BCCR estima que la inflación general y la subyacente retornarían al rango de tolerancia alrededor hasta el primer trimestre del 2025.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) presentó su Informe de Política Monetaria (IPM) correspondiente a julio del 2024. En este informe, dado a conocer este miércoles por el presidente de la Junta Directiva del BCCR, Roger Madrigal López, se revisó al alza la proyección del crecimiento de la producción, para ubicarla en 4% de crecimiento interanual del producto interno bruto (PIB) tanto para el 2024, como para el 2025, lo que significa un aumento de 0,2 puntos porcentuales (p.p.) en relación con la estimado en abril anterior.
Desde el Central detallaron que el crecimiento de la economía costarricense en el bienio 2024-2025 estaría impulsado, en el primer año, tanto por la demanda externa como la interna y, en el segundo, principalmente por la demanda interna.
Adicionalmente, el BCCR mantuvo la estimación de que la inflación general y la subyacente retornarían al rango de tolerancia (3%, ±1 p.p.) hasta el primer trimestre del 2025. Al cierre del primer semestre de la variación de precios, medida con el Índice de Precios al Consumidor (IPC), acumulaba 14 meses consecutivos fuera del rango meta del BCCR.
El BCCR añadió que, para el periodo 2024-2025 el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ubicaría, en promedio anual, en 2% del PIB, cifra superior al resultado del 2023 y a lo previsto en el informe de abril.
Además, durante ese periodo de tiempo el país tendrá un ingreso de ahorro externo neto de 2,6% del PIB (en promedio anual), que, si bien es inferior al del año anterior, permitiría ubicar la razón de activos de reserva a PIB en 14,5%, en promedio, y mantener su nivel dentro del rango considerado como adecuado por el BCCR.
Adicionalmente, el Central destacó que el Ministerio de Hacienda proyecta un escenario menos favorable para las finanzas públicas en comparación con el 2023, lo que se traducirá en un menor superávit primario en ambos años. El superávit primario para el 2023 fue de 1,6% del PIB, y el déficit financiero fue de 3,3% del PIB.
Dato D+: El resultado primario equivale a los ingresos menos gastos, excluyendo el pago de intereses de la deuda. El resultado financiero equivale a los ingresos menos los gastos totales. Cuando los ingresos son mayores que los gastos hay un superávit, mientras que cuando los gastos superan los ingresos hay un déficit.
Sobre la trayectoria de la deuda del Gobierno Central con respecto al PIB, la estimación del Banco Central es que esta continue a la baja y, estiman que será hasta el 2025 en que esta se logre ubicar por debajo de 60%. Siempre y cuando la colocación de eurobonos, prevista originalmente para el 2024 y 2025, se atrase un año, tal y como solicitó el ministerio de Hacienda en un reciente proyecto de ley.
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Cuando la relación deuda-PIB cierre un año por debajo del 60%, el presupuesto nacional, dos años después, tendrá una aplicación más laxa de la regla fiscal, que permitiría:
- Excluir el gasto de capital del límite de la regla fiscal.
- Aplicar ajustes por costo de vida al salario de las personas funcionarias públicas.
- Realizar ajustes a las pensiones por encima del ajuste por costo de vida.
- Aumentar el límite para fijar el crecimiento del Presupuesto Nacional del 60% del promedio de crecimiento de los 4 años anteriores a un 75% de ese promedio.
Adicionalmente, en el informe el Banco Central defendió su decisión de mantener la Tasa de Política Monetaria en un 4,75%, donde se ubica desde el pasado 26 de abril, y representa una reducción de tan solo 125 puntos base en todo lo que llevamos del año.
Desde el Central aseguraron que esa decisión se sustentó “en el análisis del comportamiento reciente de la inflación, externa e interna, de la trayectoria de los pronósticos de inflación y de sus determinantes macroeconómicos, así como de la valoración de los riesgos que condicionarían la proyección de inflación”. Y añadieron:
La junta consideró que, dado el rezago con que actúa la política monetaria, era necesario dar un tiempo prudencial para que se traslade la reducción acumulada en la TPM al resto de tasas de interés del sistema financiero, en especial a las tasas de interés activas”.
La Tasa de Política Monetaria es la tasa de interés que el Banco Central usa como referencia cuando inyecta o recoge recursos en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL). Se trata del principal instrumento de política monetaria que tiene el Central en su esquema de metas de inflación, y es el que define el corredor de tasas de crédito y depósitos que tiene la institución.
Cuando los bancos piden préstamos al Central, una rebaja en la TPM hace que los bancos tengan que pagar menos por recibir recursos del Banco Central, y por ende trasladan esa reducción a las tasas que cobran a los préstamos de sus clientes.
Mientras que, cuando hay exceso de liquidez y se da una rebaja en la TPM los bancos que colocan recursos a un día en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL) reciben menos intereses por esos dineros, lo que incentiva que traten de colocar más recursos en créditos y préstamos y bajen sus tasas de interés para este fin.
De este modo, con una TPM más alta es más caro para las personas adquirir préstamos, desistirán de hacerlo y sus bancos también dejarán de pedirle recursos al Central, limitando la circulación de dinero y por ende la inflación. Los ajustes en la TPM suelen verse reflejados en la Tasa Básica Pasiva unos seis meses después de aplicados.
Desde el BCCR aseguraron que las acciones de política monetaria valoran, también, las condiciones de liquidez de corto plazo. En el 2024 el sistema financiero nacional ha mantenido una situación holgada de liquidez, aunque de mayo a la fecha disminuyó con respecto a lo observado previamente. Los superávits de liquidez han estado contenidos en instrumentos de captación del BCCR, con una concentración en el muy corto plazo.
Los excesos monetarios, observados desde el año anterior, se han originado, en buena medida, en el efecto monetario asociado a la adquisición de divisas por parte del BCCR, compras que se han dado en un contexto de un mercado privado de cambios superavitario, aunque en forma más moderada a partir del segundo trimestre del presente año.
Como resultado de esa moderación, al 31 de julio el tipo de cambio fue similar al registrado al término del 2023. La depreciación de los últimos tres meses compensó la apreciación observada en los primeros cuatro meses del año.
Según los datos del Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) el tipo de cambio promedio llegó a su valor más alto este año el 7 de junio, cuando se ubicó en 535,02 colones por dólar, al 31 de julio el tipo de cambio promedio fue de 523,84 colones por dólar, lo que representa una reducción de 11,18 colones (-2,08%) en ese periodo de tiempo.
El Central añadió que la disponibilidad de divisas le ha permitido participar de manera activa en el mercado cambiario como demandante neto, para atender los requerimientos del Sector Público no Bancario (SPNB) y fortalecer su posición de reservas.
El BCCR recordó que las proyecciones presentadas en el informe están sujetas a riesgos que, de materializarse, podrían desviar la inflación hacia arriba (riesgos al alza) o hacia abajo (riesgos a la baja) con respecto al valor central estimado en el informe. Esos riesgos incluyen la situación geopolítica internacional, crecimientos de socios comerciales menores a lo previsto, y un traspaso de los ajustes de la TPM a las tasas de interés activas más lento de lo que señala la evidencia histórica para Costa Rica.