Este proyecto se realiza en 26 comunidades rurales y urbanas para combatir la violencia de género.

Una nota del diario digital Confidencial narra las historias de diversas mujeres que se han unido a tejer redes de apoyo con el propósito de sostenerse colectivamente y con ello, desafiar la violencia machista que les rodea. Hace 15 años, una mujer migrante nicaragüense tuvo la idea de crear “Tardes de Café”. Posteriormente, el Centro de Derechos Sociales del Inmigrante (Cenderos) se comprometió a colaborarle a las mujeres que pertenecían a esta iniciativa por medio del acompañamiento en procesos de denuncia y recuperación por violencia.

Primero, introducen a “Laura” (identidad protegida), cuya historia también enternece el corazón al pasar de víctima a promotora de Cenderos. Laura migró de Nicaragua a Costa Rica y llegó a Upala en busca en mejores oportunidades. A sus dos años de residir en el país, inició una relación con el hombre que se convirtió en el papá de su hija; vínculo que se tornó abusivo.

Laura reconoció que se encontraba en una situación de violencia doméstica a raíz de las capacitaciones sobre emprendimiento y asesoría migratoria que impartía Cenderos. Asimismo, compartió que oír las experiencias de otras mujeres le abrió los ojos. Ella acotó:

Mi obstáculo más grande fue estar sin documentos (migratorios), viviendo en una casa que no era mía y sin tener trabajo porque cuidaba a mi hija”.

A pesar de lo vivido, Laura logró romper el círculo vicioso de violencia en el que se encontraba gracias al apoyo de las mujeres de “Tardes de Café”. En la actualidad, trabaja con Cenderos retribuyendo todo el soporte y cariño que recibió.

Seguidamente introducen a María Ortega, que cuando facilita los encuentros en el Salón Comunal de La Victoria les recuerda a todas que “Tardes de Café” es un espacio seguro, libre y sin juicio, en el cual todas se apoyan, piden ayuda o buscan una solución. Ella también huyó de Nicaragua a raíz de la violencia ejercida por su esposo. Precisamente fue Laura la que invitó a María a las “Tardes de Café”. Al principio María temía asistir, sin embargo, ella aclara que con el tiempo:

Aprendí a valorarme, a reconocer que tengo derechos y a verme como una mujer trabajadora e independiente de mi pareja”.

María y algunas de las mujeres que integran “Tardes de Café” en La Victoria, Upala. Foto: Ximena Castilblanco / Confidencial.

Por otro lado, mencionan a otras mujeres como “Thelma” (identidad protegida) y Virginia Mairena, las cuales forman parte de esta red cuyo alcance va más allá de Upala, ya que también se reúnen en cuatro comunidades de Los Chiles y en siete barrios de San José. En San José las llaman "Tardes de Wabul", y las organizan mujeres miskitas de Nicaragua, según añaden en la nota.

Tanto en Costa Rica como en Nicaragua hay mujeres como Laura, María, Thelma y Virgina, cuyas luchas inspiran a otras y les dan la fuerza necesaria para combatir la violencia de género. Nunca una mujer será responsable de la violencia que le ejercen, el único culpable siempre será el agresor. 

En la conclusión de la nota, se incluye un panorama del incremento de violencia de género en Costa Rica que evidencia que este tipo de iniciativas deben seguir fortaleciéndose no solo desde la sociedad civil, sino también desde la institucionalidad. “Tardes de Café” ha sido apoyada no solo por Cenderos, sino también por el Poder Judicial, la Municipalidad de Upala, el Instituto Nacional de Mujeres (INAMU) y algunos centros de salud locales.

Foto: Confidencial.

Esta nota fue producto del trabajo de Nicas Migrantes de Confidencial con el apoyo de La Sala, Mujeres en la Redacción.