Soy adicta a leer el periódico de papel al desayuno, costumbre heredada posiblemente de mi papá. En mi casa se recibía La Nación, La República y La Prensa Libre por las tardes. Algunos de estos medios desaparecieron o se convirtieron en otra cosa. Pero siempre seguí recibiendo La Nación, hasta la actualidad. Incluso hice algunas colaboraciones en la Revista Dominical y en el Foro en los 90. En mis épocas en la UCR añadí el Semanario Universidad a mi repertorio y hace varios años el infaltable Delfino. Por lo tanto, he seguido por varias décadas la evolución de los medios informativos impresos y hoy digitales.

En días pasados La Nación comunicó la renuncia de su director Armando González seguida de la de su Jefe de Redacción Armando Mayorga, a raíz de la dimisión de los miembros de la Junta Directiva en la última Asamblea de Accionistas.  No es mi lugar especular sobre las razones de esto, pero sí quedé atenta al nombramiento de la nueva Junta Directiva y por supuesto de la persona que vaya a ocupar la Dirección del periódico, que a la fecha de este escrito aún no ha sido anunciada.

Hoy La Nación anuncia con flamante foto la integración de la nueva Junta Directiva. Llama poderosamente mi atención la ausencia casi total de mujeres en ella: de 8 integrantes solamente hay una líquida mujer, además en el puesto de Vocal 3, que sin demérito de la dama que ocupa ese puesto y sus calificaciones, todos sabemos que es un cargo de escasa relevancia en el manejo de los asuntos gerenciales.

El nuevo vicepresidente de la Junta Directiva, don Luis Javier Castro, habla hoy en su columna (p. 24 de la edición de La Nación de 10 de diciembre) de loables intenciones de continuar defendiendo “los principios fundamentales de Libertad, Paz y Democracia visibilizando los grandes problemas nacionales” así como de la importancia de “redoblar esfuerzos para proporcionar información rigurosa, equilibrada y libre de influencias” así como de crear  “un espacio para el debate informado y plural” (las negritas son mías). 

No dudo de las calidades de las personas nombradas para ocupar los puestos en la Junta Directiva actual, sin embargo, considero que la Democracia se constituye a  partir de una integración de las mujeres en todos los grupos de poder, más allá del ámbito público, y especialmente en un medio de comunicación tan importante como La Nación, que debería dar el ejemplo desde sus filas. 

Por otra parte, la información equilibrada debe venir de un equipo en el que también participen equitativamente las mujeres, no solo desde la sala de redacción sino desde donde se toman las decisiones que rigen el destino y el propósito del periódico, o sea, la Junta Directiva. Igualmente, un debate plural no puede venir de una mesa donde se sientan 7 señores y una sola mujer en el puesto menos relevante de todos.  Me niego a aceptar que la razón de esta integración sea la inopia de mujeres calificadas y más bien producto del eterno sistema patriarcal que nos condena a un lugar segundón o inexistente en las esferas de poder de este país.  Sería interesante saber si es que la nueva Junta Directiva nos va a sorprender gratamente nombrando una mujer en el puesto de Dirección del periódico. 

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.