Daños en los corales afectan directamente la biodiversidad de diferentes maneras.

Los corales de la Isla Del Caño se encuentran afectados por lluvias intensas y consecuentes deslizamientos de tierra que afectaron al Pacífico Sur de Costa Rica en el final del año pasado y parte del principio de este 2025.

Carlos Mallo, director de Innoceana, una ONG internacional que trabaja en la conservación de la Isla del Caño de la mano del Sistema de Áreas de Conservación (Sinac), explicó que el fenómeno de El Niño, que se extendió de junio de 2023 a julio de 2024, provocó un calentamiento anómalo de las aguas del Pacífico costarricense. Esto tuvo como consecuencias un blanqueamiento masivo de corales debido al estrés térmico y la expulsión de algas simbióticas esenciales para su supervivencia.

Luego de la salida de El Niño, la situación se agravó con la llegada de las fuertes precipitaciones y una amenaza de la entrada del fenómeno de La Niña, que trae un enfriamiento de las aguas superficiales. Las inundaciones y deslizamientos arrastraron sedimentos que cubrieron los arrecifes, bloqueando la luz solar necesaria para su recuperación y promoviendo el crecimiento de algas competidoras, explicó el experto.

Impacto del fenómeno de La Niña en los corales

Mallo detalló que en los últimos meses las afectaciones se presentaron en efectos como las cargas excesivas de sedimentos y contaminantes, que aumentaron la turbidez del agua, limitando la fotosíntesis de los corales.

Otra secuela es la erosión costera que alteró los hábitats marinos cercanos a los arrecifes. Esta situación también dio con el aumento de algas oportunistas que desplazaron a los corales, aprovechando los nutrientes excesivos.

Afectación en la biodiversidad

Mallo recordó que los corales son el soporte vital de muchas especies marinas en el Pacífico costarricense. Su deterioro afecta directamente la biodiversidad de diferentes maneras. 

Una de ellas es la pérdida de hábitats ya que muchas especies de peces, invertebrados y crustáceos dependen de los corales para refugio, reproducción y alimentación.

Otro es el desequilibrio en la cadena alimenticia. Esto debido a que, con la desaparición de los corales, se altera los ecosistemas y se afectan la especies de importancia económica y ecológica, como peces y moluscos.

El director de Innoceana resaltó también que el impacto en la biodiversidad repercute en actividades humanas como el turismo de buceo y la pesca artesanal.

Acciones humanas para contrarrestar el problema

Mallo detalló que, aunque las soluciones estructurales como anclajes y mallas no son viables en áreas protegidas como la Isla del Caño, existen otras acciones para mitigar los daños. Entre ellas destacó:

  • Restauración de corales: Implementar viveros de coral y trasplantes en áreas menos afectadas.
  • Control de sedimentos: Establecer barreras naturales como reforestación en zonas ribereñas para reducir el arrastre de sedimentos al mar.
  • Educación y concienciación: Involucrar a las comunidades locales en la protección de los ecosistemas marinos mediante programas educativos.
  • Regulación de actividades humanas: Monitorear y limitar la pesca, el turismo y la construcción en áreas sensibles para reducir el impacto humano.

El científico comentó:

Es fundamental implementar programas de monitoreo continuo para evaluar la salud de los corales y su recuperación. Además, fomentar la investigación científica sobre el impacto del cambio climático en los arrecifes puede ayudar a diseñar soluciones más efectivas a largo plazo".

Mallo compartió que entre las acciones de Innoceana se destaca el monitoreo y modelado 3D de arrecifes de coral, evaluaciones regulares de calidad del agua, catalogación de especies de invertebrados, estudios sobre ballenas jorobadas para comprender su comportamiento y migración, y respuestas a eventos de blanqueamiento coralino causados por el fenómeno de El Niño desde hace más de un año. Además de colaborar con actividades de educación ambiental sobre la importancia de proteger los ecosistemas marinos.