Por años, el espíritu de la medicina en Costa Rica se ha destacado por su altruismo. El don de curar va más allá de hacer un diagnóstico o recetar una medicina. Los seres humanos no somos motores o edificios que se reparan o se desechan. La seguridad social ha sido un símbolo de ayuda, de humildad y de confort para el más necesitado, sin importar su etnia o clase social. Esta institución Benemérita de la Patria se ha encargado de llevar hasta los lugares más recónditos del país una esperanza, un alivio o un tratamiento al más necesitado, sin importar el riesgo de atravesar grandes ríos, montañas o mares. La Caja Costarricense del Seguro Social, ha sido la representación ante los ojos del mundo sobre la importancia de invertir en la salud de su población. A pesar de las mil carencias, la Caja ha desarrollado uno de los mejores sistemas de salud del mundo gastando menos de la mitad que países desarrollados, pero con iguales o mejores resultados.

Lamentablemente, para los ojos de unos, es un sistema insostenible, malo y obsoleto que hay que privatizar y modernizar, pero para los ojos de otros, es un sistema solidario, universal, robusto e indispensable para la buena salud que gozan los costarricenses.

Por años el sistema ha ido perdiendo esa mística y altruismo por el que fue creado. Por un lado hay intereses económicos y políticos que han llevado al debilitamiento del sistema y por otro lado, existe un desinterés gradual en el gremio hacia la institución y los contribuyentes, que son la base del sistema. Los sindicatos se han convertido en partidos con intereses políticos y han generado más peleas de índole políticas y diplomáticas que institucionales o gremiales.

El gobierno actual, es solo el ejecutor de un plan macabro que tiene años de gestarse. A nivel mundial la salud es un gran negocio en el que muchos empresarios y políticos quieren adueñarse, e imponer sus precios y normas y Costa Rica no es la excepción.

Muchas malas decisiones y otras tardías o no tomadas, han debilitado de manera progresiva a la institución y han ocasionado el descontento popular al recibir un mal servicio caracterizado por sistemas obsoletos, filas interminables, y falta de capacidad resolutiva en el primer nivel de atención, el cual no ha sido culpa del personal, pero no se puede dejar de lado que sus trabajadores han tenido su participación en este asunto.

La deshumanización y falta de esa mística en busca de una mejor atención y empatía hacia el asegurado se viene notando desde hace varios años. Para el asegurado, su visión hacia la Caja, es la de secretarias groseras e indiferentes, médicos que les faltan el respeto, malos tratos y mala atención a sus padecimientos, sumado a la indiferencia hacia su estado físico o emocional.

El desmantelamiento de la Caja viene desde hace mucho tiempo, bajo la bandera de mejorar su funcionamiento y disminuir costos. Bajo este pensamiento se acaba de dictar “estado de emergencia” en donde se prefiere gastar millones de colones contratando servicios privados que mejorar las condiciones laborales y salariales de sus trabajadores.

Este portillo abre una puerta de una caja de Pandora, en el cual no va a haber marcha atrás. Esta compra de servicios privados, es algo que se ha querido desde hace mucho tiempo, pero la misma nunca ha sido en beneficio de los asegurados como se ha planteado.

La soberbia de las autoridades de la caja apadrinados por las altas autoridades del gobierno no es más que una evidencia del interés sobre el proyecto de compra de estos servicios, sin pensar en el impacto que eso va a generar sobre la población y los asegurados, o pensarlo y no importarle.

Con la renuncia de los especialistas, que siempre han buscado una merecida mejora en las condiciones laborales y una justa equidad salarial, se justifica así la compra de servicios privados, pero a la vez los políticos y la prensa van a tener a quién culpar del descalabro de la Caja que esta decisión conlleva.

Desde hace mucho tiempo se viene advirtiendo lo que es la llamada “fuga de especialistas”, sin embargo, las autoridades han hecho caso omiso y más bien parece impulsar esta decisión y querer que los médicos se vayan. Debe entenderse que cualquier médico que se traiga del extranjero entraría a ganar con salario global, porque así lo dicta la ley, y ese salario es precisamente lo que los médicos costarricenses están peleando porque se les pague a ellos, porque en este momento están por debajo del mismo.

Hay que entender que en Costa Rica no existe déficit de especialistas. El principal problema es que la institución no los retiene. Nunca se han interesado en retenerlos porque nunca hubo el verdadero interés ni la necesidad. Desde hace varios años, cuando inició la salida de unos cuantos especialistas, la Caja empezó a buscar la forma de “obligarlos” a quedarse bajo el lema de una “deuda social” al país, ya que tuvieron como privilegio estudiar en un sistema de salud gubernamental, sin embargo, nunca se buscó incentivar la modernización ni las mejoras en un sistema autoritario con normas y reglamentos de hace más de 50 años.

El médico siempre ha tenido una responsabilidad social, pero esa responsabilidad no está por encima de los principios, valores y calidad de vida de cada persona. Primero se intentó retenerlos, obligándolos a firmar por deudas millonarias a la Caja, luego con contratos de “Retribución Social” sumados a deducciones obligatorias mensuales del salario y al final se agregó un Servicio Social obligatorio, y aun así, los médicos preferían pagar y perder mucho dinero y seguían renunciando, porque lo que nunca entendieron las autoridades, es que nadie se queda obligado y más bien cuando se obliga lo que genera es hartar y alejar a las personas. Nunca se ha querido, ni se ha intentado, cambiar el modelo autoritario e inflexible que existe para sus trabajadores. No existe ningún trabajador en el mundo que se quede en un lugar, cuando en otro trabajo se ofrece un mejor ambiente, mejor salario y mejores condiciones.

Al final el que va a perder es el país, porque los estándares en salud van a ir decayendo, el que pueda pagar se atenderá por privado y el que no, se atenderá en centros que cuenten con los servicios mínimos de atención.

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