El gráfico abajo muestra la evolución de las fuentes de financiamiento externo para todos los países en desarrollo entre 2012 y 2022, de acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Los flujos de IED siguen siendo la fuente más importante de financiamiento externo para las economías en desarrollo en comparación con otros flujos de capital transfronterizos. En segundo lugar, están las crecientes remesas que connacionales envían a sus países de origen. También existe la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Se trata de asistencia financiera o técnica con la que un gobierno o las agencias de ejecución de un gobierno contribuyen al desarrollo económico y social de los países en desarrollo, así como a mejorar el bienestar público y estabilizar los medios de vida de las personas. Por último, los países también se financian con la emisión de bonos de deuda externa.

Se calcula que la llegada de remesas a América Latina y el Caribe aumentó un 8% en 2023 y alcanzó los $156.000 millones. De ese monto más de $42,600 millones llegaron a los países de América Central. La fortaleza del mercado laboral en Estados Unidos repercutió positivamente en los flujos de remesas. Se prevé que las remesas hacia México, el mayor receptor de América Latina y el Caribe, aumenten un 9,7%. El crecimiento de las remesas se estima en un 45% en Nicaragua, un 9% en Guatemala y un 7,5% en Colombia. El costo promedio de enviar $200 a la región fue del 6,1 % en el segundo semestre de 2023. Se prevé que el crecimiento de las remesas de América Latina y el Caribe se desacelerará a un 4,4% en 2024.

En América Central el mayor receptor de remesas fue Guatemala con cerca de la mitad de los flujos entrantes. Costa Rica y Panamá recibieron cada uno cerca del 1% del total en el 2023.

Los flujos entrantes de IED en América Central ascendieron a $10.555 millones en 2023 con un crecimiento de 6,6% con respecto al 2022. Costa Rica lideró la recepción de estos flujos con el 37% del total. Los flujos de IED representaron cerca del 25% de los flujos de las remesas. Este singular hecho evidencia que existen diferencias en los modelos de desarrollo económico de los países de la región.

Las diferencias se hacen evidentes cuando se analizan la importancia de los flujos de IED y de remesas por cada país de la región. El dinero enviado por inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos a sus familiares ha subido a niveles récord y representa un cuarto del PIB combinado de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Nicaragua lidera la recepción de estos flujos agregados con casi un 34% del PIB, de los cuales el 79% son remesas. Los envíos en estos cuatro países de la región superan incluso los montos captados en inversión extranjera, turismo o exportaciones. Son un factor clave para potenciar el comercio y el consumo en naciones con altos índices de pobreza. Son el salvavidas para muchas familias de la región. En cambio, Costa Rica y Panamá solo recibieron un promedio agregado de un poco más del 4% de sus respectivos PIB de los cuales en promedio el 82,6% correspondió a inversión extranjera directa.

Los países de la región norte de América Central tienen un comportamiento similar en donde las remesas son de vital importancia y los países de la región sur de América Central dependen fuertemente de la inversión extranjera directa la cual crea empleos directos e indirectos para la población de cada unos de esos países. No es de extrañar que Costa Rica y Panamá lideran el PIB per cápita y la productividad laboral de la región. Modelos de desarrollo distintos requieren distintos enfoques y políticas gubernamentales y ello hace más difícil la integración económica de América Central como un todo.

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