Si usted o alguien que conoce está experimentando pensamientos suicidas o atravesando una crisis emocional, no dude en buscar ayuda profesional. En Costa Rica puede comunicarse con el Sistema de Emergencias al 9-1-1 o con la línea AQUÍ ESTOY del Colegio de Profesionales en Psicología llamando al 800-AQESTOY (800-2737869). Asimismo, puede revisar esta guía de servicios accesibles para el cuidado de la salud mental.

Problemas familiares, presiones sociales y consumo de sustancias son las principales causas de ideación suicida.

Un estudio realizado en el área de salud Santa Bárbara y en los hospitales San Carlos y Max Terán Valls de Quepos reveló múltiples factores que impactan la salud mental de adolescentes y elevan el riesgo de ideación suicida.

Tras encuestar a 415 estudiantes de secundaria, de entre 12 y 19 años, el informe concluyó que la falta de comunicación familiar, el consumo de sustancias, el acoso escolar y la presión académica son factores críticos que afectan la salud emocional de los adolescentes.

Este estudio fue complementado con 21 grupos focales, en los que participaron 172 adultos que tienen contacto regular con jóvenes, como docentes, entrenadores y personal de salud, para triangular la información y obtener una visión más completa.

Dato D+: La investigación fue de carácter descriptivo y se enfocó en la población del Área de Salud de Santa Bárbara de Heredia, el Hospital San Carlos y el Hospital Dr. Max Terán Valls. Los resultados no son generalizables a toda la población joven costarricense, pero el estudio contribuye a comprender mejor las posibles causas relacionadas con el aumento de la conducta suicida en estudiantes de secundaria.

Melissa Bérenzon Quirós, promotora de salud en Santa Bárbara de Heredia e investigadora principal, señaló que el objetivo de difundir los resultados es visibilizar la información para unificar esfuerzos y mejorar la respuesta que estamos dándole a este problema de salud pública a nivel nacional. Añadió que el estudio busca direccionar acciones desde distintas instituciones, como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y el Ministerio de Educación Pública (MEP), para abordar de manera integral esta problemática en la juventud costarricense.

El estudio identificó que la falta de comunicación en el hogar es un factor determinante que influye en la salud mental de los adolescentes. Muchos jóvenes encuestados señalaron una desconexión emocional con sus padres, principalmente debido a compromisos laborales que dificultan el apoyo familiar y afectan la relación padres-hijos.

El consumo de sustancias también figura entre los riesgos más altos. Los adolescentes reportaron consumir alcohol, vapeadores, marihuana y cigarrillos, lo que representa un riesgo físico, mental y social, de acuerdo con el estudio. A esto se suma la ausencia de actividades recreativas en las zonas evaluadas, donde la falta de espacios adecuados para el esparcimiento provoca altos niveles de ansiedad y estrés en los adolescentes.

El estudio también destaca la influencia de las redes sociales y el acoso. Según los datos recabados, el bullying y el ciberbullying, especialmente en plataformas como Instagram, afectan significativamente a los estudiantes, en particular a quienes se identifican con comunidades o identidades minoritarias. Los adolescentes reportaron que la exposición en redes genera estrés, además de un incremento en la adopción de prácticas sexuales de riesgo debido a la presión social.

En términos de identidad y orientación sexual, un 10% de los jóvenes encuestados se identifican como bisexuales, homosexuales o pansexuales. No obstante, muchos enfrentan rechazo familiar, especialmente en entornos religiosos, lo cual intensifica el riesgo de sufrir depresión y problemas de identidad.

El uso de dispositivos electrónicos y la falta de habilidades de comunicación fueron también mencionados como factores asociados. Cerca de un 18% de los adolescentes señaló que el uso excesivo de aparatos electrónicos les provoca insomnio y otros problemas de sueño. Además, se observó que las habilidades comunicativas entre pares han disminuido desde la pandemia, causando ansiedad social y comportamientos agresivos en algunos casos.

En cuanto al mal manejo de emociones, se encontró un aumento en las prácticas de autolesión. Los jóvenes afirmaron sentirse tristes, ansiosos y frustrados de manera frecuente, sin saber cómo gestionar estas emociones.

La presión académica también afecta la autoestima de los estudiantes. Muchos reportaron sentir un fuerte peso por lograr buenas calificaciones, y aquellos que tienen dificultades en sus estudios se ven impactados en su autopercepción, especialmente si no se sienten cómodos con los métodos de enseñanza actuales.

Por otro lado, algunos adolescentes enfrentan situaciones de riesgo extremo como explotación sexual y exposición al tráfico de drogas, a veces alentados por sus propias familias para obtener recursos económicos. Estas experiencias, además de aumentar el riesgo de problemas de salud mental, exponen a los jóvenes a múltiples riesgos físicos y sociales.

El estudio detectó también que el manejo del duelo es una dificultad recurrente. Un número significativo de encuestados mencionó que la pérdida de un ser querido, en particular por suicidio, afecta gravemente su capacidad para desenvolverse de forma adecuada en su entorno diario.

Según Fanny Karina Picado Arce, enfermera de salud mental del hospital Max Terán, este estudio aporta una visión más profunda sobre los factores de riesgo para la conducta suicida en adolescentes. Los pensamientos suicidas son una problemática muy estigmatizada hoy en día, afirmó, añadiendo que la investigación permite comprender mejor los desafíos de autoestima, relaciones entre pares y la sexualidad temprana.

Lisseth Quesada Quesada, trabajadora social del Equipo Interdisciplinario de Salud y Atención de Adicciones del hospital San Carlos, explicó que el problema de la conducta suicida en jóvenes es multifactorial y, debido a esto, es necesario contar con datos específicos de cada zona para adaptar las estrategias de prevención. Agregó que el suicidio en adolescentes continúa siendo un tabú y el recurso humano para la atención y seguimiento integral es insuficiente. Quesada espera que este estudio motive a las autoridades a asignar personal de salud necesario en los tres niveles de atención.

Este proyecto se originó en 2018, cuando el Equipo Interinstitucional Promoviendo Salud Santa Bárbara comenzó a notar un aumento en los estudiantes con ideación suicida. En 2019, el grupo trabajó junto con el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (CENDEISSS) para articular un estudio conjunto entre los hospitales de San Carlos y Quepos, con el fin de comprender mejor la problemática y desarrollar un manual sobre habilidades para la vida y prevención del suicidio.

La investigación fue un esfuerzo colaborativo entre 12 profesionales de diversas disciplinas, incluyendo nutrición, psicología, salud mental y trabajo social. El Comité Ético Científico de la CCSS aprobó el estudio en julio de 2022 y el MEP apoyó la iniciativa, facilitando el acceso a los colegios seleccionados.