posiciones similares.

Este fenómeno se debe, en parte, a la falta de acceso equitativo a posiciones de liderazgo dentro de estas compañías. Si bien algunas empresas han implementado políticas de inclusión y equidad, promoviendo la participación de las mujeres en roles estratégicos, estos esfuerzos aún no son generalizados. Los incentivos gubernamentales para fomentar la igualdad de género en el sector privado podrían ser un mecanismo clave para reducir esta brecha.

Esfuerzos de Costa Rica hacia un pago justo

Costa Rica ha implementado diversas estrategias para reducir la desigualdad salarial. La Ley No. 9677 establece la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor y mecanismos de supervisión. Sin embargo, la aplicación sigue enfrentando obstáculos debido a normas culturales y la falta de sanciones efectivas.

Según el INEC, la distribución del trabajo no remunerado sigue siendo desigual: las mujeres dedican en promedio 38 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidado, mientras que los hombres solo 15 horas. Esta carga adicional limita su participación en el empleo formal y contribuye a la brecha salarial. Incluso, en algunos casos, esto se traduce en una reducción de oportunidades de crecimiento profesional para las mujeres, perpetuando la desigualdad estructural en las organizaciones.

Hay que reconocer que el sector privado ha mostrado interesantes avances hacia la igualdad salarial, con la implementación de diversas prácticas globales, sobre todas aquellas empresas vinculadas a operaciones multinacionales. No obstante, estos ejemplos siguen siendo excepción y no la norma.

Cerrando la brecha: recomendaciones para el futuro

Para abordar la brecha de género de manera integral, también es fundamental promover la corresponsabilidad social del cuido. La carga desproporcionada de trabajo doméstico y de cuidado que enfrentan las mujeres es una de las principales barreras para su acceso y permanencia en el mercado laboral. Implementar políticas que fomenten la participación equitativa de los hombres en estas responsabilidades contribuiría significativamente a la equidad salarial.

Para avanzar en la equidad salarial, se requieren esfuerzos coordinados entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Mayor transparencia: Implementar auditorías salariales obligatorias y definir estrategias para reducir la brecha.
  • Incentivos a empresas transnacionales: Fomentar programas que premien las buenas prácticas en equidad de género.
  • Promoción del liderazgo femenino: Aumentar la participación de mujeres en cargos directivos mediante programas de mentoría y capacitación.
  • Cambio cultural: Implementar campañas educativas para reducir estereotipos de género y promover igualdad de oportunidades desde la niñez.
  • Corresponsabilidad social del cuido: Desarrollar políticas públicas que fomenten una distribución equitativa de las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres, incluyendo incentivos para licencias parentales compartidas y acceso a servicios de cuidado infantil de calidad.

Conclusión: una oportunidad de liderar con el ejemplo.

Costa Rica, con su reputación de "país más feliz del mundo", tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo en equidad salarial. Alineando sus políticas laborales con su compromiso social, puede allanar el camino hacia un futuro más inclusivo y equitativo. El pago justo no es solo una meta política; es un pilar fundamental de la felicidad y la justicia social.

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